Juicios de Lesa Humanidad: una jornada reveladora

Continúan los juicios a represores de la última dictadura militar, en Tribunales Federales Nº 1 de la ciudad de Mendoza. Hoy declaró Rosa del Carme Gómez Gonzáles. Al dolor por un pasado de torturas, se le suma la impotencia de ver a sus torturadores en la calle.

Juicios de Lesa Humanidad: una jornada reveladora

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Sociedad

Unidiversidad

Analía Martín

Publicado el 09 DE DICIEMBRE DE 2010

En un relato doloroso, como lo han sido cada uno de los relatos de las víctimas, Rosa del Carme Gómez Gonzáles, una mujer de 60 años de edad, con valentía y gran fortaleza, contó acerca de su detención.

Rosa fue secuestrada el 1 de junio de 1976 de su vivienda. El secuestro se sucedió a las 21.30 – 22:00 hs. Luego de toda una jornada de trabajo, Rosa volvió a su casa y al ingresar se encontró a toda su familiares, que desde las 8:00 de las mañana se encontraban retenidos en la vivienda por orden policial, ni bien ingresó a su casa un grupo de 4 policías de civiles armados a cara descubierta irrumpieron en el lugar, derribando la puerta de una patada. Desde ese preciso momento Bustos, alias Mechón blanco, comienza a hostigar a rosa hasta el último día de estar detenida.

Previo a este hecho, Rosa del Carme había recibido un llamado a su trabajo de su compañero Ricardo Sánchez, advirtiéndola de que la policía la estaba buscando; ambo supusieron que era por un asunto menor y concordaron reunirse a las 21:00, en las proximidades de la casa de Rosa, para charlar del asunto. Ricardo nunca llegó a la reunión. Rosa decidió volver a su casa donde la esperaba su hijo, Martín Enrique Brizuela, de a penas 4 meses de edad.

Una vez que irrumpieron en la vivienda, le dicen a Rosa que la llevan para que declare, hasta ese momento Rosa se encontraba tranquila porque para ese entonces Rosa no era militante de ningún partido, ni sindicalista, ni guerrillera. A los empujones la separan de su hijo y familiares, y se la llevan en un celular de la policía. Unas pocas cuadras más, le vedan los ojos mientras le dice que la van a “compartimentar”. La bajan a los golpes mientras le preguntaban por las armas, la hacen descender unas escaleras e ingresa a un cuarto donde es salvajemente torturada, ultrajada, quemada con cigarrillos en varias partes de su cuerpo, golpeada e insultada al tiempo que la interrogaban por gente que Rosa desconocía y armas que nunca portó. Una vez concluida la tortura, sin poder precisar con claridad, la obligan a permanecer durante mucho tiempo sentada en posición fetal, bajo amenazas constantes. Al poco tiempo de estar detenida, puede reconocer a la vez de su compañero Ricardo Sánchez, quien también había sido secuestrado por fuerzas armadas.

Durante sus nueve meses detenida en el D2 le practicaron toda clase de torturas con repetidas violaciones, que ante la lógica resistencia de Rosa, era amenazada con violaciones tanto a su hermana como a su hijo. Permaneció 1 mes con los ojos vendados, luego de ese periodo le quitan la venda de los ojos y merman un poco las torturas. Es que habían confundido a Rosa con una mujer guerrillera que, al igual que Ros, era apodada “La negra”; al parecer la mujer que buscaban la habían encontrado. En su estadía en el ex centro clandestino de detención D2, Rosa pudo ver algunos de sus torturadores, personas de las cuales “desgraciadamente” -dirá Rosa-, nunca podrá olvidarse. Entre estos seres tristemente inolvidables Rosa del Carmes Gómez Gonzáles, reconoce al oficial La Paz quién actualmente se encuentra trabajando en calle Independencia en revisión técnica del automotor.

Este fue parte del testimonio de Rosa del Carmen Gómez Gonzáles, quien con la misma fortaleza que tienen cada uno de los testigo que hasta ahora han prestado declaración, contó acerca del horror vivido en manos de represores de la última dictadura militar. Continuará el testimonio Lugo de un cuarto intermedio que se reanuda en horas de la tarde de hoy.