Qué desafíos ambientales deberá enfrentar Alberto Fernández

Por Manuel Jaramillo, director general de la Fundación Vida Silvestre Argentina.

Qué desafíos ambientales deberá enfrentar Alberto Fernández

La cuenta La Matanza-El Riachuelo fue declarada en emergencia ambiental. Foto: Causa Pendiente

Sociedad

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Télam

Publicado el 30 DE OCTUBRE DE 2019

Argentina posee una gran diversidad de recursos naturales que son la base para los sistemas de provisión de alimentos y energía y, por ende, son fundamentales para nuestra vida y desarrollo socioeconómico. Sin embargo, la degradación de los recursos naturales está entre los temas más serios que enfrenta el mundo y del cual nuestro país no se encuentra exento.
 

Nuestra forma de producir y consumir hace que estemos agotando el capital natural de nuestro planeta, comprometiendo su capacidad regenerativa y gastando los recursos que pertenecen a las futuras generaciones. A nivel global, demandamos un 70% más de lo que el planeta puede generar cada año y la fuerte presión que ejercemos sobre nuestros recursos naturales ya tiene consecuencias tangibles: inundaciones, sequías, olas de calor, desplazamiento de poblaciones, extinción de especies, degradación del suelo y contaminación del aire y el agua son algunas de ellas.
 

Teniendo en cuenta la coyuntura del contexto electoral y los desafíos socioeconómicos y ambientales en el corto y largo plazo, creemos que es necesario abrir el debate e impulsar la toma de decisiones sobre asuntos cruciales para el presente y futuro del país. Los cambios de uso de suelo -conversión y degradación de los ecosistemas naturales- y la forma en la que generamos, transmitimos y consumimos energía son las principales causas del cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Por lo tanto, si la Argentina quiere crecer de manera sostenida y sustentable, debe reordenar estos sistemas de forma tal que pueda garantizar la seguridad de alimentos, agua y energía para las generaciones actuales y futuras y alcanzar así los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.
 

Para esto necesitamos compromisos de alto nivel político, metas ambiciosas y un conjunto de acciones que permitan un desarrollo sustentable e inclusivo, logrando achicar las brechas entre producción y conservación y entre desarrollo industrial y generación de productos primarios.

 

Para ello consideramos necesario:

- Frenar la deforestación ilegal y alcanzar al menos la restauración de 1 millón de hectáreas de bosques nativos hacia 2025, acompañado de una actividad agropecuaria sustentable. Para ello creemos necesaria la correcta aplicación de la Ley de Bosques Nativos, haciendo foco en los puntos cruciales como fondeo, definición de actividades económicas permitidas en zonas amarillas y control y monitoreo. Si seguimos al paso de los últimos años, durante el próximo mandato presidencial nuestro país va a perder más de 800.000 hectáreas de bosques nativos, lo que traerá aparejadas consecuencias ambientales y sociales irreversibles.

- Promover el uso racional y eficiente de la energía en todas las fuentes y sectores de consumo, reduciendo de esta forma la intensidad energética del país. Proponemos que hacia 2040 el 66% de la generación eléctrica provenga de fuentes renovables, el 15% de grandes hidroeléctricas, 3% nuclear y 16% de fuentes térmicas, estableciendo con claridad un camino hacia la reducción de emisiones de GEI.

Los desafíos de la emergencia ambiental que atraviesa el mundo y en particular la Argentina no se agotan en estos temas clave, sino que existen otros puntos calientes que la agenda política debe tener en cuenta para abordar con urgencia, entre ellos: sancionar e implementar en 2020 una Ley de presupuestos mínimos de Ordenamiento Ambiental del Territorio (OAT); impulsar antes del 2022 una planificación espacial marina en al menos un sitio piloto del Mar Argentino; sancionar e implementar la Ley de presupuestos mínimos de Áreas Protegidas en 2020; alcanzar al 2025 el cumplimiento efectivo de las metas de los planes de conservación y uso sustentable vigentes de especies nativas; minimizar el descarte en la industria pesquera; sancionar Leyes de presupuestos mínimos de gestión ambiental de envases, eliminación de la entrega de bolsas plásticas en comercios y Ley para la prohibición microplásticos; poner en marcha un plan de ganadería sustentable y sancionar una Ley Nacional de Educación Ambiental que pueda organizar y sistematizar una propuesta pedagógica y didáctica nacional.

Sabemos que no es una tarea fácil, pero aun estamos a tiempo de revertir esta tendencia que pone en riesgo los recursos naturales de nuestro país, al planeta tal como lo conocemos y, por ende, a la permanencia de la humanidad en él.



 

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