La medicina del futuro, preventiva y predictiva

Así define el progreso en materia de salud el descubridor del virus que causa el Sida, Dr. Luc Montagnier, quien expuso ante la prensa y el público interesado la situación actual de la epidemia y los fundamentos de una buena política de salud pública.

La medicina del futuro, preventiva y predictiva

El Dr. Luc Montagnier. Foto: Prensa Rectorado UNCuyo

Sociedad

Unidiversidad

Elizabeth Auster

Publicado el 24 DE ABRIL DE 2013

El Dr. Luc Montagnier, Premio Nobel de Medicina 2008 por el descubrimiento y descripción del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) causante del Sida, visitó la provincia de Mendoza. Durante la jornada previa a su visita a la UNCuyo, en la que recibió el Doctorado Honoris Causa, participó del homenaje a la comunidad francesa organizado por la Fundación OSDE. En  la conferencia de prensa manifestó su alegría por la invitación y describió el estado actual de la epidemia:

“Estoy muy agradecido de estar aquí junto a ustedes, esencialmente por la distinción de la Universidad de Cuyo y por la organización OSDE que me ha invitado. También estamos nosotros festejando los 20 años de la creación de nuestra fundación [Fundación Mundial para la Investigación y la Prevención del Sida], que se dedica esencialmente a trabajar en zonas bastante carenciadas, especialmente en África, donde ataca con mucha más fuerza la enfermedad. Existen progresos en los tratamientos; la idea central es seguir en esa línea y lograr la erradicación completa; mis estudios avanzan en este aspecto. La primera cosa es saber que el Sida no ha terminado. Sobre todo, las poblaciones jóvenes creen que ha sido erradicado completamente, y no es el caso. Esencialmente, los tratamientos actuales no curan, permiten prolongar la vida y tener una mejor calidad de vida, pero hay que saber que no existe actualmente una cura. Mis investigaciones van en ese sentido, en intentar mejorar todas las etapas del tratamiento. Existe un reservorio de virus que sería insensible a la triterapia, entonces la investigación va en esa dirección. Lo esencial es atacar este reservorio de virus para poder erradicarlo o eliminarlo del sistema. El procedimiento que estoy efectuando es ese. Con respecto a la prevención, existen múltiples campañas que enseñan, y sobre todo al público joven, sobre los métodos para prevenir la transmisión. En alusión a la Iglesia católica, no estaría contra estos tratamientos, estos procesos, y es un avance en la sociedad el poder tener elementos como el preservativo y otros en las campañas de prevención. No todas las personas son iguales frente  a la enfermedad. Hay determinadas zonas, especialmente en África, donde la población es mucho más susceptible a adquirir la enfermedad porque existirían diferencias en los organismos, y la gente en África es más propensa a adquirir distintos grados, y más graves de la enfermedad. Entonces, mis estudios están abocados a determinar esa diferencia y de qué modo se puede atacar ese reservorio de virus en África. Existen cosas que pueden ayudar a mejorar los tratamientos, básicamente mejorar la calidad de vida, la higiene de vida, otorgar pozos de agua a las zonas que no los tienen, y eso permite avanzar un poco en los procesos de tratamientos de prevención de la enfermedad. Existe una disminución del aumento de la enfermedad pero no ha sido detenido, y sí avanza en muchas regiones desfavorecidas como África del Sur”.

Ya en el marco del homenaje, desarrolló su exposición “Medicina del futuro”, en la que dio algunas de las pautas que deberían integrar una buena política de salud:

“Mi contribución al homenaje es hablar de medicina, pero sobre todo de salud, del estado de salud que debe tener un ser humano sin importar su condición social. Hay cuatro principios de cuidado de la salud: el preventivo, el predictivo (ayudar a predecir los riesgos y prevenirlos con la participación del paciente) (…) porque la medicina del futuro puede evitar gastos inútiles. La única esperanza de todos los países es brindar ese estado de salud sin el cual la vida no sería agradable ni podríamos trabajar”. Enumeró algunos de los peligros para la salud con los que solemos convivir: “Globalización, concentración demográfica, problemas de nutrición, factores ambientales, radiación electromagnética, contacto con zonas salvajes en las que nos expandemos, declinación de las defensas inmunes por la concentración urbana y el estrés. La medicina mundial debe concentrarse en estos riesgos, pero es una decisión política difícil de tomar. La suma de estos factores, que por separado son bastante débiles, aumenta el riesgo. Otros factores acumulados son la polución, infecciones, accidentes, etcétera. Si estos factores se agregan, tenemos cáncer o enfermedades degenerativas. Podemos actuar sobre estos factores y prevenirlos.

“El factor común es el estrés oxidativo, un desbalance entre moléculas de oxígeno y los antioxidantes. La principal causa del estrés oxidativo es el envejecimiento, que los antioxidantes no neutralizan. En esto no somos todos iguales, hay personas muy vulnerables y otras que no lo son. Un tratamiento antioxidante al año sería lo ideal, y permitiría evitar la evolución de enfermedades crónicas.

“Somos una especie exitosa, muy compleja pero muy vulnerable también. Las bacterias, los parásitos, viven en la piel y en las mucosas; se trata de un submundo que ha evolucionado con nuestro estilo de vida, que se adapta extremadamente rápido a pesar de nuestro sistema inmunitario. Hay microorganismos capaces de persistir y que esperan en los tejidos para causar infecciones. Algunos logran adaptarse a nuestra evolución, como el VIH”.

Siguió explicando la técnica PCR (reacción de la cadena de polimerasa) para detectar y atacar a las bacterias y el ADN viral, y el estudio de las emisiones de ondas electromagnéticas por parte de estos agentes.

“En el caso del Sida tuvimos que resolver por qué, si el tratamiento actual, la triterapia, es tan activo, el virus persiste. Es que existe un reservorio de ADN del virus que es muy sensible, existe una variabilidad del virus. En África, por ejemplo, existe una transmisión heterosexual muy importante que no se explica solamente por cambios de comportamiento. El objetivo es que el individuo se libere del virus mediante erradicación, que deje de tomar medicamentos y se libere de la infección; ese sería un sueño. El paciente de Berlín, funcionalmente curado, recibió una donación de médula que fue muy resistente. Si buscamos reservorios de ADN del virus, podremos encontrarlos.

“El Sida sigue siendo una enfermedad crónica. Su talón de Aquiles es que necesita replicarse en células activas. El sistema inmunitario de un paciente, aun tratado, funcionará de forma anormal. Como no se toca el reservorio, cuando se interrumpe el tratamiento el virus persiste. Todos los pacientes tratados en estudios tienen ADN que emite señales, que corresponden a ADN y virus. Este ADN persiste, sorpresivamente, en los glóbulos rojos, que en teoría habían perdido su ADN. En los glóbulos rojos existe una bacteria intracelular y hay una variante extra en pacientes infectados con VIH. Se está estudiando el origen de esta secuencia en estos pacientes”.

Tras cerrar esta clase sobre los últimos descubrimientos en el campo de la investigación sobre el VIH, Montagnier tocó un tema inesperado: el autismo. “Es una nueva epidemia, una enfermedad moderna. Tenemos la hipótesis de una conexión entre bacterias intestinales, células de la sangre y funcionamiento del cerebro, que podría estar causada por factores ambientales. Usamos la PCR, estudiamos la hipótesis y encontramos en casi todos los niños señales electromagnéticas de estas bacterias. Los tratamientos especializados permiten disminuir las bacterias y mejorar la calidad de vida de estos niños. El tratamiento con antibióticos podría ayudar a luchar contra el autismo. El Alzheimer también tiene un origen bacteriano”.

Montagnier concluyó el PowerPoint con el que ilustró la conferencia con una frase de Carl Sagan que representa el valor de las hipótesis y la permanente búsqueda de conocimiento científico: “La ausencia de evidencia no es evidencia de la ausencia”.

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