La posibilidad de que el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva vaya a la cárcel o no y la imposibilidad o no de ser elegido presidente son algunos de los escenarios que enfrentará el exmandatario luego del juicio en su contra que se realizará mañana, 24 de enero, a propósito de la Operación Lava Jato. Hay que recordar que Lula fue declarado culpable en julio del año pasado por el juez Sergio Moro y condenado a nueve años y seis meses de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero.

Se lo acusa de haber recibido un departamento en el balneario paulista de Guarujá en carácter de soborno por parte de la constructora OAS. El crimen no tiene que ver con tener o no un apartamento, sino con recibirlo como ventaja por haber practicado un acto de corrupción pasiva cuando fue presidente.

Los abogados de Lula presentaron, hoy miércoles 23, ante la sala 8 del Tribunal Regional de Porto Alegre un expediente en el que alegan que presentaron pruebas para demostrar la inocencia, además de pedir la prescripción de la causa, datada en 2009 por la fiscalía.

Cualquiera que sea el resultado del juicio, Lula seguirá como candidato. El juicio en segunda instancia y la impugnación son dos cosas diferentes. Sólo el 15 de agosto, plazo final para que los partidos inscriban oficialmente las candidaturas, se inicia el plazo para las impugnaciones, lo que definiría la posibilidad o no de la candidatura.

Tres posibles escenarios:

1: Condena en segunda instancia

Existe la posibilidad de que Lula vaya a la cárcel, ya que el Supremo Tribunal Federal decidió que la ejecución de la pena ocurra tras la condena en segunda instancia.

2: Condena, pero igual posibilidad de ser presidente

Una eventual condena por el Tribunal Federal Regional no le impedirá al exjefe de Estado registrar su candidatura presidencial y recurrir a instancias superiores, como el Tribunal Superior Electoral. Solo cinco días después de la inscripción cualquier persona puede impugnar y este proceso puede o no alcanzar el calendario electoral.

3: Declarado inocente por falta de pruebas

Si no hay crímenes o pruebas, la única decisión posible en la legalidad es una reforma de la sentencia anterior que revise los excesos que llevaron a la condena del expresidente y lo declare inocente.