CRECIMIENTO ECONOMICO NO ES MEJORA PARA LOS DE ABAJO

El epistemólogo y docente de la UNCUYO asegura que hay contradicciones entre los últimos índices que determinan un leve crecimiento económico y la otra realidad que se palpa entre muchos trabajadores asalariados.

Sociedad

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Publicado el 04 DE AGOSTO DE 2017


Muchos niños tienen la ilusión de no crecer: mientras otros aspiran a "ser grandes", algunos guardan la esperanza de la infancia perenne, viven la expectativa de una inocencia indefinida.


                                 
 Pero no crecer, en el campo de la economía y con referencia a un país, puede ser un problema. Argentina venía creciendo, pero lentamente; y cayó en un bache en 2016, donde no sólo se estancó, sino que decreció. Mientras, también la distribución del producto fue regresiva, con lo cual el aumento de pobreza y la caída salarial fueron flagrantes.



 Este año, en algo parecen aparecer los prometidos "brotes verdes": se venden más automóviles y motocicletas. Sin embargo, en los alimentos -rubro obviamente decisivo- se sigue en caída. Sin que nadie garantice que creceremos de manera estructural y sostenida, a la vez se advierte por parte de periodistas desavisados que tal incipiente crecimiento "aún no se nota en el bolsillo de la gente". Gente que son gentes muy diversas: hay pocos bolsillos gordos donde todo va bien, muchos y crecientes bolsillos flacos donde todo va mal. Hay gentes y gentes, no existe "la gente" en general.

Entonces, se advierte que la población sigue mal, que ella no advierte síntomas del mentado crecimiento. La frase, al afirmar que "aún" no se advierte el crecimiento en el bolsillo, es equívoca. Da a entender que ahora no se ve, pero si se crece sistemáticamente, seguro que se verá. Y esto no es así.

El crecimiento no tiene por qué automáticamente llegar a ningún bolsillo, excepto el de los accionistas de las grandes empresas, sobre todo las multinacionales. No existe el derrame, todo el mundo lo sabe. Crecer, en el mejor de los casos, podría bajar en algo el desempleo: pero no implica mejoras salariales, excepto que haya una acción del Estado que exija la redistribución que el mercado -de por sí- no hace. Cuando se confía en el automatismo del mercado, el crecimiento es más ganancia para los de arriba, con igual penuria para los asalariados (que son la mayoría de la población).

Es más: si se crece, los más grandes se hacen aún más fuertes. Pueden, con ese crecimiento, imponer mejor sus condiciones a quienes no tienen más que su posición de trabajadores para disponer.  



A los trabajadores, a eso que malamente se llama "la gente" en general, lo que les interesa es el poder adquisitivo, no el crecimiento de la economía. Aún sin crecimiento, podría haber redistribución de la renta; y con crecimiento bien puede no haberla, y crecer simplemente la desigualdad social: más para los de arriba, igual o menos para los demás.

 


 Es como con la inflación: en verdad, ella no interesa al asalariado. Lo que interesa es la relación precios/salarios: puede haber inflación casi cero, como sucedió con Menem/Cavallo, y haber hambre y desocupación generalizadas. Si se congela los salarios como se hizo entonces, el bajo índice inflacionario iba de a poco minando el ya escaso salario previo de las mayorías. La tan cacareada baja de la inflación interesa mucho más al Fondo Monetario que a la población en general, que si ve con angustia el subir de los precios, es porque los sueldos ya no le alcanzan para mantener el nivel de vida previo.

El crecimiento no llega al bolsillo de la población, ni llegará a ella por sí solo. Exclusivamente gobiernos con vocación popular y decisión de intervención estatal sobre el mercado, pueden garantizar que -con crecimiento o sin él- los sectores asalariados puedan gozar de una mejor condición de vida.

 

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