“El futuro de la Provincia está en el agua subterránea”

Lo aseguró el director del Centro de Economía, Legislación y Administración del Agua (CELA), Armando Llop. Analizó la convocatoria de Irrigación  para otorgar permisos de agua subterránea en el Tunuyán Inferior y Malargüe. Dijo que sería interesante conocer el estudio en que se basaron para tomar esta decisión, al tiempo que planteó la posibilidad de que otros organismos participen en el comité de expertos que analizará los proyectos.

"El futuro de la Provincia está en el agua subterránea"

Gentileza de Gobierno

Sociedad

Unidiversidad

Verónica Gordillo

Publicado el 22 DE ENERO DE 2015

“El  agua subterránea sigue siendo la piedra de salvación de la Provincia, es estratégica y no se la puede tratar con liviandad, al contrario, el futuro de la Provincia está en el agua subterránea, esto es así y desgraciadamente todavía no se toma conciencia de esto”. Con estas palabras, el director del Centro de Economía, Legislación y Administración del  Agua (CELA), Armando Llop, ratificó la importancia que tiene este recurso para Mendoza, al tiempo que analizó la convocatoria que hizo el Departamento General de Irrigación (DGI) para acceder a permisos de agua subterránea en los ríos Tunuyán inferior y Malargüe, que está abierta hasta el 13 de febrero.

Llop, quien forma parte de la Red Integral para la Gestión del Agua (RIGA) de la UNCUYO, aseguró que aún no se entiende la importancia de gestionar en forma conjunta el agua superficial y subterránea, al que consideró un recurso estratégico en los períodos de crisis hídrica, una situación que se repite desde hace cinco años.

El cinco de enero, el Departamento General de Irrigación (DGI) anunció una convocatoria para acceder a permisos de agua subterránea en los ríos Tunuyán Inferior (Santa Rosa y La Paz) y Malargüe, que estará vigente hasta el 13 de febrero.

A través de la resolución 548/12, el organismo reglamentó el llamado a convocatorias públicas para el otorgamiento de permisos de perforación y concesiones de uso de agua subterránea, asegurando que el mismo se basa en los resultados sobre disponibilidad hídrica obteniendo a través de los estudios realizados.


En el comunicado oficial se destacó que uno de los principales objetivos de la normativa es resolver con criterios de igualdad y transparencia el otorgamiento de nuevos permisos de agua subterránea, basándose en estudios técnicos de medición de caudales y determinación preliminar de la demanda. 

La información también dio cuenta de que los proyectos serán evaluados por un comité conformado por especialistas de Irrigación y que los criterios que se tendrán en cuenta estarán vinculados al beneficio económico y social del proyecto, asociatividad entre productores, uso integral y eficiente del recurso hídrico y aspectos ambientales.

El director de la maestría en Gestión Integral de los Recursos Hídricos de la Facultad de Ciencias Económicas, Armando Llop, analizó las características de esta convocatoria y planteó un panorama provincial respecto de la utilización de las aguas subterráneas, así como la necesidad de gestionar en forma conjunta el agua superficial y subterránea, lo que aún –dijo- es una deuda.

El ingeniero agrónomo planteó la necesidad de conocer los estudios técnicos en los que se basó la decisión de lanzar la nueva convocatoria, así como la posibilidad de abrir a otros organismos el comité de expertos que estudiarán los proyectos. También dijo que es clave contar con un sistema de medición para determinar cuánta agua bombea cada concesionario, una tarea que se podría realizar por medio de los medidores de energía, ya que la mayoría de los pozos utilizan esta fuente para funcionar.

Uso integral

¿A qué se considera agua subterránea y dónde está alojada?

El agua subterránea es un componente natural de todas nuestras cuencas de Mendoza y en general del oeste del país. Tiene su origen con la formación de los suelos, con la formación geológica de cada una de las cuencas, generalmente está almacenada en estratos de material grueso como ripio arena, que se encuentra bajo el suelo a distancias variables. Acá en la cuenca norte de Mendoza tenemos que la profundidad a donde llegan estos materiales permeables es de hasta 800 metros, estos materiales sueltos se han producido por distintos aluviones ocurridos en el tiempo, y usted ve así como el agua que vienen por los cauces aluvionales trayendo material grueso, como arena, todo eso se va acumulando y va formando estos estratos, que están permanentemente alimentados por el agua de los ríos que los va recargando anualmente. Y esta agua se va desplazando y tiene todo un comportamiento y una forma de evolucionar conjuntamente con  el sistema superficial, es decir agua superficial y subterránea se han conformado conjuntamente en el tiempo, son estructuras que funcionan paralelamente, esto lleva a que naturalmente se piense que lo óptimo es hacer un uso conjunto de agua superficial y subterránea, porque en lugares donde difícilmente llegue el agua superficial o sea muy difícil llevarla por cualquier tipo de condición pueda extraerse agua subterránea; mientras que en otros lugares donde el agua subterránea puede ser muy costosa conviene asignar agua superficial siempre y cuando se esté cerca de la fuente de agua superficial. Ya existen trabajos que hicimos hace muchísimo tiempo en los cuales se determinó para la cuenca Norte de Mendoza cuáles son las zonas donde preferentemente se tendría que utilizar agua subterránea y cuáles son las zonas donde preferentemente se tendría que usar el agua superficial, si se siguen esas pautas se va a lograr una asignación mucho más eficiente del agua.

Usted recalcó la necesidad de gestionar el recurso hídrico con ambas fuentes y que actualmente esto no sucede 

Es así, absolutamente, al hombre le ha costado mucho conocer el agua subterránea y esto todavía no se incorpora en la gestión. Si uno analiza la evolución de la gestión del agua en la provincia de Mendoza puede ver que en un comienzo se manejó el agua básicamente con fines de riego, era agua exclusivamente superficial, nace el departamento de aguas como ente que administra, después se transforma en Departamento General de Irrigación (DGEI), y esto desgraciadamente  le da la connotación de que está básicamente desarrollada esta institución en función de la designación del agua para riego. Desafortunadamente este departamento desarrolló una cultura de trabajo sobre el agua superficial cuando después de la gran crisis de la sequía del siglo pasado entre el 68 y el 73 hubo un déficit  hídrico tan grave como el actual o peor, en ese caso se vio la necesidad de incursionar en el agua subterránea y es así que en el año 1974 se aprueba la Ley de Aguas Subterráneas, se pone en vigencia y se le da al DGI la suma del poder para su administración. Han pasado 40 años y en estos 40 años el organismo todavía no incorpora dentro de su cultura organizacional la gestión del agua subterránea y menos aún la gestión del agua superficial y subterránea, es decir el uso conjunto.

¿Cómo analiza la gestión del agua en este sentido, el proceso de concesión de los pozos?

Históricamente no habían limitaciones en la asignación del agua subterránea, sólo había que pedir un permiso, este estaba prácticamente garantido, una vez que se identificaba la existencia de agua subterránea se realizaba la perforación y se asignaba el derecho definitivo, es decir la concesión. Eso funcionó de una forma relativamente libro, con pocos controles, a pesar que ya en el DGI a fines de los 60 principios de los 70 había un equipo de aguas subterráneas muy bueno, con ingenieros muy notorios, que trabajaron mucho, incluso hicieron un censo de pozos de agua subterránea, se conocía bastante bien el recurso. Pero no había ningún tipo de limitante, porque el agua se veía en exceso. A partir de la gran sequía, donde hay una gran profusión de inversión en agua subterránea, aparecieron decenas de empresas de perforación, una demanda tremenda y en esos cinco años se establecieron prácticamente el 50 por ciento de los pozos hoy existentes. Desde el 68 al 73, en donde se dio una conjunción de tres cosas: gran sequía, gran capacidad de pago del sector agrícola y desgravación impositiva para toda inversión en zonas áridas, la conjunción de estos tres factores determinó un boom increíble que llevó a un desorden considerable. Y en función de esto sale la ley en el año 74 como un instrumento para regularizar y normalizar de alguna manera el manejo del agua subterránea y su crecimiento. 

¿Esa ley logró su objetivo o  la gestión siguió siendo desordenada?

No, el crecimiento siguió siendo desordenado en gran medida, es decir nunca hubo una política hídrica integral y no hubo asociado a esto una política de agua subterránea o de uso conjunto, desgraciadamente esto fue así, a pesar de que hubieron muchos intentos de realizar un efectivo uso conjunto aprovechando una cantidad de oportunidad del sistema, desgraciadamente todas esas iniciativas nunca se implementaron.

En los últimos años incluso hubo denuncias de concesión de pozos en forma irregular

Lo primero es que la sociedad nunca valoró el agua subterránea, hasta la época en que esto pasó a funcionar a través del mercado. No había limitaciones para entregar permisos de agua subterránea, después se pudo comprobar que había mucha discrecionalidad en sectores internos de la administración que de alguna manera lucraban o manejaban en forma no oficial los permisos o los tiempos de asignación de permisos y eso fue bastante notorio y hubo muchos intentos para corregir esto.

Nuevos permisos en el Tunuyán Inferior y Malargüe 


Ahora Irrigación anunció una nueva convocatoria para acceder a permisos de agua subterránea en los ríos Tunuyán inferior y Mal argüe. ¿Cuál es su análisis sobre esta convocatoria?

El DGI sacó la resolución 548/12 en la cual habla de una suerte de licitación de agua subterránea y establece algunas normas. En realidad lo que se logra con esto es poner de alguna manera un freno a toda nueva perforación y dejar a criterio de la autoridad hídrica el momento y el lugar donde se pueden solicitar nuevas autorizaciones. Esto está asociado en gran medida a la disponibilidad de agua subterránea, lo cual debería venir como resultado de los balances hídricos, que todavía no están terminados y por eso siempre se está trabajando sobre datos que no responden a un balance hídrico administrativamente adoptado o aceptado. El problema es que ahora, para que existan nuevas asignación de agua subterránea, la autoridad tiene que decir dónde y obviamente hay que tener una información, hay que hacer prácticamente un proyecto para cada solicitud que se tramita y hay una forma de evaluación. Se aduce que esta forma de evaluación es mejor que la anterior, porque se hace mediante un conjunto grande de gente, en realidad si uno observa la comisión de evaluación está conformada por unas once personas pero son todas autoridades del DGI.

¿Quién debería formar esa comisión según criterio?

Tendrían que tener presencia muchos otros organismos, como Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), conoce los problemas, donde hay déficit, tendría que estar el Instituto Nacional del Agua (INA)  que tiene toda una historia trabajando en esto a través de su centro de Mendoza o de San Juan, el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla) , el Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Áridas (Iadiza), la UNCUYO, es decir hay un montón de organismos que tienen relación con el territorio, que tienen información, buena formación acerca del agua, su uso y su potencialidad, necesariamente podrían aportar. Sería mucho más interesante ver una suerte de comité abierto conformado por varias instituciones con idoneidad en la temática y no solo una figura introspectiva, como este comité.

¿Por qué?

Internamente estos organismos tienden a tener una estructura muy verticalista, un autoritarismo interno, las últimas administraciones así lo han indicado. Esto implica que muchas de las personas que deciden pueden tener algún tipo de aceptación de uno u otro proyecto forzada por las autoridades, es decir el hecho de que haya un comité conformado muy grande si este es del mismo organismo, no invalida la posibilidad de sospecha con respecto a esto.

¿Hay algún otro detalle en la resolución que no sea acertado, según su visión?

Sí, en la resolución se habla de un informe técnico que aduce que existiría en la zona a desarrollarse, es decir en la zona este de la cuenca inferior del río Tunuyán que daría lugar a unos 412 hectómetros cúbicos por año, de los cuales ellos dicen que se puede llegar a aprovechar 103 en forma razonable. Sería muy importante conocer cuál es el informe técnico que da pie a estos valores porque en base a la información que humildemente conozco que existe es muy difícil llegar a este tipo de determinación de una forma tan simple y lineal, a esta cantidad de hectómetros.

Repensar el ciclo hidrológico

Usted planteó la necesidad de repensar y re cuantificar el ciclo hidrológico en  las cuencas de Mendoza, básicamente en la Norte. ¿Por qué? 

Esto es así porque toda la información sobre la que se ha estado trabajando es información que en su grueso es anterior al dique Potrerillos, y el dique causó un importante cambio estructural en el sistema que no ha sido seguido, evaluado, ni estimado, pero sí cualitativamente se conocen algunas cosas.

¿Cuáles?

Al haber una detención de sedimentos en la cuenca alta gracias al dique, hacia abajo genera una serie de impactos como mayor percolación, mayor recarga. Es público y notorio que el dique Potrerillos ha generado un impacto muy positivo en lo que hace a la margen derecha del río Mendoza, en toda la zona que va del río Mendoza hacia el sur que comprende Ugarteche,  el agua subterránea ha mejorado en calidad, esa era una zona de restricción porque siempre estaba en déficit y la calidad se estaba deteriorando. A partir del dique Potrerillos mejora la calidad, la cantidad, empieza a aflorar agua surgente nuevamente en el arroyo Carrizal, que es el que nace en esta cuenca y desemboca en el dique Carrizal, eso implica que está entrando más agua, este aumento de recarga significa que están habiendo más aportes de agua al sistema subterráneo, si esto es así esto significa que este recurso está siendo trasladado o acumulado en el sistema subterráneo. Y una cuestión notoria es la siguiente: en estos años de gran sequía, años con muy poco caudal en el río Mendoza, que es la principal recarga de la cuenca norte, tendría que haberse reducido mucho la recarga, al haber muy poca agua superficial es obvio que el bombeo ha sido muchísimo más intenso en la cuenca, eso significa que ha habido menos recargas, más extracciones, tendría que haber notorios descensos en al agua subterránea, pero esos descensos no se observan, es decir los descensos en relación a los últimos años han sido de uno o dos metros, no mucho más. Esto significa que las reglas de juego han cambiado: se dispone de más recarga, de más agua subterránea y consecuentemente menos agua superficial. En la medida que el agua superficial está tan poco y mal medida no hay una idea de cuánto es la reducción que efectivamente está ocurriendo, pero es evidente que el agua a algún lado va, si se va como agua subterránea habiendo escasez significa que la asignación de agua superficial está reducida en forma notoria y este es uno de los problemas graves que tienen todos aquellos que actualmente están regando dependiendo básicamente del agua superficial. Entonces esto es un llamado a la reflexión: es decir si hemos tenido cambios importantísimos y todavía no empezamos a incursionar en lo que hace a un manejo conjunto de agua superficial y subterránea estamos muy atrasados en la gestión, necesitamos avanzar más en esto.



¿Esa información sería también clave para hacer un plan de manejo a largo plazo?

Este es otro tema, existen modelos de agua subterránea, ya desarrollados, que describen perfectamente como es la estructura a nivel de detalle de cada una de las cuencas de la provincia, la que está más atrasada es la sur. Con estos modelos se puede saber exactamente en cada punto del sistema cuánta agua entra subterráneamente, cuánta se extrae, cuánta se está recargando, esta información está;  lo notorio es por qué este tipo de modelo que son tan buenos para conocer cómo funciona un sistema y cuantificar cuánta agua va a cada lugar no está siendo utilizada como base para estas resoluciones. Es decir, la sociedad ha invertido mucho tiempo y muchos recursos en conformar todo este conocimiento y es muy lamentable ver que el mismo no se está poniendo en uso, existe algún impedimento, básicamente el desconocimiento de la potencialidad del uso de esto.

¿Esto tiene que ver con un egocentrismo de la institución, con no mirar a otros actores?

Sí, luce como un egocentrismo, el DGI siempre tuvo una cultura organizativa muy autista, trató de satisfacerse a sí mismo, hacer las cosas por sí mismo, dependiendo lo menos posible de los demás, en otras épocas hubo muy buena armonía con otros organismos, pero es muy difícil avanzar en esto actualmente. Nosotros hace unos meses  festejamos los 40 años de la Ley de Aguas Subterráneas  y una de las reflexiones es decir cómo en estos cuarenta años hemos acumulado tanta información y no la hemos puesto en uso y el problema grave de esto es que no ponderemos esta información es un costo social tremendo, es decir es tomar decisiones sub óptimas o no las más adecuadas en función del desconocimiento que existe. Por ejemplo, esta resolución da un informe técnico en el cual sospecho que no están siendo utilizados estos modelos que podrían dar una información mucho más acabada respecto de la disponibilidad de agua bajo las condiciones actuales, de mayor recarga y de menores derrames en los ríos. Y esta es información que se podría estar perfectamente trabajando, pero desgraciadamente esto no es así, por eso sería tan interesante conocer este informe técnico.

¿Cuál es la situación respecto de la concesión de pozos en las cuencas? 

La cuenca Norte es la que está mucho más avanzada en problemas: donde primero se dieron situaciones de escasez, donde se ha dado un uso mucho más intenso, mayores problemas de contaminación, de ineficiencia, es la cuenca más sufrida y es la que por estas razones tiene la mayor cantidad de perforaciones de agua subterránea: de las 20 mil que hay en la provincia un 75 por ciento están en la cuenca norte.

¿Por eso hoy es una zona de restricción? 

Por eso se hizo primero la ley de Agua Subterráneas y esta restricción vino como una medida fija y uniforme para todas las cuencas, la famosa 548. La cuenca norte es la que tiene más problemas, la que está más comprometida y donde mejor hay que afinar la puntería en materia de gestión, donde hay que ser mucho más preciso en todo. Es la cuenca que está padeciendo la sobre explotación que se ha hecho del agua subterránea en zonas muy importantes, como consecuencia de toda esta sobre inversión, se avanzó mucho con el uso de agua subterránea en  zonas donde no tienen disponibilidad de agua superficial, como Tres Porteñas, en San Martín, donde se está observando un proceso de salinización del agua subterránea por sobre exploración, es decir hay una infraestructura de pozos tan grande, que se saca mucho más de lo que se debería sacar para la sustentabilidad del sistema, entonces el agua subterránea se está salinizando, este es un problema que está en proceso y no se le está dando solución, una de las grandes deudas que tiene la provincia en el manejo del agua superficial y subterránea, porque hay un problema de manejo integral en este caso. Si pasamos a la cuenca de Valle de Uco, Tunuyán superior es la panacea de las cuencas.

¿Por qué?

Tienen el agua más prístina, más clara, cantidad de arroyos, zona de recarga, presiones grandes en la zona baja donde está por ejemplo la ciudad de Tunuyán, que el agua surge con una presión increíble y de alta calidad. Es decir la cuenca que de lejos tiene las mejores condiciones es esta, el Tunuyán superior. Es una cuestión que obviamente los particulares se dieron cuenta a tiempo, porque esta es una zona donde más se avanzó en la explotación de aguas subterráneas en los últimos quince o veinte años.

¿Los controles fueron mejores o pasará lo mismo que en la cuenca Norte?

Hasta hace poco ha sido lo mismo que pasó en la cuenca Norte, hasta que una disposición dijo señores no se permiten más pozos en la cuenca del Tunuyán superior, una resolución que está vigente, de todas maneras hay muchos pedido en espera, de muchos agricultores que pidieron sus permisos y están esperando. Esta es una zona que ha sido muy ocupada por inversiones extranjeras, hay desarrollos turísticos y agrícolas vitivinícolas muy grandes y la cantidad de agua que se extrae es impresionante, todo este avance que ha habido del agua subterránea, por supuesto ha salido del sistema de agua superficial. Por supuesto Irrigación, como de costumbre mira sólo el agua superficial, mira por dónde van sus canales y se olvida que antes de los canales hay montones de zonas en donde existe agua subterránea de excelente calidad que es sobre la que se avanzó mucho. Toda la zona de Tupungato, los nuevos emprendimientos, la cantidad de viñedos, con riego con goteo, se pueden hacer con agua subterránea y es ahí donde empezó a mostrar su verdadero valor como recurso estratégico, entonces en el Valle de Uco todavía hay agua excelente, de buena calidad, hay que afinar la puntería.

¿Y cuál es la realidad en la margen inferior?

El Tunuyán inferior vive en un permanente conflicto con el Tunuyán superior. Primero porque es muy difícil medir la cantidad de agua que ingresa en la cuenca del Tunuyán superior porque hay una infinidad de pequeños cauces, surgentes, que van alimentando distintos canales que confluyen finalmente en los ríos, toda esa es agua que nace, recarga, es un sistema complejo que preocupa mucho a los del Tunuyán inferior, porque eso dificulta de alguna manera medir la cantidad de agua realmente disponible en el río y respetar la asignación de agua que hay para el Tunuyán superior e inferior. Los del Tunuyán inferior aducen –con bastante razón-  que en la parte superior van aumentando las demandas y esto actúa en detrimento del inferior, cosa que es real, es así. Por eso es muy importante establecer buenas mediciones, un sistema y básicamente recordar que el agua subterránea es el recurso estratégico ante situaciones de déficit de agua, intensa sequía, ante cambio climático que implica decrecimiento en el derrame de los ríos. El  agua subterránea sigue siendo la piedra de salvación de la provincia, es estratégica y no se la puede tratar con liviandad, al contrario, el futuro de la provincia está en el agua subterránea, esto es así y desgraciadamente todavía no se toma conciencia de esto.

¿Cuál es la situación de la cuenca Sur?

Se han otorgado pozos, pero muchos menor que en otras cuencas. En un trabajo que hicimos hace tiempo se demostró que en la cuenca norte de Mendoza es donde mayor respuesta de las inversiones en aguas subterráneas hay ante déficit de agua o ante condiciones de mayores ingresos, estas relaciones se dan muy débiles o prácticamente inexistentes en la cuenca sur y con mucha menos importancia. Esto es así porque realmente en el Sur todavía sobra el agua, además de que naturalmente el agua subterránea de esta  cuenca sur tiene algunos de niveles de salinidad un poco alto, pero se puede regar bien, se puede hacer un manejo fantástico.

¿Quiénes tienen un pozo bombean la cantidad de agua que quieren, existe algún control o medición al respecto?

Has puesto el dedo en un punto que es absolutamente clave y estratégico y esto es un paradigma a nivel mundial, una verdad indiscutida: sistema de agua subterránea que no se mide termina sobre explotándose, es decir mientras no se mida el agua subterránea, mientras no sea capaz de imponer restricciones a las extracciones en cantidad van a haber problemas de sobre explotación, esto es así, está en la bibliografía internacional. Por ejemplo, en Mendoza no se sabe cuánta agua usa la industria y por qué, porque básicamente la industria de base agraria y muchas otras utilizan agua subterránea y no se mide y el agua se está sacando. Es decir que  medir el agua, pasar a un cobro volumétrico, tener los balances permanentes de cuánta agua se está sacando, hasta cuándo se puede sacar, cuándo empezar a limitar y cuándo no, esa información todavía es una vieja deuda que tiene la gestión del agua. Veo en esta nueva resolución que piden que los pozos tengan medidor, esto es interesante, ahora hay que ver qué destino y qué uso se le da a esta inversión adicional que se exigen  a los regantes por colocar medidores. Existen trabajos muy viejos de intentar integrar sistemas de información, cosa que en Mendoza es difícil porque la coordinación interinstitucional parece un pecado, cuántas veces nos hemos juntado con la gente de Irrigación, de Catastro, de las empresas de energía, es decir por qué no juntamos información y por qué no buscamos una forma que es factible de hacer y se hizo en muchas oportunidades: medir la cantidad de agua que se extrae a través del consumo energético, la energía se mide, los medidores están, el grueso de las perforaciones está alimentada por energía eléctrica, es muy fácil determinar coeficientes de consumo energía extracción de agua para cada bomba, es muy fácil. Cuantas reuniones hemos tenido para tratar de avanzar en esto, por lo menos para empezar a tener esta estadística, no generemos esta información con fines confiscatorios, de imposición, simplemente para cuantificar cuánta agua estamos sacando, esto es fácil de hacer, bajo costo, no se le tiene que exigir a cada propietario poner su medidor, que además tienen sus problemas, montar un sistema de medidores significa montar un sistema de gestión de esos medidores y eso no es fácil.
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