Solo el 30 % de las campesinas latinoamericanas tiene título de propiedad sobre la tierra que trabaja

Según un informe elaborado en cinco países de la región, el 70 % de las campesinas, indígenas y afrodescendientes trabaja la tierra para producir alimentos, pero solo el 30 % posee título de propiedad sobre esos campos. El trabajo fue realizado por la ONG We Effect y dos periodistas de LatFem.

Solo el 30 % de las campesinas latinoamericanas tiene título de propiedad sobre la tierra que trabaja

Captura de video "Ellas alimentan al mundo", de LatFem y We Effect

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Publicado el 07 DE DICIEMBRE DE 2021

El informe “Ellas alimentan al mundo: tierra para las que la trabajan”, elaborado por la ONG We Effect y las periodistas María Paz Tibiletti y Azul Cordo de LatFem, denuncia el pobre acceso a la propiedad de la tierra de campesinas en países latinoamericanos. Siete de cada diez mujeres campesinas, indígenas y afrodescendientes en cinco países de América Latina trabajan la tierra para producir alimentos, pero apenas tres tienen título de propiedad de esos campos.

El estudio fue realizado a lo largo de 2021 y publicado esta semana. Se basa en 1994 testimonios de mujeres encuestadas en Bolivia, Colombia, Guatemala, Honduras y El Salvador. En su elaboración, también incluyeron entrevistas en profundidad a defensoras ambientales y especialistas de la ONG We Effect y el trabajo en cuatro grupos focales. 

“La investigación confirmó algo que intuíamos: teníamos la certeza de quiénes alimentan al mundo, pero desconocíamos cómo producen, acceden a la tierra y se organizan en defensa de sus derechos”, dijo a Tibietti a Télam sobre el trabajo, que invita a cuestionar la realidad actual de las mujeres que trabajan la tierra en la región.

En el mismo sentido, Cordo exhortó a los gobiernos de América Latina: “Hay que empezar a buscar respuestas en la falta de políticas públicas concretas de facilitación de acceso a la tierra de las mujeres”. Denunció además los estereotipos y roles de género que se sostienen alrededor de la manera en la que las mujeres acceden a la propiedad del campo que trabajan. Esas tres de cada diez mujeres que consiguieron tener la tierra a su nombre lo hicieron mayoritariamente por la herencia de parcelas –por quedarse viudas o por fallecimiento de sus padres y no tener hermanos– y minoritariamente por préstamos o alquiler.

El informe destaca otros alcances de la violencia ejercida contra las mujeres campesinas por la falta de titularidad de los campos. Tal es el caso de las limitaciones a la posibilidad de acceder a créditos y servicios financieros, ya que –al no pertenecerles– no pueden poner como garantía los terrenos que trabajan.

“El acceso a la tierra (...) también funciona como un derecho multiplicador de otros derechos sociales, económicos y ambientales, como la alimentación, la vivienda digna y, particularmente, la autonomía económica de las mujeres campesinas”, manifestó Cordo.

Las condiciones de vida de estas mujeres se agravaron por la pandemia de COVID-19, ya que sumaron al trabajo campesino la sobrecarga de las tareas domésticas y de cuidado sin remuneración alguna. De hecho, la investigación releva que el 57 % dijo haber tenido dificultades en el acceso a alimentos y haberlo resuelto por cuenta propia o junto a su comunidad, mientras que el 17 % continúa sin resolverlo y el 7 % accedió a autoridades para buscar apoyo. 

Además de la investigación, LatFem compartió en su sitio web las historias de Yasmín López (Honduras), Ana Rosalía Tiul (Guatemala) y Wilma Mendoza Miro (Bolivia), tres historias “que reflejan cómo ellas habitan la paradoja de ser la mitad de la fuerza de producción de alimentos en el mundo sin ser dueñas de la tierra que carpen a diario”.

Fuente: Télam

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