Breve historia y descripción de las ETS

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Breve historia y descripción de las ETS

Foto: gentileza elsindromedesquilo.blogspot.com

Facultad de Ciencias Médicas

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Luis Francisco Leiva, becario de Prensa de la Facultad de Ciencias Médicas

Publicado el 11 DE NOVIEMBRE DE 2015

A lo largo de la historia, el hombre ha tratado de encontrar placer y bienestar biológico, psicológico y social por diversos medios, lo cual incluye la posesión de bienes y servicios, las amistades, los hábitos, la comida, el amor y la sexualidad, entre otros. El papel de la sexualidad en la obtención de placer, en particular, se ve reflejado en diferentes culturas, experiencias y teorías a través de múltiples expresiones. Vale recordar, a modo de ejemplos, los diversos libros hindúes sobre el sexo y sus posiciones, los templos erigidos en devoción al coito, Sigmund Freud y sus teorías relacionadas, entre otros. Muchas expresiones culturales de diversas civilizaciones han dejado al descubierto la centralidad del sexo y la preocupación del ser humano por alcanzar el máximo placer sexual.

De la mano de este pilar de nuestra evolución, caminando a la par, las enfermedades de transmisión sexual han acompañado desde siempre a esta cualidad humana y han constituido uno de los primeros problemas de salud pública que se conocen.

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) –término preferido por la Organización Mundial de la Salud–, o enfermedades de transmisión sexual (ETS), son conocidas desde épocas muy remotas. Se presume inclusive que ya Hipócrates podría haber realizado la descripción de una de ellas a lo largo de su vida, como es el caso de la sífilis. Las más conocidas a lo largo de la historia han sido esta última y la gonorrea, enfermedades que desde la Edad Media hasta hace relativamente poco han generado elevadas tasas de morbilidad y mortalidad. Clásicamente se las ha denominado bajo el término de enfermedades venéreas, apelativo que deriva de la palabra Venus, en referencia a la diosa mitológica del amor, la belleza y la fertilidad.

Es muy difícil establecer con precisión la incidencia y la prevalencia histórica de las ITS, debido a que muchas de ellas cursan asintomáticas, pueden tener resolución espontánea o manifestarse en etapas avanzadas. Es decir, el número de personas infectadas es mucho mayor que el que históricamente reflejan los registros de salud.

Antes del advenimiento del remedio moderno, la falta de conciencia por parte de las sociedades antiguas llevó a una dispersión exponencial de estas infecciones. Se dice que la sífilis fue extendida a América y Oceanía por los diversos viajes de exploradores europeos como Cristóbal Colón.

En el siglo XVIII y XIX, el mercurio, el arsénico y el azufre eran los fármacos que se usaban para tratar las enfermedades venéreas. El empleo de estas sustancias dio lugar a serios efectos secundarios, con un epílogo trágico en el que muchas personas encontraban la muerte por envenenamiento. El ingenio popular de la época acuñó una frase que resumía satíricamente las consecuencias del placer sexual negligente y de la sustancia que se aplicaba para dar remedio: “Una noche con Venus, toda la vida con Mercurio”. Fue recién a comienzos del siglo XX cuando surgieron los primeros tratamientos efectivos.

Debido al estigma social que estas patologías producían, muchos enfermos se negaban a buscar ayuda sanitaria y continuaban dispersándolas entre sus ocasionales parejas sexuales. Esto provocó que, posteriormente, muchas clínicas tomaran como parte de un protocolo operativo el rastrear a los probables compañeros sexuales de los infectados para prevenir la extensión al resto de la población.

Se sabe que con el surgimiento de los antibióticos y, en las últimas décadas como respuesta ante la aparición del SIDA, con el incremento del uso del preservativo, muchas de estas patologías –en especial, la sífilis y la gonorrea– han reducido su incidencia. Pero, con el correr del tiempo, esta reducción ha demostrado ser transitoria. Muchas son las causas, todas bastante relacionadas con la disminución de las prevenciones sanitarias. El auge de las pastillas anticonceptivas y el mayor y mejor tratamiento de la infección por VIH ha ocasionado la relajación de prácticas seguras en materia sexual, con el consecuente incremento de ITS, incluyendo nuevos casos de HIV/SIDA, sífilis, gonorrea, clamidia y el herpes genital, entre otras.

Como se observa, estas patologías han sido un producto de la conducta sexual de las personas y seguirán existiendo en tanto no se tomen precauciones a la hora de mantener relaciones sexuales. Si bien muchas de estas enfermedades son hoy tratables, es fundamental realizar su prevención para evitar contraerlas y diseminarlas, por lo que se recomienda permanentemente el uso de preservativos desde el comienzo hasta el fin del acto sexual.

 

Luis Francisco Leiva, becario de Prensa de la Facultad de Ciencias Médicas 

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