Miradas imprescindibles

Para pensar e intervenir.

Miradas imprescindibles

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María Fernanda Apaza Sembinelli - Facultad de Educación Elemental y Especial

Publicado el 11 DE FEBRERO DE 2016

Si alguien,

cayendo de sí mismo en sí mismo,

manotea para sostenerse de sí

y encuentra entre él y él

una puerta que lleva a otra parte,

feliz de él y de él,

pues ha encontrado su borrador más antiguo,

la primera copia.

 

Roberto Juarroz- Poesía Vertical

 

Cuando generosamente me invitaron a compartir unas palabras, pensé en Roberto Juarroz y en cómo podría ser esta poesía la quintaesencia de la práctica educativa: entender los espacios de aprendizaje como encuentros donde el compartir, el entre-ayudarse y el diálogo son constitutivos. Pienso que se trata de eso: de ayudar a crecer, de ayudar a actualizar y mejorar las versiones de cada estudiante y de la propia, desde la singularidad, los estilos personales, las trayectorias vitales y académicas, desde la diversidad o, mejor dicho: encontrarnos para ser otros, siendo cada uno el mismo.

A partir de constantes y profundas reflexiones en el seno del equipo de la asignatura de Pedagogía de la Facultad de Educación y en diálogo permanente con los estudiantes, su contenido adquirió matices distintos. De ellos quisiera compartir algunas orientaciones y contenidos que significaron interesantes giros para poder pensar mejor nuestro tiempo y actuar en él.

Desde posicionamientos nuestros, latinoamericanos, originales, tejidos con hilos de identidad, es que se construyó la urdimbre de la asignatura. Con los tiempos acotados del cuatrimestre, debimos hacer elecciones y selecciones: la mirada de Prieto Castillo como orientadora general y, de cara a dar cuenta de los aportes de grandes pedagogos, decidimos reparar en aquellos con experiencia áulica concreta y aquellos que, por estar teñidos de libertad, lucha, respeto por el otro y voluntad de transformación, representan miradas imprescindibles para los escenarios de actuación educativos hoy. Entre ellos, Simón Rodríguez, José Martí, Paulo Freire, experiencias educativas campesinas e indígenas como las de Warisata, Chiapas y Mocase. Miradas que abren, que crean, que sueñan y que cuestionan. Miradas que deconstruyen y construyen colectivamente.

Boaventura de Souza Santos, en su texto Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social, orienta esta reflexión a las mismas bases epistemológicas: “Lo importante no es ver cómo el conocimiento representa lo real sino conocer lo que un determinado conocimiento produce en la realidad; la intervención en lo real. Estamos intentando una concepción pragmática de saber. ¿Por qué? Porque es importante saber cuál es el tipo de intervención que el saber produce”.

Es decir, no basta con conocer, sino conocer para transformar, para animarnos a intervenir: sin ello, toda práctica educativa de nuestra parte sería indolente, perezosa, indiferente, cuando no inhumana. Al aproximarnos al legado de los autores mencionados, nos acercamos a contextos, a condiciones históricas que los desafiaron, que los motivaron a buscar encuentros entre el saber y el hacer, entre el conocer y sus horizontes de posibilidad. O como lo expresa Daniel Suárez en "La tradición crítica en educación y reconstrucción de la pedagogía": “Todo un 'horizonte de posibilidad', de resistencia y de lucha, de activa producción político-pedagógica y de construcción de dispositivos pedagógicos democráticos y participativos, se abre a partir del análisis y la comprensión crítica de las situaciones de injusticia educativa que se sufren en el presente”.

Pero… si las condiciones de partida son tan inmanejables, tan agresivas, tan invasoras, tan influyentes, ¿cómo podremos transformar la sociedad, la educación, las prácticas pedagógicas? Paralizarnos en interrogantes de este tipo es minimizar la fuerza de la intervención crítica sobre lo que pasa en educación y cómo esto impacta en los sujetos. Todo saber debe insertarse en procesos de transformación; si no, es inerte.

Entendemos que es tiempo de generar desde la UNCUYO espacios aún más críticos y de sumarnos al despertar y recuperación de proyectos que fueron truncados hace 200 años. Proyectos que se silenciaron en los inicios de la organización de nuestro Estado y en el convulsionado siglo XX. Comprendemos que esa es una de las maneras más exquisitas de conocernos a nosotros mismos: cuando me encuentro con el otro, con su interioridad y juntos pensamos transformar nuestras realidades y nuestros contextos. Contextos no exentos de desigualdades, contextos dinamitados, contextos fragmentados, contextos incendiados. ¿Puede un educador abstraerse de esta situación? Y es allí donde se tensionan las ideas, donde se prueban las herramientas, donde se asumen los desafíos. Donde se intenta recuperar la lucha, la dignidad y los sueños y la esperanza. Pero no se nos debe perder de vista que siempre la respuesta será colectiva, será desde la trama que formamos. 

Por: María Fernanda Apaza Sembinelli, Profesora de grado universitario en Sordos y Terapia del Lenguaje. Especialista en Docencia Universitaria. Doctoranda en Educación en acuerdo con la Université de Rouen (Francia) y el Centre de Recherche Sur la Formation (CNAM, Francia). Profesora de Pedagogía, Política y Legislación, Teoría de la Educación, Sistema e Institución Educativa . Facultad de Educación Elemental y Especial de la UNCUYO.

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