En la frontera entre el arte y la política

En el libro "Historieta y resistencia. Arte y política en Oesterheld (1968-1978)", la última novedad editorial de EDIUNC, Laura Fernández tira abajo la imagen marginal o de obra menor de la poética surgida como herramienta pedagógica y de acción política en los 70. De la revulsiva "historieta montonera" a la inevitable tensión por el "Nestornauta".

En la frontera entre el arte y la política

Profesora y dibujante Laura Fernández. Foto Axel Lloret

Cultura

Unidiversidad

Eva Guevara

Publicado el 20 DE DICIEMBRE DE 2012

Un personaje de ficción que la juventud militante de hoy utiliza y reinterpreta, no puede ser otra cosa que materia simbólica y cultural de primer orden, pese a toda la reticencia que puedan generar su explícito uso político. Este esquema de tensión al que estamos acostumbrados, -al igual que con los prejuicios-, suele frenar el paso de buenas y creativas investigaciones. 

No es el caso de la realizada por la profesora y dibujante Laura Fernández desde 2005 en adelante. Ella no tuvo el prejuicio de mirar las llamadas “historietas montoneras” así como tampoco cesó en el intento de aportar un marco explicativo que antes no existía, no obstante ser absolutamente imprescindible.  

El trabajo de Laura Fernández se concentró en el análisis de obras que tienen un contexto muy específico: el vértigo de la radicalización política en los 70, oleada intelectual cuyo ejemplo más significativo fue el caso de Héctor Germán Oesterheld, un artista de vanguardia incorporándose a la militancia de izquierda, primero y a Montoneros, después.

Estas historietas son: El Che (Oesterheld, Alberto y Enrique Breccia, 1968), El Eternauta II (Oesterheld y Alberto Breccia, 1969), La batalla de Chacabuco (Oesterheld, Campdepadrós, De Simone y Gatti, 1970); Latinoamérica y el Imperialismo. 450 años de guerra (Oesterheld y Durañona, 1973-1974), y El Eternauta II parte (Oesterheld y Solano López, 1976-1978). Las conclusiones que extrae Laura Fernández, con el auxilio de nuevas y renovadoras perspectivas de historia social del arte, son varias y todas fascinantes, ya que sirven tanto para analizar una transición política como las tensiones que anidan en el interior de una construcción específica que es el Eternauta-obra de Héctor Germán Oesterheld. 

¿Por qué te interesaste en dichas historietas?  

Porque vi que habían quedando totalmente desmerecidas. Fueron historietas miradas como propaganda política, como con un dejo de desprecio importante. Yo las leí, y  lo que digo es que había circunstancias difíciles detrás. Oesterheld estaba en la clandestinidad cuando enviaba los guiones del Eternauta II segunda parte, sin hablar de que en el 77 a  él lo secuestran y desaparece. Así que lo que se sigue publicando hasta el 78 es lo que él había llegado a mandar antes a través de terceros, o lo dejaba él a la madrugada en la editorial, o sea, las condiciones de producción de esas historietas eran realmente duras, pese a lo cual Oesterheld producía un montón. Otro ejemplo: cuando se cerró el diario Noticias, de inmediato se dejó de publicar la Guerra de los Antartes, es decir, hubo muchos incidentes políticos que afectaron la producción y la difusión de la historieta, entonces me parece injusto que se la mida con la misma vara con que se miden las historietas que Oesterheld publicaba en Frontera. Aparte porque los contextos eran otros.  Primeramente, del 57 al 59, hay un tipo de contexto, con preocupaciones políticas, donde lo que se jerarquizaba o focalizaba tendía más a lo vanguardista y a lo renovador de la historieta, o sea, los aspectos más formales de la historieta desde el lenguaje y los temas, sin intentar un discurso político. Pero claro, en ese período, Oesterheld era antiperonista.  

¿O sea que hay un “hacerse peronista” en la base de la tensión?

Es un proceso muy apasionante, desde el punto de vista intelectual. Me parece que todo en Oesterheld es apasionante, pero esa transformación lo es particularmente. Por ahí lo comparan con Rodolfo Walsh, por esto de que ambos se hicieron militantes por las hijas; siempre hay un debate en torno a esto, aunque dudo deque conduzca a algún lado, ya que ni siquiera Elsa de Oesterheld puede afirmar una cosa así. A veces ella dice que sí, que fue a través de las hijas, de los novios de las hijas que eran militantes de Montoneros, pero lo interesante es el transcurso intelectual. Oesterheld es alguien que tiene mucho diálogo con la juventud, siendo él un hombre grande, consagrado o al menos muy leído a principios de los 70, además de muy humilde en su personalidad. Otro dato interesante son las decisiones que va tomando. Al hacer una reversión, que es la que se publica en revista Gente, quiere que sea Alberto Breccia quien lo dibuje, lo cual suscitó mucha controversia por la estética, ya que era muy experimental para lo que se acostumbraba en la historieta de la época, no era el estilo más clásico, más figurativo y naturalista de Solano López; después es Oesterheld quien busca a Solano López para el Eternauta II segunda parte, siendo que Solano no era de izquierda, más bien era conservador y se resistía a dibujar algunos episodios por cuestiones ideológicas.

Estamos bajo el signo de la agudización de la contradicción ideológica y de la lucha política. ¿Qué herramientas encontraste para abordar el tema? 

Hay desarrollos interesantes y renovadores en torno a la historia social del arte, lo que pasa es que el objeto de estudio se ha ido modificando. Cuando yo empecé con la investigación en 2005, las llamadas “historietas montoneras” estaban completamente oscurecidas por la investigación teórica, salvo algunas excepciones. Ahora se está revisando más esa relación con la militancia y otros temas tabú en torno al trabajo de Oesterheld. Por ejemplo, todo lo que hizo para Columba ha sido rescatado en una serie que se está por emitir en la TV P ública. Se llama Germán, últimas viñetas, anticipo que será una muy buena revisión de cómo fue esa relación en tensión a los efectos de la historieta y de Oesterheld, y también a los  efectos de la militancia de los 70. Creo que se empiezan, por suerte, a visibilizar aspectos que antes no estaban visibilizados.  

Como docente, ¿cómo insertarías la historieta y a Oesterheld en el aula?

Me tocó trabajar en una escuela urbano-marginal y lo que hacía era coordinar con las maestras de las otras áreas; por dar un ejemplo, el tema era las invasiones inglesas y yo ponía a los chicos a hacer una tira. Fue muy bueno, porque el que no sabe dibujar no se queda afuera, hace su aporte en la idea o en el texto, con lo cual comprobé que las historietas son una herramienta formidable. En cuanto a los alumnos más grandes, hay que pensar un poco mejor qué es lo que tiene que ver con sus intereses, pero hay muchas posibilidades. Si querés trabajar sobre Oesterheld, podés tomar historias y trabajar temas de literatura o de historia, tomar Erni Pike, por ejemplo, y entrar al tema de la Segunda Guerra Mundial desde otro relato diferente.

¿Cuál es tu opinión del Nestornauta, o del uso que hace el kirchnerismo de El Eternauta?  

Hubo muchas críticas del ámbito de la historieta, decían: "¿Cómo puede ser que usen el Eternauta para esto?". Ahora bien, yo considero que aun investigadores que no son peronistas discuten esa mirada.  Es más, reconocen que el peronismo tiene derecho a usar la imagen de Oesterheld. Coincido plenamente con eso: si uno ve la última etapa de Oesterheld en la que simpatizó con el peronismo de izquierda, no puede menos que reconocer que el kichnerismo es lo más parecido a ese peronismo, al menos desde que comenzó la democracia,  con todas las críticas que se le puedan hacer.  Además, El Eternauta II segunda parte tiene un discurso claramente vinculado a Montoneros, por lo tanto el Eternéstor o Nestornauta no es ninguna aberración, hace alusión a un vínculo además de ser una apropiación, y no es para nada un vínculo lejano, ya que el rescate con aquella  época es lo que se intenta hacer hoy. Y Néstor Kirchner fue un presidente que claramente apostó a hacer ese puente con aquella experiencia.

historieta, oesterheld, kirchnerismo ediunc,