Lesbofobia y homofobia marcan la cancha: deportistas cuentan cómo la discriminación atravesó sus vidas

Si bien realizar ejercicio y deporte es importante para el desarrollo integral de las personas, determinadas situaciones pueden transformar su práctica en una pesadilla. La evolución de la inclusión en los últimos años y las deudas pendientes de la sociedad.

Lesbofobia y homofobia marcan la cancha: deportistas cuentan cómo la discriminación atravesó sus vidas

Huarpes Rugby Club, institución fundada en 2016 para respetar la orientación de sus integrantes.

Sociedad

Sexo, género y diversidad

Unidiversidad

Santiago Serrano

Publicado el 06 DE MARZO DE 2024

La práctica deportiva es uno de los pilares para el desarrollo integral de una persona. Sin embargo, en muchas ocasiones, el ambiente de esa práctica se ve atravesado por cuestiones sociales, como, por ejemplo, la discriminación por la orientación sexual. En esta nota se recorren algunas historias para entender que muchas situaciones consideradas tabúes dentro del deporte son un pasaje directo hacia la homofobia y la lesbofobia.

En el deporte, estas situaciones discriminatorias responden a la construcción cultural que mantiene el deportista, que se vinculan con la denominada masculinidad normativa: la fuerza, el coraje, la resistencia. Si bien esas actitudes son valorables en la esencia deportiva, nada tienen que ver con la orientación sexoafectiva, aunque también se imponga. Y en esa construcción, se excluye a lo que no responda a esos parámetros: no se puede ser débil, no se puede no tener coraje, no se puede ser homosexual.

Cada 19 de febrero se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia en el Fútbol, en recuerdo de Justin Fashanu, que en 1990 se convirtió en el primer futbolista reconocido en hablar públicamente de su homosexualidad y que terminó suicidándose en 1998. De ese hecho puntual, se desprendió que el resto de los deportes utilizaran distintos días del mismo mes para reivindicar esta lucha.

Justin Fashanu fue el primer futbolista inglés en declararse abiertamente homosexual. En 1998 se quitó la vida por una falsa acusación.

La diabetóloga y especialista en nutrición clínica Paulina Dimov abrió las puertas de su consultorio a Unidiversidad para contar sus experiencias deportivas y de vida, que han sido tan buenas como complicadas por su orientación sexual. Ella es oriunda de Neuquén y contó que una historia de amor la trajo a vivir a Mendoza hace ya más de 25 años. Motivada por su pareja de aquellos tiempos, Poly, como le dicen sus amigas y le gusta que la llamen, incursionó en el mundo del deporte federado provincial para tener su primera experiencia como jugadora de vóley.

Antes de profundizar en su experiencia deportiva, Paulina pidió de antemano aclarar que todo su relato tiene como trasfondo una cuestión social y cultural, que excede el plano deportivo.

“El que existan situaciones homofóbicas o de cualquier tipo de discriminación es una cuestión social y que toca todos los ámbitos y sectores por los que pasa una persona durante su vida. Quiero decir con esto que, más allá de lo que me ocurrió a mí, el hecho de hacer deporte es algo positivo y fundamental para cualquier ser humano. Estas situaciones de desprecio hacia una elección de vida ocurren en una cancha, en un café, en un trabajo, en el colectivo y en cualquier lado donde las personas nos relacionamos”, aclaró Poly Dimov.

Saldada esta visión personal, Dimov reconoció que sus días en el ambiente deportivo fueron muy complicados, tanto dentro del grupo deportivo al que perteneció como en los distintos espacios de los establecimientos deportivos a los que acudió. Incluso, esos problemas trastocaron su vida profesional.

En su primera experiencia como jugadora de vóley, la diabetóloga relató que el hecho de ser lesbiana provocó un rechazo entre sus pares a la hora de la convivencia, situación que consideró que hubiese sido distinta si los hechos se hubieran desarrollado en estos tiempos. Según contó a este medio, es una convencida de que la discriminación en todo sentido era mucho más complicada 10 o 20 años atrás.

“Más allá de los malos tragos dentro del vestuario, sufrí hechos homofóbicos en casi todos los espacios de los clubes a los que fui. 'A la tortita cóbrenle más caro', es una de las frases que me acuerdo que me decían cuando iba a pagar la cuota. Otro de los hechos que me marcaron fue cuando me quedaba a comer en la cantina, donde casi siempre escuchaba, al terminar mi comida, que tiraran los cubiertos que había usado”, recordó la experta en nutrición. La médica agregó que pasó por múltiples situaciones similares en varias instituciones, incluso practicando diferentes deportes. Afirmó que este odio por su orientación sexual provocó la pérdida de pacientes en el marco profesional, además de múltiples inconvenientes anímicos en su vida cotidiana.

Por último, Dimov hizo hincapié en que le cuesta hablar de estas situaciones traumáticas, aunque cada vez que puede lo hace, no para que nadie se entere de lo que ella padeció, sino para concientizar a las personas del daño que pueden provocar con estas actitudes.

La diabetóloga Paulina Dimov en su consultorio de la Sexta Sección. Foto: gentileza de Paulina

El club Huarpes Rugby Club se creó el 7 de mayo de 2016 con base en un modelo utilizado en Inglaterra. Las premisas principales son que este espacio deportivo abarque a todas las personas, sin importar su orientación sexual, y que la práctica del deporte sea gratuita.

Su nacimiento tuvo como objetivo enfrentar los estereotipos de género y fomentar la igualdad. El nombre fue elegido para reivindicar a una comunidad indígena originaria de Mendoza.

Eduardo Guardatti, jugador y manager del Huarpes Rugby Club, explicó a este medio cómo funciona el hecho de mezclar géneros dentro de un equipo y aseguró que realizar cualquier tipo de actividad deportiva con personas de distinto sexo “no dificulta la práctica ni produce una situación distinta que exceda los parámetros normales del deporte”. Justificó su teoría al contar que nunca hubo que cambiar ningún plan de entrenamiento desde que se creó el club.

En el club entrenan personas heterosexuales, gays, e incluso hay un gran número de deportistas que no tiene bien definida su condición sexual. Las puertas están abiertas para quien quiera y no hace falta tener experiencia dentro de una cancha para asistir.

Transcurridos los primeros tres años desde la creación del club con sede en el Parque San Vicente, en Godoy Cruz, se puso en marcha la iniciativa de crear divisiones interiores, como así también darle comienzo a la práctica del fútbol y del vóley. En la actualidad, el club Huarpes cerró un contrato y la UNCUYO se transformó en el lugar central de entrenamiento. En el plano de la competencia, Guardatti detalló que el equipo está nucleado por la Unión de Rugby de Cuyo y que participa del torneo de desarrollo porque no cuentan con las inferiores necesarias para disputar el campeonato oficial.

En cuanto a la existencia de situaciones de homofobia, las y los integrantes del combinado de rugby consultados por este medio descartaron categóricamente cualquier hecho de esas características o que se le asemeje. Asimismo, como ocurre en cualquier ámbito donde las personas se relacionan, explicaron que siempre hay roces o peleas propias de la convivencia, pero que no están relacionadas con la sexualidad de las personas involucradas en esos sucesos.

En cuanto al mismo planteo, pero fuera del equipo y del club, la cuestión cambia para peor. Las y los protagonistas del Huarpes Rugby Club coincidieron en que se presentan constantes hechos de discriminación, como, por ejemplo, ser observados de reojo o menospreciados por su orientación.

Por otro lado, el recorrido del club presentó durante su camino algunas trabas; la que persiste es la que tiene que ver con el financiamiento debido a los altos costos fijos que existen, como impuestos, alquileres de espacios físicos y sueldos. En ese sentido, el hecho de no contar con auspiciantes ni ayuda del Gobierno provincial dificulta aún más la cuestión financiera. Todo se mueve a partir del esfuerzo que realizan quienes acuden al club. Una de las consecuencias más notorias es que muchas personas han tenido que abandonarlo.

“Para muchas personas, hacer deporte se transformó en un lujo y no en algo cotidiano y normal, como lo es para la mayoría de la ciudadanía”.

Pese a las dificultades, el aspecto más satisfactorio que encuentran las y los jugadores del Huarpes Rugby Club es que pueden ver la expansión a la hora de tener contacto con otros equipos de diferentes lugares de la provincia, con otras provincias, e incluso con otros países, como es el caso de Chile.

Parte de las y los jugadores del Huarpes Rugby Club posan en la previa de un encuentro interprovincial. Foto: gentileza de Eduardo Guardatti

Juan Pablo, jugador experimentado del futsal mendocino, charló con Unidiversidad acerca del momento en el que decidió contarles a sus compañeros de equipo sobre su orientación sexual, aunque sabía que su mensaje iba a trascender a todo el ambiente deportivo. “Fue complicado para mí ese momento porque en mi cabeza solo aparecía el peor de los escenarios, sobre todo porque a las personas a las que les estaba contando mi verdad las conocía desde que era chico. Sin embargo, no ocurrió nada de lo que imaginé. Todos mis compañeros me apoyaron y me dieron la mejor de sus vibras. Incluso, sentí lo mismo con todas las personas de otras instituciones. Fue algo muy grato para mí, no solo por mi caso puntual, sino porque significa que la sociedad ha evolucionado mucho en temas de sexualidad”, expresó Juan Pablo.

En ese aspecto, el futbolista federado deseó que su historia sirva como puntapié para que todas las personas puedan vivir libremente.

“El hecho de contar quién es uno debería ser algo natural. Pasa que, puntualmente, el tema de la elección sexual es una cuestión tabú a nivel social. Hablando en criollo, si vos querés tener una imagen llamativa o ser vago, nadie dice nada; ahora, si sos puto, lesbiana o trans, estás enfermo. Lo loco de eso es que el que está fuera de sus cabales es el que piensa de esa manera”, cerró.

El plan integral de la UNCUYO 

El director de Deportes de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO), Fernando Martín, aseguró que la perspectiva de género es un área en la que se viene trabajando con mucha insistencia desde hace muchos años y que la actual gestión profundizó aún más. En ese aspecto, Martín explico que este lineamiento excede el plano deportivo y atraviesa todas las áreas y sectores que componen a la UNCUYO. Existe una coordinación general de género, capacitaciones constantes al personal, tanto académico como no académico, como sucede, por ejemplo, con la Ley Micaela.

En cuanto al caso puntual del deporte universitario, el director explicó que se realizan constantes capacitaciones al personal y a profesoras y profesores de las distintas disciplinas deportivas, como también charlas dirigidas a los planteles superiores. Estas no solo tienen como objetivo educar y hacer tomar consciencia sobre la importancia de erradicar la homofobia de la sociedad, sino también fomentar la inclusión.

De acuerdo al protocolo de trabajo que tiene el Club de la Universidad, en el caso de que se presente una situación de discriminación, Fernando Martín detalló que se busca dialogar, por separado, con las personas involucradas. En esa misma instancia, la UNCUYO brinda la contención de una psicóloga deportiva, quien también hace un trabajo individual con víctima y victimario. Si la situación de discriminación persiste, el caso es derivado al Área de Mediación que tiene la Universidad Nacional de Cuyo.

“En el Club de la UNCUYO tenemos como premisa central el hecho de inculcar valores de vida, potenciar el respeto, tanto dentro de nuestro espacio como con los rivales. Estamos trabajando muy fuerte en la parte de comunicación para poder visualizar y concientizar a las y los deportistas sobre la importancia de erradicar hechos de homofobia y violencia de género, como también alentar la inclusión social. En este espacio, cualquier persona tiene las puertas abiertas para realizar deporte”.

Fernando Martín, director de Deportes de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) durante la entrevista con Unidiversidad. Foto: Unidiversidad

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