Centenares de miles de egipcios le dan el ultimátum a Mubarak

Durante el día de hoy se realizó la “marcha del millón” convocada en medio de una semana de caos social y renovación del poder. ElBaradei, posible sustituto temporal de Mubarak, instó a la renuncia del primer mandatario a más tardar el viernes. Las potencias mundiales no ven con buenos ojos a este nuevo mandatario que el pueblo egipcio ha levantado.

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Publicado el 01 DE FEBRERO DE 2011

Centenares de miles de manifestantes se encontraban la tarde del martes en el centro de El Cairo para participar en la "marcha del millón" convocada en el octavo día de una revuelta popular que reclama la renuncia del presidente egipcio Hosni Mubarak.

Ante el éxito de la convocatoria, la oposición afirmó que "no habrá negociaciones" hasta que Mubarak, en el poder desde 1981, presente su renuncia, cerrando así la puerta a la voluntad de diálogo expresada anteriormente por el vicepresidente Omar Suleimán.

Los manifestantes, muchos de ellos con banderas egipcias, confluyeron hacia la Plaza Tahrir (Plaza de la Liberación), epicentro de la rebelión que según datos de la ONU pudo haber dejado hasta 300 muertos. En la multitud había familias enteras, con niños que jugaban a la guerra mientras sus padres coreaban una de las consignas del día: "¡Mubarak se va, nosotros nos quedamos!". Los transeúntes aplaudían al pasar delante de un maniquí que representaba al mandatario colgado, con una estrella de David en la corbata y fajos de dólares en los bolsillos.


Los militares cerraron por la mañana los accesos a la capital y otras ciudades donde fueron convocadas marchas, e impedían el paso de vehículos. Pero el ejército -uno de los pilares, junto a la policía, del régimen autoritario egipcio- dejó claro el lunes que consideraba "legítimas" las reivindicaciones del pueblo y anunció que no recurriría a la fuerza contra los manifestantes.

Una marcha similar a la de El Cairo fue convocada en Alejandría, junto al Mediterráneo, como respuesta a la decisión de las autoridades de interrumpir el tráfico ferroviario desde el lunes. Un comité de fuerzas opositoras afirmó que rechazaba cualquier negociación con el poder mientras Mubarak permaneciera en el poder. La oposición reúne a fuerzas políticas de todo cuño, desde la oposición laica a la islamista, pasando por una nebulosa de cibernautas que desencadenaron el movimiento.

El ex diplomático Mohamed ElBaradei, que se está imponiendo como uno de los referentes de esa coalición, instó a Mubarak a abandonar el poder "a más tardar el viernes", en declaraciones a la televisión Al Arabiya. Y los Hermanos Musulmanes, el grupo de oposición más influyente del país, llamaron a seguir con las manifestaciones hasta que el régimen se desplome.

Mubarak esbozó en los últimos días gestos de apertura: formó un nuevo gobierno sin las figuras que causaban más irritación popular y pidió a Suleimán entablar negociaciones inmediatas con la oposición. Pero todo eso parece haber llegado demasiado tarde, y sus adversarios decidieron no darle tregua.

El balance de víctimas de los enfrentaientos con las fuerzas de seguridad de esta semana de rebelión podría llegar a 300, muy por encima de los 125 manejados hasta ahora, según datos aún sin confirmar comunicados por la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay.

Los organizadores de las marchas también llamaron a una huelga general, en un país que de todos modos ya está paralizado, sin trenes, con los bancos y la bolsa cerrada, las gasolineras con las reservas a menudo agotadas y los cajeros automáticos vacíos. Egipto, el más poblado de los países árabes (80 millones de habitantes), es un aliado de Occidente y administra el Canal de Suez, esencial para el aprovisionamiento petrolero de los países industrializados.

Las autoridades trataron en vano de obstruir los contactos de los organizadores de las marchas con la población. El lunes, dejó de operar el último proveedor de internet, con lo cual los egipcios quedaron cortados de la red. El barril de petróleo se negocia desde el lunes por primera vez en dos años por encima de los 100 dólares el barril. La directora general de la UNESCO, Irina Bokova, hizo el martes un llamamiento para que "se proteja el patrimonio cultural en Egipto, ante  degradaciones señaladas en algunos objetos (entre ellos dos momias) de de la época faraónica del Museo de El Cairo.

La situación, para Mubarak, se hace cada vez más difícil de sostener. Durante las últimas horas se ha dado a conocer que el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, exhortó al presidente egipcio, Hosni Mubarak, a responder "sin vacilación" a la "voluntad de cambio" expresada en las masivas protestas que desde hace una semana tienen en vilo a ese país. "Escuche los gritos del pueblo y sus reivindicaciones", dijo Erdogan, en un discurso ante los diputados de su partido en la sede del parlamento, agregando que quería "hacerle una recomendación, una advertencia sincera al presidente Mubarak". "Tiene que satisfacer sin vacilaciones la voluntad de cambio que proviene del pueblo", afirmó el primer ministro turco.

Mientras se perfila el nuevo gobierno Egipcio que se abre camino entre los ciudadanos, las potencias occidentales, lejos de considerar a Mohamed ElBaradei como un hombre providencial para Egipto, se muestran escépticas frente al premio Nobel de la Paz, por considerarlo demasiado desconectado de la realidad de su país, según los expertos. Mohamed ElBaradei "es un personaje respetado, pero también un hombre muy solo que no tiene partido", señaló Denis Bauchard, un ex diplomático especialista en Medio Oriente en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI). "Lo que le falta es un apoyo popular, un respaldo tanto del ejército como de la burguesía del régimen", subrayó un diplomático occidental que solicitó el anonimato. El hombre que se presenta como adalid de la revuelta contra el presidente Hosni Mubarak no vive en Egipto, de donde partió hace unos 30 años, sino la mayor parte del tiempo en Viena.

En la capital austríaca se encuentra la sede de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), que dirigió durante 12 años, hasta noviembre de 2009. Gracias a su trabajo en la jefatura de esta agencia fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2005. "ElBaradei me parece alguien creíble (...) pero hay que saber si podrá cambiar las cosas o si será tan solo una marioneta", sostuvo Thomas Hasel, un especialista en el norte de Africa de la Universidad Libre de Berlín.

Por ahora, Mohamed ElBaradei se impuso como el portavoz de una oposición muy fragmentada, encargado por ella de negociar con el gobierno, pero no como su líder, señalan los expertos interrogados por la AFP. Se acercó a los Hermanos Musulmanes, la principal fuerza de la oposición, proscrita pero tolerada en los hechos. Aunque no es un islamista, esta connivencia preocupa a los occidentales. "Está claro que la alternativa catastrófica sería la llegada al poder de los Hermanos Musulmanes en Egipto", confió un diplomático europeo en Bruselas.

El martes, en una entrevista otorgada al diario británico The Independent, este ex diplomático de 68 años sostuvo que su objetivo no era ser jefe del Estado para reemplazar a Hosni Mubarak, de 82 años, en el poder desde hace tres décadas. Sin embargo, no excluyó la posibilidad de ocupar ese cargo temporalmente, antes de la realización de elecciones libres. Lo importante es que "sea aceptable para Estados Unidos", subrayó la especialista en Medio Oriente de Exclusive Analysis de Londres, Zaineb Al Assam. Para las autoridades estadounidenses, "es una de las voces a escuchar", declaró el 31 de enero el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley. "Tenemos amplios contactos en Egipto. Estos incluyen simultáneamente a algunos en el gobierno y numerosos actores no gubernamentales, incluyendo a miembros de la oposición", agregó.


El domingo, Mohamed ElBaradei acusó a Estados Unidos de jugar un doble juego, sugiriendo que por un lado hacía un llamado a la democracia en Egipto, mientras continuaba apoyando a Hosni Mubarak. Como jefe de la AIEA, ElBaradei hizo frente a la política norteamericana, primero respecto a Irak y luego frente a Irán.

Analía Martín

Fuente: NA