El Congreso rechazó la acusación contra Temer

Unos 210 de los 513 diputados lo apoyaron, se abstuvieron y se ausentaron para así frenar la denuncia por corrupción que debía pasar al Supremo Tribunal Federal.

El Congreso rechazó la acusación contra Temer

Michel Temer, presidente de Brasil (Foto archivo telesurtv.net)

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Crisis política en Brasil

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Publicado el 02 DE AGOSTO DE 2017

 Michel Temer se salvó otra vez. En una sesión de ánimos caldeados, en la que hubo gritos, protestas y acusaciones de compra de apoyos, la Cámara de Diputados de Brasil rechazó la denuncia por corrupción contra el presidente por el escándalo de sobornos del frigorífico JBS, que amenazaba con sacarlo del poder.

Era necesario un respaldo de dos tercios de los diputados -342 de un total de 513- para que la denuncia presentada el mes pasado por la Procuraduría General de la República fuera aprobada, Temer fuese apartado de su cargo por hasta 180 días y juzgado por el Supremo Tribunal Federal. Pero, hasta el momento, la suma de los votos en contra de la demanda (195), las abstenciones (1) y las ausencias (14) superaron un tercio de la Cámara baja e hicieron imposible que los defensores de la denuncia alcanzaran el umbral clave para sacar del Palacio del Planalto al político del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

Para el presidente, que tiene apenas un 5% de popularidad, y se convirtió en el primer jefe del Estado brasileño en ser procesado por corrupción en el ejercicio de su mandato, fue una demostración de fuerza política en medio del enfrentamiento con la Justicia y ante las crecientes críticas de la sociedad. Se trató de la segunda prueba de fuego que este año sorteó el mandatario, luego de que en junio el Tribunal Superior Electoral rechazó, por apenas un voto, una demanda por financiamiento ilegal de la campaña Dilma Rousseff-Michel Temer de 2014.

Los esfuerzos de Temer se prolongaron hasta pocas horas antes de la votación: desde el reparto de prebendas e inversiones a diputados individualmente hasta reuniones con el nutrido lobbyparlamentario de los latifundistas. El Gobierno –en una maniobra no tan infrecuente en Brasil- llegó a cesar de sus cargos provisionalmente a diez ministros para que pudiesen recuperar sus escaños en la Cámara y participar en la votación. Y en el aire nunca dejó de flotar la situación de decenas de diputados, que viven con la amenaza de acabar algún día en la cárcel también por prácticas corruptas. 

 

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