Ernesto Suárez: "La oferta teatral ha crecido más que la población"

Sus más de cinco décadas de oficio lo definen como un cronista de época invaluable. Por eso, cuando nos aventuramos a indagar en torno al consumo cultural de Mendoza, pensamos en el Flaco.

Ernesto Suárez: "La oferta teatral ha crecido más que la población"

Ernesto Súarez, actor, director y referente del teatro mendocino (Foto: Axel Lloret)

Sociedad

#21 - Sin hibernar, Mendoza cosecha en invierno

Edición U

Edición U / Mariela Encina Lanús

Publicado el 23 DE JULIO DE 2017

Ernesto "El Flaco" Suárez no para. Todos los sábados tiene función en el Teatro Bar La Comedia (tiene en cartel el unipersonal Hay cosas más dañinas que el tabaco) y estuvo todas las vacaciones de invierno con Clásicos para niños y no tan niños en El Taller –la sala que levantó con sus propias manos–. Además, dirige los ensayos de la nueva creación colectiva del elenco De Sol a Sol y prepara una gira por los 30 años de Educando al nene, uno de los clásicos que comparte con Daniel Quiroga, su sobrino, su socio creativo, su amigo.

El Flaco es historia viva. Sus más de cinco décadas de oficio lo definen como un cronista de época invaluable. Por eso, cuando nos aventuramos a indagar en torno al consumo cultural en Mendoza, pensamos en él. ¿Cómo se modificaron en los últimos años los índices de consumo de bienes culturales? ¿Consumimos más o menos teatro? ¿Qué lugar ocupa el consumo de bienes culturales dentro de lo que consideramos entretenimiento?

El actor, director y maestro, referente del teatro popular en Latinoamérica, es un hombre memorioso. “En estos últimos 50 años, el teatro ha crecido en todo sentido: en calidad y en cantidad. Cuando comencé este oficio, los elencos eran contados con los dedos. Casi no existía una oferta teatral".

¿Y ahora, Ernesto?

Ahora es incomparable; la oferta teatral ha crecido mucho más que la población. La mayor publicidad que tenemos es la radio bemba (el boca a boca). Incluso, con la utilización de espacios no convencionales, como bares y cafés, y la creación de salas pequeñas, como La Casa Violeta, se ha abierto un abanico. El actor no solo puede vivir para el teatro, sino del teatro. Es cruel no poder hacerlo.

Si pensamos en la relación oferta/demanda, ¿ha crecido la cantidad de público que asiste a las salas?

Ha crecido, sí. La gente que va a mis espectáculos ya tiene hijos y nietos (ríe). Lo cierto que es que la variedad de la oferta ha hecho crecer la demanda. Con el advenimiento de la democracia, aumentó notablemente la cantidad de jóvenes interesados en el teatro. Cuando regresé del exilio seguían siendo un puñado; una obra no duraba mucho tiempo en cartelera, generalmente hacíamos tres o cuatro funciones. Hoy, en cambio, hay varios elencos que mantienen una misma obra varias temporadas.

¿Por qué cree que el público busca los espectáculos de humor?

Porque las propuestas populares generalmente son de humor, pero también porque Mendoza no tiene una historia teatral todavía: la historia no se escribe en 50 años, sino en 100. Pensemos que Buenos Aires tiene más de ciento y pico de años de historia. Nuestra historia viene escribiéndose. En este devenir, tiene mucho que ver el incentivo que significa para los más jóvenes la Facultad de Teatro, además del Instituto Nacional del Teatro, que otorga líneas de financiamiento para producciones, equipamiento e infraestructura. Lo que sigue faltando, y faltará siempre, a riesgo de sonar pesimista, es un presupuesto fuerte para Cultura. Ante la falta de presupuesto, los funcionarios tienen las manos atadas. Hay más de 40 grupos y una decena de salas. La deuda pendiente es una ley provincial que acompañe este desarrollo.

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