Búsqueda de identidad biológica: cinco historias de encuentros en Mendoza

La provincia tiene un programa oficial para quienes dudan de su origen o buscan a familiares. Este año ya hubo 16 encuentros, pero hay cerca de 200 casos en análisis. Te contamos cómo funciona el sistema.

Búsqueda de identidad biológica: cinco historias de encuentros en Mendoza

Hubo "match" y hubo reencuentro. Foto: Prensa Gobierno de Mendoza

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Unidiversidad

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Publicado el 17 DE JULIO DE 2025

Hay mujeres y varones que buscan saber quiénes son sus padres biológicos. Hay padres que rastrean a hijos y hay madres que buscan a sus bebés que fueron apropiados de manera ilegal. Hay miles de historias llenas de grises, pero en Mendoza se avanzó con una ley que ayuda a echar luz a esa búsqueda, que brinda un marco legal y que, en definitiva, genera encuentros. Hoy, el Programa de Identidad Biológica está en pleno funcionamiento y, en este 2025, ya se han generado 16 reencuentros. Repasamos cinco de ellos, cuyos protagonistas accedieron a contar sus vivencias.

“El programa busca garantizar el derecho a la identidad y reparar una deuda histórica. No solo se trata de identificar coincidencias genéticas, sino de acompañar a las personas que buscan y también a quienes son encontrados”, dijo Alejandro Verón, director de Derechos Humanos, el organismo del Ministerio de Gobierno, Infraestructura y Desarrollo Territorial que vehiculiza las búsquedas.

La búsqueda de Ariel

Ariel García es comerciante y árbitro de fútbol de salón, y tiene 46 años. Vive en Maipú, donde también vive —y esto lo supo hace poco— su padre biológico, Daniel Muñoz. El reencuentro entre ambos fue el número dieciséis que logró concretar el Programa de Identidad Biológica en lo que va de 2025. Sin embargo, detrás de ese número hay una historia de más de tres décadas y una mochila llena de preguntas.

“Las dudas me empezaron a los 12 años —dice Ariel—. No me veía parecido a nadie de mi familia, ni físicamente ni en las actitudes. Cuando tuve 17, vi una publicidad en la tele que decía: 'Si tenés dudas sobre tu identidad, acercate a Abuelas de Plaza de Mayo'. Y eso hice. Me fui solo a Buenos Aires, en colectivo, con una mochila y muchas preguntas. Dejé una muestra de sangre en el Hospital Durand. Y me volví esa misma noche. Todo en un día”.

Durante años, la respuesta fue siempre la misma: “Todavía no hay coincidencias”. Hasta que un día, alguien del Banco de Datos le dijo: “No llames más. Si aparece algo, te vamos a avisar”. “Ese día —recuerda Ariel— sentí que se me venía el mundo abajo. Pero no me rendí”.

Más tarde se cruzó con el Colectivo Mendoza por la Verdad. Patricia Giménez y Guadalupe Álvarez lo ayudaron a seguir. “Guadalupe me dijo: 'Cada búsqueda tiene su tiempo'. Y fue así”. En 2018, Ariel dejó su muestra en el Banco Provincial de Huellas Genéticas y en junio de este año llegó el llamado. “El encuentro fue el 10 de julio, uno de los días más felices de mi vida. No solo conocí a mi padre: conocí a cinco hermanos y a un abuelo de 97 años”.

El hallazgo de Daniel

Daniel Galdame nació en San Martín en 1967. Creció en una familia que lo contuvo. Recién en 2010, con sus padres adoptivos ya mayores, supo que era adoptado. Entonces comenzó una búsqueda tenaz. Como buen expolicía, investigó, cruzó datos, consultó actas de nacimiento, preguntó en clínicas, en pueblos, en archivos: “Yo no me iba a quedar con la duda”.

En 2024 dejó su muestra genética en el Programa de Identidad Biológica, y el cruce llegó. Su padre biológico, José María, ya estaba registrado. Daniel no quiso esperar: “Yo no iba a quedarme para un acto oficial. Le dije a Derechos Humanos: 'Es mi papá, y yo lo quiero conocer ya'”.

Desde el reencuentro, la vida le cambió. “Antes no tenía a quién mandarle un mensaje. Ahora tengo cinco hermanos. Todos los días hablamos. Un día cae uno con tortitas. Otro, con vino. Otro, con ganas de un asado”. Daniel ya se hizo estampar en la gorra una foto con su padre y piensa plotear su camioneta con una huella dactilar gigante y un número de contacto: “Para que otros también se animen. Para que pregunten. Para que sepan que esto existe”.

El reencuentro de Malena

Desde muy joven, Malena quiso saber. Sus padres adoptivos le contaron lo poco que tenían para decirle: que su madre no había podido criarla, que una vecina la llevó al juzgado y que la adopción se concretó después de una denuncia. “Yo pensaba que era hija única, hasta que descubrí que tenía tres hermanos más”.

El día del reencuentro fue, en palabras de Malena, uno de los más especiales de su vida”. Esperaba encontrarse solo con uno de los hermanos, pero llegaron los tres. “Nos abrazamos sin conocernos. Fue algo profundo, real. Sentimos esa conexión de hermanos que no se explica”.

Hoy mantiene el vínculo con ellos. Se visitan, comparten charlas, se buscan. “Tuve miedo, claro, pero el corazón me decía otra cosa. Y no se equivocó”.

En Mendoza hay centenas de casos de búsqueda de personas. Foto: Prensa Mendoza

La sorpresa de José

José María Robledo, el padre biológico de Daniel, tenía 80 años al momento del encuentro. Su testimonio es breve pero conmovedor. “A mí me dijeron que mi hijo había muerto. Me mintieron. Y así pasaron los años. A los 57, él me encuentra a mí. Él hizo todo. Yo solo estaba en mi casa cuando un día me tocan la puerta y me preguntan si tenía un hijo. Todo volvió a mi mente”, cuenta desde su casa en La Paz, Mendoza.

José habla de Dios. De caminos misteriosos. De tiempo perdido. Pero, sobre todo, habla de gratitud. “Fue un encuentro hermoso, hermoso, hermoso. Lloramos. Nos abrazamos. Ahora compartimos cosas. Y yo, a mis 80 años, tengo la alegría inmensa de haberlo encontrado. No se puede volver atrás, pero se puede seguir hasta donde Dios quiera”.

La alegría de Pilar

Pilar tiene 66 años y, durante toda su vida, sintió que algo no cerraba. “Mi mamá adoptiva nunca fue afectuosa. Nunca fue a un acto escolar. Nunca una caricia”. Empezó a preguntar a los 14, pero se encontró con un pacto de silencio. Recién de adulta se animó a buscar formalmente. Se hizo un hisopado con el Colectivo Mendoza por la Verdad; después, un Family Tree. Ningún resultado cercano.

“Un día, ya resignada, me llaman de la Fiscalía. Me dicen que hay un 80 % de compatibilidad con alguien. Ahí empezó todo”, relata, emocionada, desde la provincia de San Luis, donde reside.

El hermano que apareció tenía tres hermanos más por línea materna. “La mayor no entendía cómo su mamá había podido abandonar una hija, pero me aceptaron. Y cuando me vieron, no lo podían creer. Me decían que tengo la misma cara, las mismas manos, hasta el mismo olor que mi mamá biológica”.

El reencuentro fue reciente. “El sábado pasado fui a Mendoza, a la fiesta de cumpleaños de uno de mis hermanos. Fue uno de los días más hermosos de mi vida. Perdí a mi marido. Perdí a una hija. Había perdido la alegría. Y ese día volví a reír, a cantar karaoke, a bailar”.

Una ley que facilitó el camino

En agosto de 2019, la Legislatura provincial dio sanción definitiva a la Ley 9182, que creó el Programa Provincial de Búsqueda Universal de Identidad de Origen y Biológica, destinado a brindar asistencia y contención a todas las víctimas de sustitución de identidad, cualquiera sea la fecha de su nacimiento, y/o a sus familiares.

La norma, que fue promovida en su momento por la entonces diputada María José Sanz (UCR), fue reglamentada. En este 2025, se han concretado 16 encuentros efectivos. “Acompañamos a casi doscientas personas —dijo Alejandro Verón—. Pero, más allá del número, cada historia transforma vidas”.

Las personas que tienen duda sobre su origen pueden escribir a ddhh@mendoza.gov.ar. También pueden acudir a la Dirección de Derechos Humanos, en el 5.º piso de Casa de Gobierno, Cuerpo Central. Asimismo, también pueden llamar al 2613852076 (de 8 a 13) y solicitar un turno.

Foto: Prensa Mendoza

Ayudar a buscar, una tarea colectiva

El programa de Búsqueda de Identidad Biológica fue el primero en estar vigente desde un gobierno provincial a nivel nacional, pero, en la historia reciente, son varias las organizaciones que se han formado para ayudar a las personas a hallar sus orígenes. Claro que un párrafo aparte merece el peso de las acciones que han tenido Abuelas de Plaza de Mayo y Madres de Plaza de Mayo, pero, en el caso de búsquedas por fuera de las causas de delitos de lesa humanidad ocurridas durante la última dictadura, diferentes ONG y grupos han tomado el impulso de las Madres y las Abuelas para promover lazos y puentes que generen encuentros.

Una de esas organizaciones es el Colectivo Mendoza por la Verdad, que ha sido un puente entre las y los buscadores con el programa oficial de búsqueda. Una de las personas fundadoras del colectivo fue Patricia Giménez, que desde hace más de 40 años busca a su hijo o hija, ya que el 3 de agosto de 1984 dio a luz a un bebé en el Hospital Lagomaggiore, pero, poco después, le informaron que el bebé había muerto. Sin embargo, nunca le entregaron el cuerpo ni un certificado de defunción.

Como Mendoza por la Verdad, también está la ONG Encontrarnos, que reúne a personas que fueron apropiadas y no tienen información sobre su origen biológico. Para estas organizaciones, es clave el trabajo del Laboratorio de Análisis de ADN de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCUYO, a cargo de las bioquímicas Sandra Furfuro y Jimena Cejas, que también realizan estudios para determinar vínculos biológicos de parentesco.

Fuente: Prensa Gobierno de Mendoza

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