Ser de talla grande

Mujeres que ejercen el activismo gordo contaron cómo es la experiencia de salir a buscar ropa. En Mendoza hay una ley de talla grande de 2013 que nunca se reglamentó.

Ser de talla grande

Maniquíes promedio en las vidrieras de los comercios de ropa. Foto: Ariella Pientro / Unidiversidad.

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Mariano Rivas

Publicado el 31 DE MAYO DE 2019

Vestirse es una manera de expresar la identidad. Poder probarse cualquier prenda que nos llame la atención y tener una gama de opciones que abarquen distintos estilos debería ser un derecho garantizado a todas las personas. Sin embargo, en pleno siglo XXI, una persona que viste talle grande está condenada a deambular por una cantidad a veces interminable de tiendas para encontrar ropa acorde a su cuerpo. Algunas de ellas, frustradas, dejan de comprar en comercios y la confeccionan por su cuenta o la buscan en ferias. Mientras tanto, una Ley de Talles nacional que podría ofrecer una solución tiene sanción inicial en el Congreso y espera ser tratada en la Cámara de Diputados.

En Mendoza, como en otras provincias, se intentó regular el problema. La Ley 8579, sancionada en 2013 por la Legislatura, nunca llegó a ser reglamentada. Lo que sucedió, dijo a este medio la directora de Fiscalización y Control, Mercedes Zuloaga, es que la normativa es “inaplicable”: la gran mayoría de los comerciantes de Mendoza adquiere para la venta prendas fabricadas en otras provincias. Entonces, no hay talles grandes y el problema persiste.

Por el hartazgo y también por motivos económicos, Ana Gurruchaga dejó hace mucho tiempo de comprar su ropa en los locales del centro. Ella cursa el cuarto año de Comunicación Social en la UNCUYO y decidió comenzar su activismo luego del último Encuentro Nacional de Mujeres, realizado en Trelew. Allí tomó un curso de activismo gordo y pudo, en primer lugar, reconocerse a sí misma y, después, darse cuenta de que podía ayudar a otras en su misma situación.

Ese “otras” está justificado: quienes más sufren discriminación por su peso son las mujeres. “No es tan castigada la gordura en un hombre como en una mujer. Nosotras somos totalmente indeseables porque no respondemos a un estereotipo de mujer que sea para consumo masculino”, subrayó Ana.

Carla Valdez Ghiotti, fotógrafa y también activista, corroboró: “Nacimos en una sociedad patriarcal en la que es normal ver al gordo con la flaca, y entonces ‘es un campeón porque se la ganó’. Pero si ven a un hombre flaco con una chica gorda, le hacen el bullying de ‘Estás con una gorda’”.

Ana Gurruchaga y Carla Valdez Ghiotti

Activismo gordo: el movimiento que quiere cambiarlo todo

En "Matanga" hablamos sobre la gordofobia y cómo nuestros cuerpos son parte de nuestra identidad. Escuchá la entrevista a Brenda Mato, modelo "plus size" y activista.

 

Sentirse una carga: “Yo tengo derecho a existir”

Cosas que les pasan cuando salen a comprar ropa: las vendedoras se empiezan a “pasar el paquete”, como describió Carla. “Se miran una a otra como preguntándose: ‘¿Quién la atiende y le dice que no tenemos talle para ella?’”, dijo, aunque también aclaró que entiende al comerciante, ya que no tiene la culpa de no conseguir talles grandes de las fábricas.

La apelación a la salud también es una constante, ya que, al parecer, todos somos médicos cuando se trata de juzgar a una persona gorda. “La gente se ha preocupado más de mi salud porque soy gorda que cuando era fumadora en su momento” contó Ana. Ella se cuida y hace deporte. Carla también: “Con mi salud yo estoy bien, pero todo el tiempo me tratan de enferma. Si yo tengo todos los estudios hechos y me salieron bien, ¿por qué me dicen enferma?", se preguntó.

Así, la única respuesta parece ser ignorar y no dejarse pisotear por la opinión no requerida de los demás. “No hay nada más que yo podría hacer, por así decirlo, para ser más saludable. Podrá fluctuar un poco mi peso, pero mi cuerpo es así. Es el sistema y la industria lo que está mal. Yo tengo derecho a existir y a ser como soy”, reivindicó Ana.

Proponen crear una tabla unificada de talles

La expectación colectiva siempre estuvo, pero creció desde el 20 de marzo, cuando la Cámara de Senadores de la Nación aprobó por unanimidad y giró a Diputados un proyecto de ley para establecer un Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria. Este sistema pretende estandarizar medidas corporales para fabricar, comercializar e importar indumentaria.

El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) viene estudiando y recogiendo medidas desde 2014. Una vez que se apruebe y se reglamente la ley, la misma estipula el plazo de un año para que se termine el estudio antropométrico. El sistema único sería de aplicación obligatoria en todo el territorio argentino.

Hasta entonces, "en Mendoza, la Ley 8579 no se puede aplicar porque no está reglamentada. No se reglamentó ni en la gestión anterior, que mandó el proyecto (…) Se ha hecho mucha concientización en los comercios y de ahí se vio que el problema no está en los comerciantes”, justificó a Unidiversidad Mercedes Zuloaga, titular de Fiscalización y Control en la provincia. “A quien hay que atacar es al fabricante”, concluyó.

Fotos: Ariella Pientro / Unidiversidad

Sanción inicial al proyecto de Ley Nacional de Talles

El objetivo es combatir la discriminación y establecer un registro único. El Senado lo aprobó por unanimidad y pasa a Diputados.

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