¿Crisis? ¿Qué crisis?

El sociólogo Enrique Bollati aporta una nueva mirada que suma al debate surgido en torno a los problemas que se presentan en el ámbito educativo. Con su particular estilo Bollati  propone dar sistemacidad a los contenidos de la red a través de la escuela como una forma de recuperar el respeto y la atención hacia la institución educativa.

¿Crisis? ¿Qué crisis?

si

Sociedad

Unidiversidad

Enrique Bollati

Publicado el 18 DE ABRIL DE 2011

De un tiempo a esta parte se ha puesto de moda hablar de la crisis en la educación. Es innegable que, como país, como región, tenemos problemas serios en educación, pero lo que no está tan claro como pareciera es cuáles son esos problemas serios.

 He escuchado infinitas veces hablar de que “la escuela de hoy respecto a la de antes…”,  “los maestros de hoy respecto de los de antes…”, etc. A ver; propongo un ejercicio para ir centrando el tema: piensen en su mejor maestra de primaria, por ejemplo; la mejor, la ejemplar, aquella a la que casi le levantaríamos un altar; ¿la tienen? Bien, ahora pónganla frente a un 6° grado actual… ¿Cuánto dura? ¿5 minutos?

 Primera reflexión: la escuela de “antes” ni siquiera cumplió satisfactoriamente los objetivos de “antes”, y si no, veamos la cantidad de gente de “antes” que nunca fue a la escuela o que tuvo que abandonarla tempranamente.

 Primera propuesta: ¿y si nos centramos en tratar de acordar qué debe ser lo específico de la escuela y qué tan lejos estamos de eso, o qué nos falta para alcanzarlo? Lo propongo como una moción de orden, de modo que dejemos de hablar de 26 temas a la vez y corramos el riesgo de mezclar todo…

 Para aportar algo a la discusión empiezo con una reflexión y una propuesta.

 Reflexión: la escuela de “antes” –cuando yo era pibe, 40 años atrás- era el Faro del Saber, así, con mayúsculas, porque era el ÚNICO faro del saber; si querías aprender algo, más allá de lo que te pudiera enseñar la calle, era en la escuela. Obviamente, un docente se calzaba el guardapolvos blanco e inmediatamente quedaba iluminado por el aura de respeto de que la escuela misma era portadora. Padres y alumnos mirábamos a la maestra como la última y única esperanza frente a la ignorancia más supina, era casi la encarnación de la Verdad Revelada.

 Hoy los contenidos (cien veces más contenidos) andan desparramados por la red, el History, el Discovery, el Encuentro, etc. ¿Qué docente, que no sea Superman, puede competir con ese caudal de contenidos? A ver si me explico: si queremos competir con la Wikipedia en CANTIDAD de contenidos, perdimos antes de salir a la cancha. Cantidad, dije.

 Como ya la escuela no es el Faro del Saber, ni los docentes expresan la Verdad Revelada, y como seguimos insistiendo en competir con los contenidos de la Wiki, padres y alumnos tienden a mirarlos por encima del hombro. ¿Cómo se mira a un triste perdedor? Por encima del hombro, así que ni siquiera podemos quejarnos…

 Los docentes ya no gozan de ese respeto institucional que tenían cuando yo era pibe, porque era institucional, era de la escuela y no de los docentes, que lo tenían prestado. La escuela perdió ese respeto en una esquina que ya no recuerda y padres y docentes lamentamos que los docentes no sean respetados, y seguimos dando vueltas en círculo, porque ¿cómo repartir lo que no se tiene, como trasladar respeto a los docentes si la escuela ya no lo merece?

 Como esto no va a cambiar, porque ningún docente se va a aprender la Encarta de memoria, y si se la llega a aprender, para ese momento ya salieron 7 versiones más nuevas, creo que vamos a tener que apuntar a otra estrategia, porque que con la Wiki y la Encarta no alcanza, y esa también parece estar clara, ¿no? Digo; si pongo en el Google “rrebolusion de mallo”, es como que no me van a aparecer muchos resultados, ¿verdad?

 Propuesta: O primero una pregunta crucial: ¿qué tiene la escuela que NO tiene la Encarta ni el History? SIS-TE-MA-TI-CI-DAD, eso tiene. No hay ninguna forma en la red o en la tele de separar la paja del trigo (la info basura de la buena) ni de hilvanarlas de modo coherente, ¡pero la escuela SÍ tiene el método!

 Ahora sí, la propuesta: ¿y si dejamos de pelear batallas perdidas, nos centramos en aquello que sólo tiene la escuela y les enseñamos a los pibes a darle sistematicidad a los tres millones de contenidos de la red? Tendría tres ventajas fáciles de avisorar, a saber:

  1. Los pibes aprenden
  2. La escuela recupera el respeto justamente perdido
  3. Le damos utilidad a la increíble cantidad de contenidos de la red

 

¿Qué dicen?