María Remedios del Valle, la olvidada capitana de la independencia que está en el billete de $10000

El Museo Nacional de la Independencia destaca la bravura y valentía de esta mujer negra, pobre y guerrera, a quien Manuel Belgrano nombró capitana. Tuvo una destacada participación con el Ejército del Norte, pero recién décadas después logró que la reconocieran con el rango de sargento mayor.

María Remedios del Valle, la olvidada capitana de la independencia que está en el billete de $10000

La capitana Remedios del Valle está en el billete de diez mil. Foto: ambito.com

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Publicado el 24 DE MAYO DE 2024

Incontable cantidad de mujeres formaron parte activa de los procesos de independencia de América Latina en general y de nuestro país en particular. Pero solo un puñado son reconocidas y mucho menos aquellas que pusieron el cuerpo en el campo de batalla. A través de esos nombres públicos, la historia reivindica a todo el resto. Una de ellas es María Remedios del Valle, una militar afrodescendiente con una destacada participación a principios del siglo XIX en la resistencia independentista y patriótica del norte. Hoy es una de las caras del billete de $ 10000 que el Banco Central de la República Argentina puso en circulación el 7 de mayo. Hasta ahora, hay doscientos mil ejemplares en Mendoza.

“Representa lo más sencillo, lo más humilde y lo más rebelde de nuestro pueblo en ese momento”, explica para Unicanal Cecilia Miguel, abogada y docente de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. Era mujer, pobre, negra y profundamente revolucionaria, agregó la especialista. 

María Remedios del Valle nació en 1766 o 1767 en Buenos Aires, para entonces, Virreinato del Perú. Se comprometió en la lucha local durante la segunda Invasión Inglesa (1807) con una de los cuerpos milicianos que defendieron exitosamente la ciudad. Tras la Revolución de Mayo, de 1810, se enlistó en el Ejército del Norte, como se denominó a la expedición auxiliadora del Alto Perú, comprometida con la independencia de aquellas tierras. Su marido y sus hijos murieron en aquella campaña.

Las mujeres no eran bienvenidas en los ejércitos regulares y el mismo Manuel Belgrano la había rechazado. Pero cuando ella tomó la decisión de participar en 1812 en la batalla de Tucumán, donde cumplió una tarea clave en la asistencia y aliento a soldados heridos, eso le valió el reconocimiento del entonces general Manuel Belgrano. El hombre, a cargo del Ejército del Norte, le otorgó el título de capitana y la incluyó en sus tropas. Del Valle también colaboró en el triunfo de la batalla de Salta.

Tras las derrotas de Vilcapugio y Ayohúma, la capitana cayó presa y fue duramente castigada por los realistas, por “ser mujer y rebelarse contra los cimientos mismos de la explotación”, afirma Miguel. Ayudó a otros a huir y después logró escapar ella. Se reintegró a las fuerzas militares junto a Güemes y Álvarez de Arenales, pero al terminar aquellas campañas, regresó a su provincia. Tenía 60 años en 1827, cuando la encontró el general Juan José Viamonte en Buenos Aires. Estaba sumida en la más absoluta pobreza y su cuerpo reflejaba su pasado: tenía marcas de los tormentos, azotes públicos, heridas de bala y de espada. 

Viamonte recordó su identidad ante la Junta de Representantes de Buenos Aires y solicitó que se le reconocieran los servicios prestados a la patria. La sala lo rechazó, como la había rechazado a ella anteriormente, pero el político insistió un año después, ya como vicepresidente de aquel cuerpo colegiado. Esta vez dieron lugar al trámite y pidieron documentación que probara el pasado de la capitana. Fue entonces que distintos combatientes reconocieron a María Remedios del Valle

A Remedios del Valle la llamaban “Madre de la patria” en el Ejército del Norte. Ilustración de Eleonora Kortsarz para Afroféminas

Según registra el Museo del Cabildo Nacional, Tomás de Anchorena pronunció: “Yo me hallaba de Secretario del General Belgrano cuando esta mujer estaba en el Ejército, y no había acción en que ella pudiera tomar parte que no tomase y en unos términos que podía ponerse en competencia con el soldado más valiente; admiraba al general, a los oficiales, a todos cuantos acompañaban al ejército y en medio de este valor tenía una virtud a prueba y presentaré un hecho que la manifiesta”.  

Tras la sesión, la Junta aprobó de manera unánime su reconocimiento como capitana de infantería y la pensión correspondiente. Ni la decisión de confeccionar su biografía ni la de hacer su busto siguieron curso. En 1835, durante el mandato de Juan Manuel de Rosas como gobernador de Buenos Aires, le reconocieron el grado de sargento mayor retirada. Desde entonces empezó a llamarse Remedios Rosas. Años más tarde, distintos hombres clave de la independencia dieron a conocer que en las campañas del norte la llamaban “Madre de la Patria”.

 

Fuente: Museo Cabildo Nacional, Museo Nacional de la Independencia, BCRA

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