Trabajo esclavo: problemática compleja de respuestas complejas

En los últimos días, ha sido a la luz el costado más oscuro del trabajo en negro. En varios medios del país se ha hablado de “trabajo esclavo”, se apuntó la mira hacia las grandes monopolios, hacia las transnacionales; pasando por distintos rubros, grandes semilleras, fábricas textiles, trabajo rural, etc. A continuación, una entrevista que NU Digital tuvo con Juan Carlos Aguiló - decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Sociólogo – para anclar este tema del “trabajo esclavo” tocando sus múltiples aristas.

Trabajo esclavo: problemática compleja de respuestas complejas

Juan Carlos Aguiló
Foto: Web

Sociedad

Unidiversidad

Analia Martin

Publicado el 25 DE FEBRERO DE 2011

A través de las denuncias que realizaron los distintos entes de regulación del empleo acerca de la existencia de un número importante de empresas que sometían a sus trabajadores a condiciones semejantes a la esclavitud –jornadas laborales de 16 o 18 horas, hacinamiento, maltrato físico y psíquico, sin condiciones dignas tanto en lo laboral como en lo humano, incluso en ocasiones contra su propia voluntad, etc.- se ha puesto sobre el tapete el “trabajo esclavo”. De la mano con esta problemática, se encuentra la trata de personas, el trabajo infantil y las costumbres socioculturales de comunidades enteras. Aquí la entrevista que mantuvo NU Digital con Juan Carlos Aguiló, donde se habló desde si es correcto plantear la problemática como “trabajo esclavo” hasta la manera que tenemos los argentinos de repensarnos.

-¿cuál es la situación que tiene el trabajador rural hoy en Mendoza?

- A raíz de los controles que se están haciendo ahora, la situación del trabajador rural tiene raíces históricas. Las condiciones en las cuales se encuentra hoy el trabajador rural esta en el borde de condiciones infrahumanas, sobre todo en cuanto a la disposición de infraestructura, y las relaciones laborales sin ningún tipo de relación laboral formal, son muy antiguas. De hecho hay un trabajo en demografía de nuestras facultades, que es un trabajo que se llama “Vendimia, zafra y alzada” que habla acerca de los trabajadores golondrinas; y este es un trabajo de los años 60’ de un demógrafo que lo miró del lado de la demografía pero lo que uno siempre recuerda es el movimiento de los trabajadores golondrinas que vienen del norte. Esta es una situación en la que el Estado ha tenido poca capacidad para controlar o regular, para formalizar, para lograr una verdadera tutela sobre los derechos laborales de esa persona, que además se le suman las condiciones de vida donde la gente vive en carpa, con los niños, sobre todo gente de origen del norte del país y en algunos casos inmigrantes de Bolivia. Pero me parece que no todas las actividades agrícolas en Mendoza tienen  el mismo nivel de informalidad y permiten el mismo nivel de informalidad y sobre explotación de la mano de obra. Esto habla de cierta capacidad del estado para llegar a ciertos lugares; sobre todo después de 20 años de un Estado que se retira, esto se profundizó. A su vez, un tema que me parece que lo complejiza al asunto, es que en la explotación agrícola en Mendoza y sobre todo en la horticultura; hay que tener cuidado porque algunos sectores de pequeños y muy pequeños productores, que trabajan con su familia, tiene prácticas socioculturales que son a primera vista difíciles de aceptar pero que tienen que ver con sus raíces socioculturales. Estoy hablando de todos aquellos que vienen de la comunidad boliviana o de la comunidad norteña donde, en muchos casos llegan hasta la auto explotación de la mano de obra familiar. En condiciones muy básicas de esa unidad económica. Con esto no estoy justificando el trabajo infantil, lo que me parece que los organismos de control del Estado tendrían que tener la capacidad para discriminar la situaciones; que no es lo mismo un gran empresario papero o de ajo que está explotando mano de obra y que en esa explotación las familias llevan a sus niños a, el productor de tres hectáreas de ajo que desarrolla su labor con su propia familia. Habría que ver cómo a través de acciones educativas y culturales, permitir que no utilice la mano de obra infantil. Para que no utilice la mano de obra infantil hay que reponer en ingreso para que no utilice la mano de obra infantil como una forma más de ingreso, me imagino algo así como una asignación universal para el sector rural. A su vez esto me parece que hay un salto cuantitativo y cualitativo en la indignación que provoca ver a las grandes multinacionales semilleras, haciendo casi un tráfico de personas. Donde habría, ahí sí, condiciones de semi esclavitud.

Por esto es que vale preguntarse si se le puede llamar trabajo esclavo, en términos de las definiciones más puramente sociológicas y económicas; de todas maneras, el uso mediático del título me parece bueno porque es una manera de sensibilizar la opinión pública y de que llamemos la atención sobre una situación que es realmente indígnate. Ahora, técnicamente la esclavitud es una forma de explotación que está ligada a ciertos modelos económicos, por lo que llamarlo esclavitud pueda entorpecer el entendimiento acerca del tema. La cual no quiera decir que en las mega explotaciones de la Pampa Húmeda, si hay recolección de personas, si hay trata, a la persona se le retira la documentación, nos estamos acercando a condiciones de semi esclavitud porque pierde una capacidad básica que es la capacidad de movilidad y la libertad individual. Esto es inaceptable sobre todo si uno mira que esas compañías, además de ser multinacionales, en el medio hay una multinacional de contratación de mano de obra, que es la multinacional francesa que la tenemos trabajando aquí también en Mendoza para otro rubros, sobre todo si hay un aprovechamiento de la inferioridad cultural y educativa de donde ellos van a detectar la mano de obra disponible. A esto se le suma que también como ya hemos podido poner un blanco sobre negro a partir de las investigaciones periodísticas, los sindicatos que deberían proteger a los trabajadores no lo están haciendo, y hay una vinculación bastante perversa ahí entre algunos líderes sindicales y las empresas.

Entonces, habría que  aplicar políticas y las distintas legislaciones que sancionan esto pero habría que tener políticas diferenciadas porque son situaciones diferenciadas las de un productor y su familia con unas pocas hectáreas y la de una mega empresa. Con el concepto central, claro e innegociable, que no pueden existir estas condiciones laborales, no puede existir el trabajo infantil pero de esos grandes principios ver cómo a diferentes situaciones de explotación agrícola se la trata de manera diferente; no para renunciar a estos objetivos sino para ver cómo se los ayuda a componerse en esa línea. A un mega empresario quizás no hay que ayudarlo en nada pero quizás a un pequeño productor hay que ver cómo se puede ver que eso se pueda solucionar. Porque quizás son prácticas culturales arraigas, lo cual no quiere decir que esté bien, lo que quiero decir es cómo, desde el Estado se actúa de manera inteligente para corregir esas situaciones.

- con relación a lo que has dicho, ¿el nivel de educación adquirido tiene que ver con esta suerte de sometimiento al mandato de los sindicatos y a la adquisición u obligación, del trabajador, a trabajar en estas condiciones de semi explotación?

- la democratización de los sindicatos es una tarea pendiente de la democracia argentina. Para lo imprescindible que es la función del sindicato en el funcionamientos de la economía capitalista, para la defensa de los trabajadores, de los intereses de los trabajadores, los salarios, las paritarias, etc., y hay sindicatos que esto lo respetan, hay una rotación de las autoridades, pero también es cierto que hay otros sindicatos en los que esto no pasa, son como bolsones que creo que es una deuda pendiente de la democracia argentina que ha logrado avanzar en muchos otros aspectos. No todos los líderes de los sindicatos están vinculados a los intereses de la empresa a la que presta sus servicios pero sí lo es en algunos casos dramáticos como los que han llegado, incluso, a la pérdida de una vida humana. Esto es realmente una tarea política donde hay que tener un poder político muy fuerte para poder  encararlo, esto es inevitable en la sociedad argentina.

En el mundo de la ruralidad en la argentina, es un mundo que viene con un proceso de modernización más atrasado, donde se han permitido condiciones de explotación que no han ocurrido en otras épocas en el mundo de la economía formal. A su vez, se agrega que ahí los niveles de sindicalización son bajos, y por otro lado los sindicatos que deberían actuar ahí están con vinculaciones que le hacen perder su razón de ser, entonces se vuelve a armar ahí un coctel de situaciones que han permitido estas condiciones  de explotación que sabíamos que estaban; quien haya ido alguna vez  a la cosecha de la papa ha visto. Quizás, el condimento extra en estas megas empresas de la Pampa Húmeda es el carácter prácticamente de trata de personas que se produce. Habrá que preguntarse si cuando vienen los camiones cargados de gente del norte, de salta, a la cosecha de la uva, del ajo, no habrá también ahí trata de personas. Las condiciones de traslado de esas personas, eso lo podemos ver, salimos a las rutas mendocinas y lo podemos seguir viendo.

- Si bien el esto cuenta con entes que regulan la actividad empresarial y la actividad del trabajador, ¿tiene hoy el Estado la suficiente estructura y la suficiente capacidad política para poder afrontar esta problemática para poder afrontarlo atendiendo a cada caso?

- A mi me parece que no. Me parece que el estado está recuperando su capacidad regulatoria en los últimos tiempos, esto no es fácil porque después de estos últimos 25 años de acciones concretas, primero a sangre y fuego en la dictadura y después una aplicación del modelo neoliberal y además, de lo ideológico donde el Estado hacia todo mal y que el Estado no sirve; hoy recuperar el rol del Estado no es fácil, es una tarea que va a llevar años. Porque hay que recuperar equipo técnico, hay que recuperar profesionales, hay que recuperar sueldos, hay que recuperar estructuras, esto no se recupera de un día para el otro. Porque, si uno quiere tener sintonía fina en que las situaciones no son las mismas tiene que tener más equipo, más gente capacitada con profesionales que entiendan esto va a llevar su tiempo. Del 76´ al 2003 lo que se ha hecho es destruir el Estado, como muchos autores dicen, no es que el Estado se retiro y el estado se desmantelo para las acciones que tenían que ver con la economía sino también con ciertas medidas que tendían al bienesestar de la población en general, entonces se lo llamo un Estado de Bienestar a la Argentina. Ahora, el Estado si quedo para favorecer a los grupos concentrados, pero no es un retiro total, no existe una sociedad sin Estado.

Entonces hoy recuperar el rol del estado tiene una doble tarea, en lo más si se quiere estructural, en lo más material, que es recuperar equipo técnico, profesionales, quizás las legislaciones y las leyes están pasa que hay que tener capacidad para poder ejercerla; y después también en lo ideológico, en el clima de las idea porque también las personas, también durante 25 años, hubo un clima cultural que dijo, y que de alguna manera genero un pensamiento hegemónico desde lo cultural, que el Estado era todo lo malo que le pasaba a la Argentina. Después no vinimos a dar cuanta que, por ejemplo un tema que no tiene nada que ver con este pero que está relacionado, resulta ser que las AFJP fueron uno de los mayores desfalcos que hubo en la historia de la Argentina. Hoy se puede contrarrestar un poco esa idea de que no está mal todo lo que hacia el Estado, es más, hemos venido a redescubrir que el mercado no hacia todo bien, todo lo contrario.