Es ley la nueva Agencia Federal de Inteligencia
El proyecto que disuelve la actual Secretaría de Inteligencia obtuvo 131 votos a favor y 71 en contra. La oposición cargó contra el rol del general Milani y volvió a exigir que las escuchas telefónicas pasaran a manos de la Corte Suprema y no de la Procuración General. La AFI tendrá 120 días para constituirse.
Tras un prolongado debate que dividió a oficialismo y oposición, la Cámara de Diputados convirtió en ley en la madrugada de este jueves la reforma al sistema de Inteligencia impulsada por el Poder Ejecutivo luego de la trágica muerte del fiscal Alberto Nisman. El proyecto que disuelve la actual Secretaría de Inteligencia (SI) y la reemplaza por una Agencia Federal de Inteligencia (AFI) fue sancionado con 131 votos a favor y 71 en contra, de parte de todo el arco opositor. A diferencia del Senado, donde estuvieron ausentes, los bloques antikirchneristas participaron del debate para plantear un fuerte rechazo a la iniciativa oficial con argumentos compartidos.
El debate específico sobre la reforma de la Ley de Inteligencia demandó más de seis horas, pues arrancó alrededor de las 21.30, pero arrastraba ya las nueve horas que insumió la primera parte de esta sesión extraordinaria, dedicada principalmente a los convenios con China. Por eso fue que el radicalismo pidió al oficialismo, a través del diputado Ricardo Buryaile, entrar en un cuarto intermedio para continuar este jueves con la sesión, habida cuenta de que ya no hacía falta reunir quórum y estaba garantizada la presencia de todos los legisladores que se quedarían en Buenos Aires hasta el domingo, para asistir a la apertura de sesiones ordinarias. La propuesta fue rechazada de plano por la presidenta del bloque oficialista, Juliana Di Tullio, quien aclaró que se debía respetar lo acordado en la reunión de Labor Parlamentaria.
A las 2.30 de la madrugada, el presidente del bloque radical, Mario Negri, pidió acortar drásticamente el debate, que para entonces tenía perspectivas de extenderse hasta pasadas las 7.30 de la mañana. Se ofreció a reducir la lista de oradores de su bloque y pidió que los presidentes de bancadas no hicieran los cierres, acordando un horario de finalización del debate. El presidente de la Cámara baja, Julián Domínguez, recogió la propuesta y sugirió votar a las 3.30, lo cual fue aceptado por los legisladores, no sin que antes la presidenta del bloque oficialista, Juliana Di Tullio, pidiera precisiones y pusiera cara de no estar muy de acuerdo.
Al cabo, el cierre previsto se retrasó otra media hora y la votación se realizó a las 4.05, habiendo sido el último orador el oficialista Jorge Rivas, quien consideró que la norma tratada representaba “una asignatura pendiente de estos 30 años de democracia”. A través del sistema que le permite expresarse por una computadora, el socialista K no se privó de criticar a la oposición por cuestionar el momento elegido para poner en marcha la reforma. “Lástima que no nos hicieron saber cuándo era el momento adecuado”, señaló, lo que despertó un aplauso del oficialismo. Las críticas de Rivas se extendieron a la denuncia del fiscal Alberto Nisman, a la que restó total validez.
Durante la discusión, la oposición volvió a levantar sospechas sobre el rol del jefe del Ejército, César Milani, en las tareas de Inteligencia interna (a contramano de lo que establece la ley). Además, la oposición exigió sin éxito la desclasificación inmediata de todos los archivos de la ex-SIDE antes de modificar la norma actual.
El arco antikirchnerista también cuestionó que el sistema de escuchas telefónicas (más conocido como "Ojota"), pasara a manos de la Procuración General, hoy a cargo de Alejandra Gils Carbó, y no de la Corte Suprema de Justicia. Por eso, las modificaciones a la ley actual solo fueron apoyadas por el Frente para la Victoria y sus aliados habituales del Frente Cívico por Santiago, Nuevo Encuentro y algunos monobloques.
La oposición aprovechó asimismo para reclamar la mayoría en la integración de la comisión bicameral encargada de controlar a los organismos de Inteligencia, algo que el oficialismo no aceptó. La presidenta de ese cuerpo, María Teresa García, adelantó a la prensa acreditada que el kirchnerismo evaluaba modificar el reglamento interno, pero con el fin de adecuarlo a la nueva ley en lo que hacía a la publicidad o la reserva de los gastos y los archivos de Inteligencia.
La presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales, Diana Conti, arrancó su discurso de apertura con una embestida contra la oposición, a raíz de la retirada de algunos diputados del recinto. “A lo mejor se quieren ir a los sets de TN. Corran, que (Héctor) Magnetto los va a retar”, ironizó Conti entre aplausos de su bloque.
El debate específico sobre la reforma de la Ley de Inteligencia demandó más de seis horas, pues arrancó alrededor de las 21.30, pero arrastraba ya las nueve horas que insumió la primera parte de esta sesión extraordinaria, dedicada principalmente a los convenios con China. Por eso fue que el radicalismo pidió al oficialismo, a través del diputado Ricardo Buryaile, entrar en un cuarto intermedio para continuar este jueves con la sesión, habida cuenta de que ya no hacía falta reunir quórum y estaba garantizada la presencia de todos los legisladores que se quedarían en Buenos Aires hasta el domingo, para asistir a la apertura de sesiones ordinarias. La propuesta fue rechazada de plano por la presidenta del bloque oficialista, Juliana Di Tullio, quien aclaró que se debía respetar lo acordado en la reunión de Labor Parlamentaria.
A las 2.30 de la madrugada, el presidente del bloque radical, Mario Negri, pidió acortar drásticamente el debate, que para entonces tenía perspectivas de extenderse hasta pasadas las 7.30 de la mañana. Se ofreció a reducir la lista de oradores de su bloque y pidió que los presidentes de bancadas no hicieran los cierres, acordando un horario de finalización del debate. El presidente de la Cámara baja, Julián Domínguez, recogió la propuesta y sugirió votar a las 3.30, lo cual fue aceptado por los legisladores, no sin que antes la presidenta del bloque oficialista, Juliana Di Tullio, pidiera precisiones y pusiera cara de no estar muy de acuerdo.
Al cabo, el cierre previsto se retrasó otra media hora y la votación se realizó a las 4.05, habiendo sido el último orador el oficialista Jorge Rivas, quien consideró que la norma tratada representaba “una asignatura pendiente de estos 30 años de democracia”. A través del sistema que le permite expresarse por una computadora, el socialista K no se privó de criticar a la oposición por cuestionar el momento elegido para poner en marcha la reforma. “Lástima que no nos hicieron saber cuándo era el momento adecuado”, señaló, lo que despertó un aplauso del oficialismo. Las críticas de Rivas se extendieron a la denuncia del fiscal Alberto Nisman, a la que restó total validez.
Durante la discusión, la oposición volvió a levantar sospechas sobre el rol del jefe del Ejército, César Milani, en las tareas de Inteligencia interna (a contramano de lo que establece la ley). Además, la oposición exigió sin éxito la desclasificación inmediata de todos los archivos de la ex-SIDE antes de modificar la norma actual.
El arco antikirchnerista también cuestionó que el sistema de escuchas telefónicas (más conocido como "Ojota"), pasara a manos de la Procuración General, hoy a cargo de Alejandra Gils Carbó, y no de la Corte Suprema de Justicia. Por eso, las modificaciones a la ley actual solo fueron apoyadas por el Frente para la Victoria y sus aliados habituales del Frente Cívico por Santiago, Nuevo Encuentro y algunos monobloques.
La oposición aprovechó asimismo para reclamar la mayoría en la integración de la comisión bicameral encargada de controlar a los organismos de Inteligencia, algo que el oficialismo no aceptó. La presidenta de ese cuerpo, María Teresa García, adelantó a la prensa acreditada que el kirchnerismo evaluaba modificar el reglamento interno, pero con el fin de adecuarlo a la nueva ley en lo que hacía a la publicidad o la reserva de los gastos y los archivos de Inteligencia.
La presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales, Diana Conti, arrancó su discurso de apertura con una embestida contra la oposición, a raíz de la retirada de algunos diputados del recinto. “A lo mejor se quieren ir a los sets de TN. Corran, que (Héctor) Magnetto los va a retar”, ironizó Conti entre aplausos de su bloque.
Entre las reformas a la ley actual, la diputada destacó el traspaso de la Dirección de Observaciones Judiciales a la Procuración General. “Sacándole la tarea de las escuchas a esa agencia (por la Secretaría de Inteligencia) y poniéndola en otro poder del Estado, se le saca la tarea fundamental para que el contubernio entre los agentes y el Poder Judicial deje de existir”, explicó.
Con una catarata de nombres, vínculos y acusaciones, Elisa Carrió exigió directamente eliminar por completo la Secretaría de Inteligencia y apartar de sus funciones al general Milani. “Lo que no se hizo en diez años se pretende hacer ahora, pero transfiriendo la misma SIDE”, opinó la diputada de la Coalición Cívica. Manuel Garrido, de la UCR, coincidió: "Nos llama la atención que después de 10 años de gobierno se desayunen con que desarrollan actividades ilegítimas e influencias en la Justicia". "Esto es una cortina de humo que no va a resolver nada", sentenció el diputado.
El presidente del bloque Unión Pro, Federico Pinedo, denunció que "están cambiando el nombre mientras empeoran el contenido" y que "esta ley contiene cláusulas alarmantes a las que hay que prestarles mucha atención, pues permite destruir archivos y fortalecer así la impunidad". "Lamentablemente, el kirchnerismo decidió que una de las leyes más importantes de la democracia, como la de hacer que los servicios de Inteligencia estén al servicio del Estado y no de aparatos políticos para operaciones ilegales, salga sin un debate profundo en el que cada fuerza política exprese su opinión", lamentó Pinedo.
Nicolás del Caño (Frente de Izquierda) denunció que "el proyecto del Gobierno es una estafa porque deja en pie todo el andamiaje del nefasto sistema de inteligencia que hay en la Argentina, la Agencia Federal de Inteligencia se crea sobre la base de la casi totalidad del siniestro personal de la ex-SIDE y manteniendo secretos todos los archivos de la dictadura y del atentado a la AMIA".
Tras el diputado mendocino habló la misionera oficialista Silvia Risko, que fue una de las más duras del kirchnerismo al cargar duramente contra el propio Del Caño, que le contestaba desde su banca a los gritos. Combativa, la diputada del Frente Renovador de la Concordia le hizo frente con lenguaje desafiante. “Vengan de a uno”, dijo sonriendo y ante el aplauso del oficialismo. Pero más dura fue aún con la diputada Elisa Carrió, a la que criticó, entre otras cosas, por los partidos por los que pasó y señaló que hoy tenía como “jefe” a Mauricio Macri, al que consideró un “criminal” por estar procesado por las escuchas telefónicas.
Pasadas las 3.30, le contestó el diputado radical Jorge D’Agostino, quien dijo que la diputada Risko le había hecho “honor a su apellido” por la dureza de sus palabras y aseveraciones. D'Agostino le advirtió que si consideraba “criminal” al jefe de Gobierno porteño por estar procesado, ese término podía extenderse al vicepresidente de la Nación.
Con una catarata de nombres, vínculos y acusaciones, Elisa Carrió exigió directamente eliminar por completo la Secretaría de Inteligencia y apartar de sus funciones al general Milani. “Lo que no se hizo en diez años se pretende hacer ahora, pero transfiriendo la misma SIDE”, opinó la diputada de la Coalición Cívica. Manuel Garrido, de la UCR, coincidió: "Nos llama la atención que después de 10 años de gobierno se desayunen con que desarrollan actividades ilegítimas e influencias en la Justicia". "Esto es una cortina de humo que no va a resolver nada", sentenció el diputado.
El presidente del bloque Unión Pro, Federico Pinedo, denunció que "están cambiando el nombre mientras empeoran el contenido" y que "esta ley contiene cláusulas alarmantes a las que hay que prestarles mucha atención, pues permite destruir archivos y fortalecer así la impunidad". "Lamentablemente, el kirchnerismo decidió que una de las leyes más importantes de la democracia, como la de hacer que los servicios de Inteligencia estén al servicio del Estado y no de aparatos políticos para operaciones ilegales, salga sin un debate profundo en el que cada fuerza política exprese su opinión", lamentó Pinedo.
Nicolás del Caño (Frente de Izquierda) denunció que "el proyecto del Gobierno es una estafa porque deja en pie todo el andamiaje del nefasto sistema de inteligencia que hay en la Argentina, la Agencia Federal de Inteligencia se crea sobre la base de la casi totalidad del siniestro personal de la ex-SIDE y manteniendo secretos todos los archivos de la dictadura y del atentado a la AMIA".
Tras el diputado mendocino habló la misionera oficialista Silvia Risko, que fue una de las más duras del kirchnerismo al cargar duramente contra el propio Del Caño, que le contestaba desde su banca a los gritos. Combativa, la diputada del Frente Renovador de la Concordia le hizo frente con lenguaje desafiante. “Vengan de a uno”, dijo sonriendo y ante el aplauso del oficialismo. Pero más dura fue aún con la diputada Elisa Carrió, a la que criticó, entre otras cosas, por los partidos por los que pasó y señaló que hoy tenía como “jefe” a Mauricio Macri, al que consideró un “criminal” por estar procesado por las escuchas telefónicas.
Pasadas las 3.30, le contestó el diputado radical Jorge D’Agostino, quien dijo que la diputada Risko le había hecho “honor a su apellido” por la dureza de sus palabras y aseveraciones. D'Agostino le advirtió que si consideraba “criminal” al jefe de Gobierno porteño por estar procesado, ese término podía extenderse al vicepresidente de la Nación.
Fuente: parlamentario.com
senado, oposición, ley de inteligencia,
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08 DE OCTUBRE DE 2024