La crisis ambiental, desde una mirada latinoamericana

Sociedad

La organización, desde sus inicios, es política y económicamente independiente, lo que le ha permitido liderar campañas en todo el mundo y denunciar a gobiernos y corporaciones que dañan el ambiente. “Los máximos responsables son los máximos negadores, porque ocultan una verdad que está a la vista de todos. Atrás de cada atentado ambiental, lo único que se esconde es un negocio, intereses económicos. Jamás un desmontador va a decir que hace mal dañar el bosque; entonces, esa independencia que tenemos nos permite poner nombre y apellido a los responsables”.

En esa línea, el director agregó: "Greenpeace necesita más voluntad de las personas, desde el hogar hacia afuera. Necesitamos que todas y todos nos demos cuenta de que, desde casa, podemos comprometernos con el cuidado del medio ambiente". 

Esa fusión inicial de paz y ecología llamada “Greenpeace” tuvo una resonancia que creció hasta abarcar innumerables campañas por un futuro más seguro y más justo. Hasta el momento, la entidad está presente en 54 países, y cuenta con miles de voluntarios y millones de personas que apoyan las causas. En Argentina, son varios los activismos que llevan a cabo, entre ellos, la defensa de bosques y océanos.

"Incluso en pandemia, en Argentina se siguieron destruyendo bosques protegidos por una ley porque las multas son mínimas. Por otro lado, una campaña que también hay que conocer es que en el mar Argentino están perforando para buscar petróleo", indicó Salas.

En sus cincuenta años de vida, la organización remarca un punto central que les da fuerza para continuar con sus luchas a futuro: "Cuando la gente se dé cuenta del poder que tiene para cambiar esta realidad, la cuestión va a ser diferente”.