Denunciaron extorsiones a familiares de víctimas y desaparecidos

En el día de ayer, tanto en el testimonio de Graciela Morales como de Roque Argentino Luna, se señalaron extorsiones a sus familiares. Con falsos signos de humanidad y promesas de cuidar a quines estaban detenidos por razones políticas, fuerzas armadas y/o personal policial, aseguraban que elementos de higiene, cigarrillos, entre otras provisiones, que los familiares quisieran acercarle a sus seres queridos, serían entregados. Entrega que nunca les llegó a aquellos detenidos, que en condiciones de prisión debían soportar toda clase de torturas.

Denunciaron extorsiones a familiares de víctimas y desaparecidos

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Analía Martín

Publicado el 15 DE DICIEMBRE DE 2010

Ayer en Tribunales Federales Oral Nº 1, prestaron declaraciones Graciela Morales, hermana de Alicia Morales, quien atestiguó la semana pasada acerca de sus días en el centro clandestino de detención D2, y Roque Argentino Luna, peronista-montonero y secretario del gremio gráfico.

En el momento de la detención de Alicia, domingo 13 de junio de 1976, Graciela tenía a penas 14 años de edad pero una clara conciencia de lo que estaba ocurriendo. Ese domingo la familia, que por ese entonces vivía en San Rafael, se disponía a pasar un día de picnic cuando minutos antes de salir el padre de Graciela recibió la terrible noticia de la detención, a mano de fuerzas militares, de su hija Alicia. Lo que parecía ser un día de relajo y disfrute, terminó siendo el comienzo de una travesía de meses de angustia y búsqueda.

Cuando Graciela y sus padres llegaron a la casa de Alicia, sólo encontraron a un grupo de militares que aguardaban su llegada. A los empujones, con insultos y golpes, hacen ingresa a los padres de Alicia y a Graciela al garaje. Allí mientras el padre de Graciela se esforzaba por demostrar que él perteneció  a  las fuerzas armadas en el 55, Graciela pudo ver todos los destrozos. Puertas rotas, cosas tiradas por el suelo, ventanales destruidos. Luego los trasladan a todos al D2 y los hacen esperar en un escritorio, rodeados de policías. En ese momento Graciela preguntaba por sus sobrinos que habían sido detenidos junto a su madre, Natalia y Mauricio, a lo que la policía entre burlas respondía que “deben estar en un orfanato”. Luego de 12 horas de burlas, de mal trato pese a los evidentes problemas de salud de ambos padres de Graciela, llaman a Morales y, tras abrir una puerta, tanto Graciela como sus padres ven a Alicia vendada y lastimada, con Natalia de la mano y Mauricio en los brazos, sin mediar palabra le sacan a los niños y se los entregan a Graciela, dejando a Alicia tras una puerta que comunicaba directamente con el infierno.

La familia, escoltada aún por fuerzas militares, regresa a casa de Alicia par asirse de ropa para los niños, mamaderas y pañales. Al llegar se encuentra que en la casa había un grupo de 7 u 8 militares; permiten el ingreso a la casa sólo de Graciela quien al buscar ropa para los niños descubre que la casa estaba vacía, sin siquiera un pañal. Luego de descubrir el robo y tras los maltratos propios de quienes detentaban el terror, la familia emprende su regreso con los niños a San Rafael.

A partir de ese momento, la familia Morales, se dedica a usar todos sus contactos y energías en recuperar a Alicia. Su padre era militar retirado, buscó ayuda en un tal Quiroga que, como contaba Graciela, nunca fue de utilidad pero vivía prácticamente en la casa, casi como un infiltrado. Quiroga se limitaba a derivarlos a lugares para que hablen con distintas personas tanto en comisarías como en el D2;  lugares donde sólo reciben negativas y consejos tales como: “…déjese de joder Don Morales, con los bienes y las pertenencias, los militares se pasan la justicia por el culo” (supuesto Juez, abogado en el Consejo de Guerra de apellido Petra), “Vaya a su casa, haga como Alsogaray que descubrió que su  hijo era guerrillero y ordenó a la fuerza que hiciera lo que tenía que hacer porque ya no era más su hijo…” (efectivo policial en un comando ubicado en calle 9 de julio). Recurren también a la fe, tratando de buscar asilo en el Monseñor Monte León Cruz, quien lo único que hace es bautizar a los niños sin prestar mayor cuidado. Es en esa búsqueda cuando otro familiar de detenido, ponen en aviso a los Morales que existía un supuesto policía que les acercaba elementos de higiene y demás artículos. Los familiares de Alicia dan con ese policía quien les dice que pongan todo lo que quieran que Alicia tuviese en una caja y lo llevaran a una casa ubicada en el barrio San Martin. Así lo hacen Graciela y su padre varias veces, hasta que empiezan a creer que esos elementos nunca fueron entregados a Alicia. Cosa que luego constatan cuando Alicia recupera su libertad, en noviembre del 76.

 

Por su parte, Roque Argentino Luna, de 61 años de edad, narró sus 7 años de prisión en distintas comisarías y en el D2. Roque fue detenido, por fuerzas policiales, el 10 de abril del 76, era peronista-montonero secretario del gremio gráfico. Ese día su hijo más grande cumplía 3 años de edad, por lo que estaban los padres de Roque y sus 3 hijos; Roque había ido a comprar algunas cosas para el festejo y al regresar se encontró con fuerzas armadas en la vivienda. Lo vendan y lo llevan a la comisaría 31 junto a toda su familia. Roque a las pocas horas es trasladado a la comisaría 5ta, mientras que a sus padres luego de golpearlos los liberan junto con los niños al otro día.

Previo al traslado de comisaría, Roque es interrogado bajo tortura por las actividades de su organización. Lo colgaron con un palo atravesado entre las piernas y otro atado en las manos. Lo vendan y lo llevan a la comisaría 5ta permanece desde el 10 de abril hasta el 1 de junio. Durante esos mese no recibió mayores golpes ni torturas. El 1 de junio lo trasladan a los golpes y vendado al D2 donde sufre, desde el instante en que ingresa, toda clase de torturas y humillaciones. Lo desnuda y lo someten a picanas en cada una de las partes de su cuerpo, amenazas, golpes, insultos. Durante el interrogatorio le preguntan por Ricardo Sánchez quien conocía en la militancia pero no tenía mayor conocimiento. Luego de 6 meses de detención en el D2, lo trasladan a la comisaría 7ma. En este lugar si bien recibió golpes y estaba vendado, no recibió las salvajes torturas a las que se vio sometido en el D2.

En mayo del 77 le toman declaración ante el Juez Romano como fiscal. Allí, Roque cuenta lo vivido, lo cual queda escrito pero nunca le dan resolución alguna. Así se sucede durante un tiempo, lo sacaban periódicamente de su celda para que, luego de una golpiza, firmara declaraciones falsas.

El 11 de enero lo trasladan al penal Boulonge Sur Mer, donde permanece hasta septiembre. Durante su periodo en el penal cuenta que también se sucedía torturas, no ahí en el penal sino en Liceo.

A medidos de septiembre lo trasladan a Sierra Chica en un Hércules, durante el viaje también es torturado con amenazas constante de ser tirado a mar.

Luego lo trasladan en el 78 a la cárcel de La Plata hasta el 79 donde lo llevan a Rawson, lugar en el que permanece hasta el 2 de diciembre del 83 donde finalmente alcanza su libertad.

Durante todo ese tiempo sus familiares realizaron una intensa búsqueda, en esa búsqueda y en la desesperación por saber acerca de las condiciones de Roque, también son extorsionador por fuerzas armadas quienes, con el mismo falso argumento de humanidad, les dicen a los familiares de Roque que preparen cajas con provisiones; las cuales nunca fueron entregadas a Roque.

 

Sin duda es un delito menor comparado con las muertes, torturas y todas aquellas consecuencias sociales producto de su pésima gestión y robo al Estado. No obstante sigue siendo un delito, sigue siendo una práctica más en este plan sistemático de terror, que debe ser juzgado y condenado. Hoy después de 34 años de lucha y de búsqueda, la justicia Argentina esta juzgando a quienes supieron ser las caras del terrorismo de Estado, a quienes fueron los asesinos y responsables de personas desaparecidas, robando y arrasando con todo lo que se encontraban en su camino.