El orgullo LGBT+ y la búsqueda de una sociedad mejor

Por Esteban Paulón, director ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas LGBT+ e integrante de la Comisión Directiva de la Federación Argentina LGBT (FALGBT).

El orgullo LGBT+ y la búsqueda de una sociedad mejor

La marcha del Orgullo en Río de Janeiro, una de las más populosas de Latinoamérica.

Sociedad

Sexo, género y diversidad

Otras Miradas

Esteban Paulón para Télam

Publicado el 28 DE JUNIO DE 2020

Cada 28 de junio el mundo conmemora una fecha muy especial: el Orgullo LGBT+. De un pequeño bar neoyorquino y una épica revuelta ocurrida hace 51 años, a millones de personas marchando en todos los continentes, el colectivo de la diversidad sexual ha recorrido un largo camino entre logros, amenazas y una pandemia de final aún incierto.

Dicen las crónicas que aquella noche, la del 28 de junio de 1969, la multitud atiborrada en el Stonewall Inn -uno de los sitios de "ambiente" en el Greenwich Village de Nueva York- homenajeaban a la entonces recientemente fallecida actriz Judy Garland, un ícono del colectivo LGBT+ desde que se animó a caminar hacia algún lugar más allá del arco iris.

Dicen las crónicas también que las fuerzas policiales irrumpieron esa noche en el pequeño bar con mayor ferocidad que otras veces y aseguran que fue Marsha P. Jhonson, una trabajadora sexual negra transexual, quien les arrojó los primeros objetos para repudiar la reiterada irrupción represiva, hecho que ya se había vuelto insoportable.

Dicen las crónicas que allí nacería el "Orgullo" como movimiento político, que daría origen un año más tarde (en junio de 1970) a las primeras marchas por la diversidad sexual en la propia Nueva York y la populosa ciudad de Los Ángeles, levantando banderas de igualdad, libertad y derechos.

Lo que no hubieran podido describir las crónicas de entonces es el derrotero que tuvo que transitar el colectivo LGBT+ en estos más de 50 años para lograr romper el cerco de exclusión, discriminación y criminalización que les impuso la sociedad heteronormada, a las sexualidades disidentes.

Ni que 50 años más tarde, seguirían siendo imperiosas la organización y la lucha no sólo para seguir avanzando en la conquista de derechos, sino para resistir a los embates de los sectores reaccionarios que no desean que alumbre un nuevo mundo.

Mucho hecho, mucho por hacer.

El camino no fue sencillo, desde luego, y el objetivo está lejos aún de ser alcanzado. A pesar de los avances, la posibilidad de vivir en un mundo igualitario, que celebre la diversidad como un valor sustantivo e inherente a las sociedades verdaderamente democráticas, aún nos queda algo lejos.

En la actualidad más de 70 países penalizan y criminalizan en diverso grado las relaciones consensuales entre personas del mismo sexo. Algunos de esos países incluso con la pena de muerte. ¡Son más del doble de los países que garantizan el matrimonio igualitario, y más del triple de aquellos que reconocen la identidad de género autopercibida!

También se debate en muchos países - incluidos varios de nuestra región - sobre las "terapias de reconversión" para "curar" a las personas LGBT+, y esto a pesar que hace 30 años la Organización Mundial de la Salud quitó a la homosexualidad del listado de desórdenes mentales, y en breve correrán la misma suerte las identidades trans.

Éstos son sólo algunos de los frentes en los que nos encuentra el Orgullo en el 2020, a los que podríamos sumar la lucha por la inclusión plena del colectivo trans en los ámbitos de la salud, la educación y el empleo, o el derecho de todes les niñez a vivir infancias felices, plenas y libres de discriminación y prejuicio.

Sin dudas la tarea es enorme, pero sin dudas también, hoy contamos con más herramientas y apoyo que ayer. ¡Y contamos con la experiencia y el camino abierto por tantos y tantas pioneras, un camino sobre el cual seguimos marchando más fuertes y unides que nunca!.

 

sociedad, sexo, género y diversidad, esteban paulón, marcha del orgullo, miradas,