La Mendoza que no miramos

Durante la presentación del libro “Feria de América, Vanguardia Invisible” (Fundación del Interior) se expusieron tres ideas sobre la mirada filosófica de la ciudad iluminada de progresismo y vanguardia que la inmensa mayoría de los mendocinos, incluidos artistas, docentes e intelectuales, desconoce. 

La Mendoza que no miramos

Sociedad

Unidiversidad

Eva Guevara

Publicado el 14 DE DICIEMBRE DE 2012

Empezar a preguntarse por los mecanismos de invisibilización de toda dictadura pero en especial la que derrocó a Juan Domingo Perón en el 55 puede ser la punta de un ovillo que al desenredarse de inmediato golpea y desconcierta la memoria cultural de los mendocinos. 

Tal desacomodamiento tiene obvias connotaciones políticas. Y es que en Mendoza se produjo un gran suceso, con ribetes nada conservadores e inéditos para la época, pero fue tapado por efecto de lo que el imaginario colectivo recuerda como “Revolución Libertadora”. Se trató de la Feria de América, realizada entre diciembre de 1953 y marzo de 1954. Una verdadera hazaña que por meses convirtió a Mendoza en la casa de América y de la Modernidad.


Ningún libro de historia menciona esta cuña de progresismo en el tradicional Parque General San Martín ni la huella de su luminiscencia en la multitud que la visitó, ni siquiera la historiografía vendimial reparó en el rotundo cambio de contexto que marcó la celebración del 54, la única vendimia de la historia en experimentar un encuadre abierto al mundo.

De ahí que ni la arquitectura de la Feria ni la Torre Alegórica levantada en la primera rotonda de acceso al Parque, ambas de construcción efímera, hayan tenido contacto con la mirada de varias generaciones, pese a lo apabullante de sus dimensiones y contornos vanguardistas: hablamos de una Torre de 50 metros de alto con un sistema de iluminación que se mantenía activo durante la noche y de varios pabellones –algunos más grandes y altos que el edificio de Playas Serranas- que vinieron a plantear por primera vez, no ya una acumulación de espacios de exhibición sino una obra en sí, llamada a iniciar un Movimiento Moderno que podía y debía ser desarrollado en Argentina. 


El presidente de la Fundación del Interior junto al arquitecto Michel Giraud durante la presentación del libro Feria de América en el CICUNC. 



Como dice Wustavo Quiroga, no puede dejar de ser significativo, que pasado tanto tiempo haya empezado a descubrirse este hito en Mendoza y ello a raíz de que en la Capital Federal se interesaron estudiosos y expertos que tomaron contacto con los trabajos previos y el libro definitivo de Feria de América: Vanguardia Invisible. Es decir, es a partir del esfuerzo puesto desde el año 2007 por la Fundación del Interior en la difusión de los materiales, planos, catálogos, cartas y mixturas inéditas entre la política e importantísimos agentes de renovación, que paradójicamente la llamada vanguardia invisible empieza a hacerse visible.

Para el diseñador y profesor de la Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo, Luis Sarale, -uno de los miembro del grupo GRAPO-  “vanguardia-invisible es un término suficiente en sí mismo, ya que de alguna manera toda vanguardia es un potencial modelo alternativo que tiene como correlato el empleo de la herramienta que siempre usan los modelos hegémonicos de poder, esto es, la invisibilización”.

“Hemos vivimos varias situaciones paralelas de invisibilización, no sólo el tema de la Feria como vanguardia, sino todo lo que ha estado ligado a fenómenos o procesos de liberación en general, son éstos los que se han intentado tapar en este país, de ahí que todo lo que tiene que ver con ese programa, se tapa o se intenta tapar”, razonó Sarale.


La UNCuyo hizo entrega de diez ejemplares del libro Feria de America a docentes y autoridades de la casa.


¿Qué cómo es que una posible realidad deje ser tal? La respuesta a la pregunta no es sencilla, pero Luis Sarale apuntó un dato que es clave en este caso: “Creo que tiene que ver con hechos concretos de los que no nos hacemos cargo, yo al menos quiero hacerme parcialmente responsable en lo que me toca ya que estuve en la Facultad de Artes ocupando un área de gestión y debo asumir que cuando hubo posibilidades de hacer cambios, éstos se frenaron por los mecanismos de siempre, los mismos que hacen que se encuentren atornillados algunos de nuestros docentes”.

Sarale apuntó a que la necesidad de este cambio es de total actualidad, y es por completo pertinente en el caso de Colette Boccara, esposa de César Janello, el arquitecto responsable de la Feria de América. “Se cometió una gran injusticia con ella, era profesora de la Escuela de Cerámica desde que transcurrió la Feria de América hasta el golpe militar, y fue echada en el 55, después se la pudo reincorporar y nuevamente fue echada en el siguiente golpe militar de los 70, desde entonces la memoria de esta mujer que además de enseñar y formar discípulos fundó la fábrica de cerámica Colbo, es aún un rescate necesario y pendiente”.

También Sarale opinó que “en Mendoza es necesario darle un significado contextual al concepto de vanguardia invisible, y más que eso, activar y experimentar la visibilización de otras situaciones de vanguardia que puedan producirse como las que vivimos a partir de la crisis del 2001, disparada por una situación que nos dolía a todos”. En cuanto al trabajo de la Fundación del Interior Sarale aseguró que “va a ser disparador de la movilización de mucha gente que hoy se encuentra como adormecida y necesita de modelos referenciales para poder activarse”.

 

La lección de la Feria de América

Está claro que la contribución de Feria de América, a nivel artístico, de diseño y como obra de arquitectura fue valiosísimo, no obstante el arquitecto Michel Giraud optó por darle un giro a ese legado. Giraud, quien en su juventud colaboró con algunos diseños de stand de la feria consideró que ésta impactó más como “vivencia” capaz de romper con la mentalidad de “isla” que buena parte de los mendocinos tiene desde los años 50. Dijo Giraud que “es como si en el pasado los mendocinos hubiesen dicho “hagamos una buena ciudad para nosotros y lo demás se dará por añadidura”.

Giraud opinó que con la Feria de América “la gente se pensó a sí misma como importante en el contexto de lo tradicional que es el Parque General San Martín, pero de pronto al asistir sintió que algo se abría en su mente y corazón, que esa apertura era también a nivel económico y político,  filosófico y también universitario. Creo que este valor fue interpretado por los artistas en sus distintas especialidades, pero más allá de esa interpretación, lo que abrió a los mendocinos al mundo fue el cambio de visión y de actitud, cambio que consiste en saber recibir, integrar, aprovechar lo bueno de las tendencias, sin por eso dejar de ser mendocinos.”

Para Giraud, el tema invita a reflexionar sobre cómo es que aprehendemos a ubicarnos en el mundo: “No es cuestión de pensar que la gente será feliz por añadidura, no basta con hacer bien una ciudad o diseñar un objeto bonito, habrá felicidad si algunos imaginan un nuevo mundo y si hay garra en aquéllos, cosa de que la gente pueda comprender el significado de lo que se va a realizar políticamente y artísticamente también. Sin éstas condiciones, las cosas funcionarán de modo diferente, cada cual pretendiendo llevar agua para su propio molino”.


Para una arquitectura de los puentes

Para la arquitecta Eliana Bórmida, especialista en el patrimonio arquitectónico de Mendoza, la sociedad es responsable del problema de la invisibilidad, no es todo achacable al golpe de la Libertadora.

 Según Bórmida “Una experiencia como la de Feria de América no pudo haber sido bien evaluada por la gente, puesto que ésta necesita darse un tiempo, sobre todo cuando no es la protagonista de semejante apuesta de vanguardia. Si a esto le sumamos que el suceso fue efímero, que duró sólo 4 meses, bien se puede concluir en que así como primero impresionó, después desapareció, se fue como una bandada de  pájaros”.

¿Y en la gente, qué quedó? Se preguntó Eliana Bórmida. Según su parecer, “la gente no puede reaccionar de manera inmediata a semejante shock, por ende, en la arquitectura y en el urbanismo habrá que seguir insistiendo, con paciencia y tesón, para que esa impresión no desaparezca del todo, y para ayudar a un lento proceso de maduración en el imaginario social. Sólo así se podrá entretejer la memoria de los que estamos ahora con los preclaros como César Jannello y Enrique Tedeschi hicieron lo suyo, y tiempo después eso fructificó de un modo u otro en el inconsciente colectivo”.

Bórmida subrayó que “la Facultad de Arquitectura se haya fundado en 1954 es significativo, lo mismo que sólo cuatro años después de la Feria de América se haya fundado la carrera de Diseño, con los mismos postulados de modernidad. Esto quiere decir, que la vanguardia invisible ha tenido visibilidad si es que ahora nos dedicamos a explorar los puentes y a consolidarlos”.