Francisco, cuatro años de revolución en la Iglesia

El sumo pontífice mantiene altos niveles de popularidad y ha logrado que muchos cristianos vuelvan a interesarse en Jesús. Enfrenta críticas internas por parte de la curia conservadora, que se opone a las reformas en el gobierno eclesiástico.

Francisco, cuatro años de revolución en la Iglesia

El papa Francisco es el primer jesuita que encabeza la Iglesia Católica. Foto: publicada por Reuters.

Internacionales

Unidiversidad

Unidiversidad / Ana Vargas

Publicado el 13 DE MARZO DE 2017

Este 13 de marzo se cumplen cuatro años de la consagración del cardenal argentino Jorge Bergoglio como papa. El religioso fue elegido a sus 76 años por los 115 miembros del Colegio Cardenalicio durante el segundo día del cónclave, convocado tras la renuncia de Benedicto XVI.

El pontífice, que eligió su nombre papal en honor al "santo de los pobres", San Francisco de Asís, es el primer papa originario del continente americano y el primer jesuita que encabeza la Iglesia Católica.

 

 

Llegado "casi desde el fin del mundo", como él mismo se presentó en el balcón central de la basílica de San Pedro, se propuso reformar la Iglesia siguiendo los pasos del santo de Asís, del Vaticano II y de sus predecesores. El mensaje ha calado en el pueblo cristiano, a quienes pedía su bendición tras su elección, al comenzar su pontificado. Muchos de los más de 1200 millones de católicos han recuperado el orgullo de la fe, y un número incontable de personas vuelven a interesarse por el mensaje y la persona de Jesús.

Aunque el papa Francisco entra este lunes en el quinto año de su pontificado manteniendo altos niveles de popularidad por su lenguaje afable, simple, que conecta con los más humildes, afronta también críticas por algunas de sus decisiones en el gobierno de la Iglesia Católica y sus aperturas a nivel pastoral.
 

Lo recorrido

El papa Francisco hizo grandes cambios humildes en la Iglesia, por los que muchos fieles han recuperado su fe. Por ejemplo, cambió el trono de oro de los Papas por una silla de madera: consideró que esta era más apropiada como discípulo de carpintero. Rechazó la estola roja bordada con oro, heredada del Imperio Romano. Francisco I optó por tener un atuendo más simple y menos ostentoso. 

Es cierto que Francisco I no ha cambiado la posición de la iglesia sobre el control de la natalidad, el celibato, las mujeres sacerdotes y otros muchos temas pendientes. Pero como resalta un sociólogo en el Diario de León, el papa ha cambiado fundamentalmente la forma en que hoy vemos a la Iglesia. En primer lugar, porque ha inaugurado una nueva forma de evangelizar.

Además, el sumo pontífice permite la discusión abierta y el debate en la Iglesia. No se escandaliza por los desacuerdos o disidencias. Hace ver que para la Iglesia todos somos pecadores heridos buscando un hospital de campaña, donde la Eucaristía es alimento para los heridos en vez de una recompensa para los perfectos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La infografía de Télam muestra en números algunas de sus acciones y logros durante el papado de Francisco I. 

 

El camino por recorrer

En la segunda fase de su misión apostólica universal, el Papa argentino buscará imprimir un cambio vigorosamente reformista, por el cual han crecido las resistencias y hostilidades dentro de la estructura de la Iglesia entre los sectores más conservadores. Además, desde el entorno íntimo del Papa resaltan que sólo cuenta con el apoyo de alrededor del 20 % de la curia, mientras la mayoría muestra lealtad y solo una minoría se opone abiertamente a su gestión del papado.

La cuestión de la pedofilia de los curas sigue siendo una espina clavada en el pontificado de Francisco y uno de los problemas más graves que ha tenido que encarar. A comienzos de marzo perdió una aliada clave en la lucha contra los abusos sexuales cometidos por curas, la irlandesa Marie Collins, una exvíctima, quien renunció a formar parte del grupo de expertos creado por el Papa para combatir el fenómeno. Collins denunció sobre todo las resistencias, trabas y falta de colaboración de algunos miembros de la curia, sobre todo de la Congregación para la Doctrina de la Fe, guardián del dogma y la moral.

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