Cambia, todo cambia, como dice la canción. Lo que no cambia es la discusión por el horario de atención de los comercios en el centro mendocino. Aunque si volvemos unos años atrás, algunas personalidades enfocadas en el tema no pensaban lo mismo que ahora, así que se tomaron en serio la canción de Mercedes Sosa.

Desde hace varios años, los comerciantes y diversas autoridades discuten si seguir atendiendo en horario discontinuo o hacerlo de corrido. La seguridad, la rutina de las personas que trabajan en el rubro del comercio, el personal para cubrir horarios y la “siesta sagrada” son temas que nunca se quedaron dormidos, valga la redundancia.

Hace cuatro años, Adolfo Trípodi, titular de la Federación Económica de Mendoza (FEM), advertía lo extraordinario del horario corrido para la época invernal y el tiempo libre que les quedaría a los empleados para realizar otras actividades. Con respecto a cuestiones de inseguridad, el referente afirmaba que no existían episodios de este estilo en el radio céntrico, además recalcaba que era un lugar seguro para comprar.

Quizás se podría decir que hace cuatro años era menos factible que hubiese inseguridad en el centro o bien que en estos últimos años los comerciantes se dedicaron tanto a su trabajo que ya no quieren realizar otras actividades. Es que al retomar el debate en 2018, la primera advertencia del presidente de la FEM fue la preocupación por la seguridad y que dicho cambio solo sería “conveniencia de unos pocos”.

Por otro lado, Guillermo Pereyra, diputado provincial y secretario gremial del Centro de Empleados de Comercio (CEC), siempre habló sobre los efectos que tales modificaciones tendrían sobre los empleados, ya que ellos tienen sus vidas organizadas según el horario (discontinuo) de trabajo; por ejemplo, retirar a sus hijos de las escuelas, el almuerzo, etc. Él considera que la medida no tiene factibilidad.

En 2014, Pereyra trataba los mismos temas sobre los derechos adquiridos de los comerciantes, pero hay un detalle: el secretario gremial consideraba que era una buena discusión modificar las horas de trabajo con base en la seguridad. Aún así, hay que destacar que siempre estuvo intacta la cuestión cultural de la “siesta sagrada”.

Sin embargo, el salto mayor lo dio la Cámara Empresaria de Comercio, Industria, Turismo y Servicios de la Capital (Cecitys). "Nunca digas nunca", dice el dicho, o bien "nada es para siempre", de la boca de Fabiana Cantilo y Fito Páez.  Anteriormente el ente se negaba rotundamente a  cambiar los horarios, pero ahora, si bien el organismo tiene otro presidente, es el impulsor de la medida.

Retrocediendo en el tiempo, Alberto Minzer, en ese entonces (2014) presidente de la Cecitys, se manifestaba en contra del horario corrido con estas palabras: “No sirve. La gente está acostumbrada a dormir la siesta". Aseguró además que en el horario de la siesta no había policías, haciendo hincapié en la inseguridad que correrían los empleados en ese momento del día.

La idea que plantea para 2018 el presidente de la Cecitys, Adrián Alín, es que los negocios abran a las 9 y cierren a las 18. Según sus declaraciones a El Sol: "Hay que abrir la cabeza. Tenemos que acordar con el CEC cómo crear políticas para generar empleo, no para ver si conviene o no... Los dueños de los negocios somos nosotros”.

En este caso, fueron contra Alín tanto Tripodi como Pereyra y explicaron que si un comercio desea abrir de corrido, hoy por hoy no tiene ningún impedimento para hacerlo, aunque tanto desde el punto de vista legal como desde las costumbres mendocinas, lo mejor es seguir adelante con el horario discontinuo.

 

Los comercios no harán horario corrido

Los representantes del Centro de Empleados de Comercio y de la Federación Económica de Mendoza señalaron que los trabajadores tienen derechos adquiridos. Además argumentaron que "el descanso es sagrado".