Mendoza gamer: radiografía de una industria en expansión que busca consolidarse

Impulsado por el talento local y la creación de un clúster empresarial, el desarrollo de videojuegos avanza a paso firme. Mientras tanto, el sector es consciente de las barreras que impiden inversiones formales y plataformas de distribución para que la provincia se posicione en el mundo.

Mendoza gamer: radiografía de una industria en expansión que busca consolidarse

La industria de los videojuegos en Mendoza atraviesa un proceso de crecimiento sostenido tras la pandemia. Foto: Unidiversidad

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Emilio Murgo

Publicado el 15 DE JULIO DE 2025

La industria de los videojuegos en Mendoza atraviesa un proceso de crecimiento sostenido, especialmente tras la pandemia. En este nuevo escenario, se conformó en el 2024 un clúster entre las cuatro empresas más importantes del sector con el objetivo de dar mayor institucionalidad a la actividad, potenciar la cooperación y profesionalizar el ecosistema gamer local. Esta expansión, sin embargo, exige nuevos desafíos: mayor formación específica, más carreras universitarias afines y capacitaciones técnicas, además de avanzar en la inclusión de mujeres y diversidades. En la actualidad, en la provincia, por cada 10 personas que trabajan en la industria, solo dos son mujeres o diversidades sexuales.

Otro de los ejes a trabajar es el rol que debe asumir el Estado provincial para acompañar a esta industria cultural y tecnológica en expansión. Su función —destacan quienes están en el sector— debe ser la de nexo entre los emprendimientos locales y los grandes publicadores internacionales (publishers), además de facilitar el acceso a financiamiento, capacitación y vinculación clave. Esto es crucial para superar una de las mayores barreras de la región: la falta de inversores formales y plataformas de distribución.

Leandro y Débora Agostino, de Scubalight Studios, aportaron su mirada sobre la industria gamer en Mendoza. Foto: Unidiversidad

Crecimiento sostenido y apuesta al futuro

Desde hace unos años, Mendoza comenzó a consolidar su presencia en el universo del desarrollo gamer. Una muestra de ello es la conformación del clúster de videojuegos de la provincia, un paso clave para institucionalizar una actividad que hasta ahora funcionaba con un alto grado de informalidad y fragmentación. Para conocer más sobre esta radiografía de la industria local, Unidiversidad dialogó con Leandro Agostino y Débora Agostino, de Scubalight Studios, y con Franco Sorbello, programador y estudiante avanzado de Ciencias de la Computación en la UNCUYO.

Leandro Agostino, fundador y director de Scubalight Studios, destaca que los últimos tiempos se dio un salto muy grande en la industria. “En el 2024 conformamos el clúster de videojuegos de Mendoza. Somos en total cuatro empresas y Scubalight es una de ellas. Esa conformación le dio un marco más formal y de institucionalidad a la industria”.

En ese camino, Débora Agostino, asesora legal en Scubalight, remarca que desde el estudio, y a través de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentinos (ADVA), siempre se intentó dar una pata más institucional a la industria de videojuegos en Mendoza. “Es una industria muy joven, pujante y que viene creciendo a paso firme, sobre todo, pospandemia. Para ello, el trabajo con profesionales, empresas, universidades y entidades públicas es muy importante para generar un sector productivo local”.

El clúster gamer mendocino busca institucionalizar una industria joven, con talento local y gran potencial. Foto: Unidiversidad

Obstáculos, informalidad y talento en partes iguales

El desarrollo de videojuegos en Mendoza —Argentina y Latinoamérica no son la excepción— enfrenta desafíos estructurales: inestabilidad económica, falta de acceso al financiamiento y un ecosistema empresarial aún en construcción. En este contexto, Leandro no duda al señalar el principal obstáculo para el desarrollo local: “Claramente, lo más difícil hoy en día es la situación económica y financiera, lo que hace que la conformación de una empresa en esta industria no sea tan fácil. Armar una empresa de videojuegos en Mendoza y tenerla funcionando es complejo. Muchos en el mundo gamer trabajan como monotributistas y, si bien hay un montón de talento y de proyectos funcionando, la mayoría de ellos se trabajan en términos independientes”.

Desde la experiencia joven y autodidacta, el programador Franco Sorbello confirma esta realidad: “En mi experiencia y al conocer a otras personas que trabajan en videojuegos, hay profesionales muy talentosos que lo hacen para empresas del exterior, y otras, en empresas argentinas. También hay gente que publica sus propios juegos de manera independiente y los realiza en su tiempo libre, ya que tiene otros empleos”.

Economía inestable, informalidad y falta de financiamiento: los grandes desafíos de emprender en el sector. Foto: Unidiversidad

Formación gamer: entre lo autodidacta y lo universitario

La profesionalización del sector gamer en Mendoza es una meta a trabajar. Si bien crece el interés por formarse y desarrollarse en este campo, la oferta académica específica aún es escasa y no logra dar respuesta a una demanda cada vez más activa.

Según Débora, “la situación es compleja; el informe nacional realizado por e Observatorio de la Industria Argentina de Videojuegos de la Universidad Nacional de Rafaela marca que solamente el 36 % de quienes trabajan en desarrollo de videojuegos en Argentina tiene algún estudio universitario terminado o en curso. Esto marca a las claras que gran parte de la gente que trabaja en videojuegos es autodidacta”.

Franco coincide: “Hay mucha gente interesada, pero profesionalizarse es muy difícil. No hay mucha capacitación formal en Argentina, y en Mendoza; la mayoría es autodidacta. En otros países —como en Estados Unidos— hay carreras específicas de videojuegos, como Game Design, o áreas muy puntuales, como programación de motores gráficos (engines). Eso da otro empuje”.

De hecho, Franco agrega que gran parte de su aprendizaje ocurrió fuera del aula: “Yo estudio programación en la UNCUYO, pero me interesa el mundo gamer, así que hice cosas por mi cuenta. En mi caso, el aprendizaje fue muy autodidacta. No hice cursos de videojuegos, pero sí participé en muchas Game Jams —un evento donde personas desarrollan juegos en un tiempo limitado, generalmente entre 24 y 72 horas—. También participé en el Club de Videojuegos de Mendoza, que era como una Game Jam más larga. Hace varios años conocí a un equipo ahí, y con ellos estuve trabajando bastante tiempo”.

Sin embargo, Franco rescata el valor de su paso por la universidad: “Estudiar programación en la UNCUYO me ayudó muchísimo. Estoy muy contento con mi formación académica, siento que me preparó bien como programador. Si bien la carrera no está enfocada en videojuegos, me dejó una base sólida para el trabajo; después, uno debe profesionalizarse en lo que le interesa”.

Por eso, para Débora Agostino, la preparación universitaria es un factor muy importante para profesionalizar la industria. “En la provincia se encuentran la Tecnicatura en Programación de Videojuegos de la Universidad de Mendoza —donde Leandro Agostino es el director— y la Tecnicatura Universitaria en Desarrollo y Producción de Videojuegos de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Si bien estas tecnicaturas son importantes, se necesita aún más profesionalización”.

La mayoría de los desarrolladores se forman de manera autodidacta ante la escasa oferta académica específica. Foto: gentileza Franco Sorbello

Género y diversidad, una deuda pendiente

A pesar de ser un sector en expansión, la industria del videojuego en Mendoza —al igual que en el resto del país y del mundo— evidencia una fuerte desigualdad de género. La participación de mujeres y diversidades sexuales en los equipos de desarrollo es minoritaria, especialmente en áreas técnicas como la programación.

“La proporción es muy baja. El informe nacional habla del 20 %, pero ese dato es a nivel general. En las provincias, como Mendoza o Córdoba, esos índices bajan aún más”, explica Débora. Y aclara que parte de ese porcentaje no corresponde a desarrolladoras o programadoras, sino a mujeres y disidencias sexuales que hacen tareas administrativas o comerciales.

Desde su rol en la parte legal y recursos humanos de Scubalight Studios —y como vocal de ADVA—, Débora afirma que esta situación se da pura y exclusivamente por una cuestión de oferta. “Cuando pedís un currículum, te llegan mayoritariamente de varones. Históricamente fue una industria pensada para varones, y ni hablar si nos vamos a puestos de dirección. Todavía estamos muy lejos de lograr una igualdad en este sentido”.

El informe nacional destaca que solo el 20,72 % de los participantes de la industria son mujeres y el 0,88 % son personas no binarias. Las mujeres ocupan el 15,63 % de los cargos directivos y, en el caso de las personas no binarias, ese porcentaje desciende al 1,25 %. Del total de mujeres, el 49,82 % tiene un cargo STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Además, durante 2023, solo el 22,4 % de las empresas/emprendimientos realizaron acciones para la reflexión sobre temáticas de diversidad y género.

Mujeres y disidencias sexuales tienen baja representación en el mundo gamer, sobre todo en áreas técnicas. Imagen: informe del Observatorio de la Industria Argentina de Videojuegos de la Universidad Nacional de Rafaela

La importancia de un Estado presente

Para cada uno de los entrevistados, el desarrollo sostenido de la industria de los videojuegos en Mendoza no puede pensarse sin la articulación estratégica con el Estado. Desde el sector privado, el diagnóstico es claro: sin acompañamiento institucional, resulta muy difícil crecer, escalar y competir en un mercado global altamente profesionalizado.

Según Débora Agostino, el Estado mendocino acompaña al sector y su rol es fundamental: “La provincia —a través de ProMendoza y de algunas áreas del Ministerio de Economía o Producción— acompañan a la industria gamer local. Así, la provincia cumple un rol fundamental y es el de ser nexo entre los emprendimientos locales y los grandes publicadores internacionales (publishers), además de facilitar el acceso a financiamiento, capacitación y vinculaciones clave”.

En este caso, la Subsecretaría de Empleo y Capacitación, dependiente del Ministerio de Producción, junto con MEGA (Mendoza Gamedevs), trabaja activamente en varios ciclos de capacitaciones y profesionalizaciones orientadas al desarrollo de videojuegos. Su objetivo es fortalecer la matriz productiva provincial a través de una industria en crecimiento exponencial, como la del entretenimiento, posicionada como la tercera más importante del mundo. De esta forma, la cooperación entre el sector público y privado aparece como una condición indispensable para transformar al videojuego en un verdadero motor económico y cultural.

Articular con publishers, facilitar financiamiento y promover capacitaciones son tareas clave que el Estado provincial debe desarrollar. Foto: Unidiversidad

Un mercado global difícil

Insertarse en la industria global de los videojuegos desde Mendoza implica enfrentar múltiples desventajas estructurales. Así, Leandro Agostino señala que uno de los grandes problemas de fondo y que nos pone en desventaja con el resto del mundo es la ubicación geográfica. “Las ferias comerciales más importantes del mundo se hacen en Estados Unidos, Europa o Asia, y acceder a ellas tiene un costo muy alto”.

Pero no es solo un tema de distancia. Para Leandro, en Latinoamérica no hay venture capital de videojuegos —es un tipo de inversión en empresas emergentes o startups, usualmente con un alto potencial de crecimiento, a cambio de una participación en su capital accionario—. “En Mendoza y en Argentina no hay inversores formales. No hay editoriales ni publishers locales”. En este sentido, Débora agrega: “No solo es muy difícil la financiación, tampoco tenemos la parte comercial para lanzar un juego; no tenemos desarrollados el marketing ni las relaciones públicas para hacer que nuestros videojuegos sean conocidos”. A eso, Leandro le suma la pérdida de competitividad: “Argentina, en algún momento, competía con la India, y ahora, de repente, estamos un poco más caros. Cuando ya no le ganás por precio, tenés que salir a competir con valor agregado”.

Por otro lado, para Franco Sorbello, el panorama es concreto: “Desarrollar un videojuego en Mendoza, en Argentina o en Latinoamérica es muy caro. Necesitás una buena PC, una buena GPU, memoria RAM, etcétera. Es una inversión muy grande y costosa; uno puede trabajar desarrollando un videojuego de forma personal, pero la verdad es que no verá nada de plata en los primeros años de desarrollo”.

Con “Don’t Kill Rumble”, Scubalight apuesta al despegue. Foto: Unidiversidad

La fuerte vinculación con la industria audiovisual mendocina

A pesar de los desafíos, el ecosistema creativo local está en movimiento. Leandro reconoce que la industria audiovisual de Mendoza fue crucial para acompañar el crecimiento de los videojuegos. Aquel sector mendocino hace ya algunos años que se posiciona como un importante polo a nivel nacional e internacional, impulsado por políticas públicas del gobierno provincial. “Cuando Scubalight empezó, fue con apoyo de la Asociación Film Andes, del clúster audiovisual y de la Film Commission. Fueron organizaciones que nos ayudaron a articular y a encontrar financiamiento”, afirma.

“Todo este trabajo dio sus frutos y posicionó a Mendoza como un actor importante en el país. A futuro, todo depende de la consolidación de casos de éxito: hay que esperar que a alguna empresa gamer local le vaya muy bien con su videojuego para que se genere ese efecto ‘sábana’ que arrastre a las demás”, confía Leandro.

Scubalight apunta a dar ese salto con Don’t Kill Rumble. La demo de este título ya está disponible en Steam —lo que significa un logro importantísimo—. Ahora viene una etapa fundamental de marketing y relaciones públicas. Luego se realizará la preventa y, finalmente, el año que viene se lanzará el primer videojuego 100 % mendocino.

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