Universitarios estresados: entre el deber y el verse bien

Con la llegada de la primavera, psicólogos y nutricionistas se vuelven fuente de consulta y ayuda. Cómo manejar la presión frente a los exámenes.

Universitarios estresados: entre el deber y el verse bien

El programa Potenciarte recupera la importancia de la actividad recreativa, muchas veces ausente en la vida universitaria (Foto: Victoria Gaitán)

Sociedad

#23 - Brotados de estrés

Edición U

Unidiversidad / Florencia Martínez del Río y Nicolás Nicolli

Publicado el 24 DE SEPTIEMBRE DE 2017

Mientras algunos relacionan la primavera con un período de alegría y plenitud, para otros representa todo lo contrario. Es que parece que llega el tiempo de empezar a hacer balances –que no siempre muestran los resultados alguna vez proyectados–, de rendir exámenes, de medir y darse cuenta del agotamiento acumulado, de mostrar lo que se agradeció al invierno haber podido ocultar. Las dudas, las preocupaciones y los miedos interiores huyen hacia el exterior y la situación puede salirse de control.

Por un lado, están las ganas de llegar al verano “en forma”. Las personas no aguantan esperar por un turno y se oyen suspiros a coro en los consultorios. No hay diferencias por edad y, según los especialistas, las mujeres se posicionan a la cabeza de las más interesadas por bajar de peso.

Estefanía Suárez, nutricionista del Departamento de Asistencia Médico Social de la Universidad Nacional de Cuyo (Damsu) consideró: “El estrés se ve durante todo el año, no sólo por la llegada de la primavera y el verano, sino por el estilo de vida actual. Hay más consultas porque se empieza a usar menos ropa o ciertas prendas que muestran más el cuerpo, y es obvio que todas quieren verse mejor”.

La profesional reveló que el 90 % de las consultas son realizadas por mujeres, ya que “al hombre mucho no le inquieta el tema de los kilos de más en el verano".

“Comer es una necesidad básica fisiológica. Hay que dedicarle tiempo para poder responder a las exigencias diarias, trabajar mejor, con más energía y llegar al final de día con, al menos, una pausa”, indicó la especialista, y agregó que las dietas generan mal humor y producen más trastornos que soluciones. “Hay que encontrar un orden en la alimentación. En los eventos sociales podemos comer alimentos no muy saludables, pero prohibirlos es peor”, aconsejó Suárez.

Sin embargo, no siempre el paciente logra actuar de manera autónoma. La nutricionista contó que hay casos en los que debe derivarse a la persona al Programa de Manejo del estrés y la ansiedad del Damsu, debido al “estilo de vida y la falta de tiempo por el trabajo”. Curiosamente, Suárez argumenta: “Me cuesta convencer a la gente de que se dé el tiempo para comer algo tan sencillo como una fruta".

El programa es dictado por profesionales de distintas disciplinas, como la psicología y la nutrición, para que la persona, desde la educación emocional, el ejercicio físico, la relajación y la alimentación adecuada, pueda afrontar las demandas diarias.

Por su parte, Nazarena Asus, especialista en Alimentación y Nutrición Clínica de Adultos del Hospital Universitario, rescató que desde septiembre hasta diciembre asisten más personas por primera vez al consultorio que en el resto del año. “El clima templado y las tardes más largas favorecen salir a ejercitarse y arrastran a una mejora en la alimentación”, opinó.

 

En movimiento todo el año

La Secretaría de Bienestar de la UNCUYO también tiene iniciativas para contener a los estresados. Las consultas de los estudiantes se relacionan con patologías propias de la época, como la tos o la rinitis, pero son los trastornos alimenticios los que copan los diagnósticos: obesidad, dislipidemia y colesterol alto. Además, se incrementan las visitas a dermatólogos.

Los estudiantes sin cobertura social pueden acceder de manera gratuita a la atención de clínica médica, ginecología, odontología, psicología, psiquiatría, enfermería, nutrición y kinesiología.

Además, mediante el programa Potenciarte, se promueve la salud psicoemotiva para que los alumnos le hagan frente al estrés, potencien sus capacidades y adquieran hábitos saludables.

“¿Cuántos se preguntaron alguna vez si hacían deporte durante la universidad?”, dijo uno de los graduados de Ciencias Económicas en el discurso de su cierre de ciclo. La frase quedó grabada en la mente de Isabel Orrico, directora del Área de Deportes, Recreación y Turismo de la UNCUYO, cuando finalmente pudo darse cuenta de la importancia de la actividad recreativa, tan ausente en la vida universitaria.

En el marco de Universidad Saludable, el Programa de Actividad Física (PAF) es una de las propuestas transversales para los estudiantes. Ya comenzó a aplicarse en algunas facultades, como en Ciencias Médicas, Odontología o Ciencias Económicas, y aún resta ampliarse al resto de las unidades para ser incluido en el programa curricular de cada carrera.

La práctica recreativa tuvo que esperar 30 años hasta salir a la luz nuevamente. Según explicó Orrico, entre 1976 y 1986, la actividad física formó parte de un programa obligatorio en la UNCUYO. Sin embargo, con la vuelta de la democracia se canceló por las connotaciones negativas que la obligatoriedad sembraba entre el alumnado. El cambio de paradigma y el interés genuino de los estudiantes volvió a colocarla entre las prioridades.

“El deporte te permite autogestionar tu salud, conocer tus capacidades y alejar la locura por entregar un trabajo a horario”, señaló Orrico, quien destacó que el propósito principal de la actividad física es prevenir enfermedades y fortalecer ese momento de cooperación entre los estudiantes.

El PAF no requiere que el participante sea el más habilidoso del equipo. Incluso, si sufrió en la escuela con las clases de educación física, el alumno puede optar por otras actividades que no necesariamente sean los deportes más elegidos, como es el caso del fútbol, el hockey o el vóley. Acrobacia, andinismo, running, baile, yoga o tai chi chuan son algunas de las opciones.

En el club, los estudiantes de la UNCUYO deben abonar una cuota mensual de $ 70 (para los adherentes sube a $ 100), cifra que puede variar de acuerdo con el deporte elegido. Para la inscripción sólo es necesario presentar el DNI y la ficha médica firmada por un profesional.

 

Artículos de Edición U 23 - Estrés

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Todos se reciben menos yo

Adriana Hunau, coordinadora del Departamento de Apoyo al Estudiante y Orientación Vocacional de la UNCUYO, señaló que actualmente hay más de 300 estudiantes que se acercan al área de apoyo pedagógico y psicológico. Se trata de un espacio preventivo, de demanda espontánea, en el que los jóvenes depositan sus dolencias interiores o, al menos, las que ellos notan. Sin embargo, los profesionales detectan otras problemáticas, como violencia intrafamiliar o adicciones.

Muchos alumnos no logran amoldarse a las exigencias de los tiempos que corren. Es muy común que los jóvenes se frustren porque no siguen el ritmo de sus amigos, ya que están mirando al otro y no a sí mismos. “Es fundamental comprender que se puede avanzar cuando mis posibilidades me lo permiten”, advirtió Hunau.

Las dudas respecto a la carrera elegida también se cuelan en la agenda del Servicio de Apoyo Pedagógico y Orientación al Estudiante (SAPOE) de cada facultad, incluso en los años avanzados. Hoy, participan más de 60 chicos en los talleres de reelección para reencontrarse con la vocación que se perdió en el camino.

Terminar la carrera en el tiempo pautado no es para todos. Demorar el egreso se transformó en una especie de burbuja contra el mundo exterior. “La noción de estudiante te protege”, comentó Hunau, respecto a lo que observa en los que buscan apoyo emocional.

Quienes estén interesados, pueden acercarse al Departamento, cuya oficina está ubicada en el Comedor Universitario, de lunes a jueves de 9.00 a 13.30 y de 14.00 a 18.00, y los viernes de 9.00 a 13.30. También pueden llamar a los teléfonos 4494056 y 4135000 (internos  4056 y 2704) o escribir a orvocac@uncu.edu.ar.

Decálogo del desorientado

Diez frases de estudiantes que asisten al taller de reelección vocacional

  • “La carrera no me llenó”
  • “No sé qué quiero, vengo a que me den una idea”
  • “Hay algo que me falta”
  • “Siento que pierdo el tiempo”
  • “La carrera es muy larga”
  • “Soy demasiado ansioso/a”
  • “Vengo a que me digan dónde encajo”
  • “La carrera no era para mí”
  • “Me cuesta muchísimo sentarme a estudiar”
  • “El sistema educativo está mal”

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