Racismo y desigualdad: cómo la pandemia acentúa las dificultades de los pueblos indígenas

Un informe del Conicet reflejó la situación de las comunidades del país durante la cuarentena. En Mendoza, la principal problemática radica en el seguimiento educativo y las fuentes de trabajo.

Racismo y desigualdad: cómo la pandemia acentúa las dificultades de los pueblos indígenas

Foto: fuente flickr.com

Sociedad

Efecto pandemia

Unidiversidad

Unidiversidad / Fuente: Conicet

Publicado el 28 DE JULIO DE 2020

A través de un informe, el Conicet ilustra la realidad que atraviesan 30 pueblos indígenas del país durante la cuarentena. De esta manera, la desigualdad y el racismo son el punto en común entre estas comunidades que han sido relevadas por grupos de antropólogos y universidades nacionales. La situación no cambia en la provincia de Mendoza, donde las dificultades crecen en zonas rurales con la falta de conectividad y accesibilidad a los puestos donde viven las familias.

Hay 500 páginas, 100 autores y 30 pueblos indígenas relevados en menos de dos meses. El trabajo se desprende del relevamiento del impacto de la medida social de aislamiento que el gobierno nacional solicitó a la Unidad Coronavirus COVID-19 a mediados de marzo pasado y que revela la realidad de las comunidades indígenas que habitan el suelo argentino en medio de una invisibilización histórica y reclamos territoriales, lingüísticos y culturales, sostenidos, en algunos casos, desde hace más de un siglo.

“Los lineamientos bajo los cuales se pensó el documento eran expresos: queríamos aclarar que no son sectores vulnerables, sino pueblos cuyos derechos han sido sistemáticamente vulnerados; tampoco se trata solamente de víctimas: son personas que tienen la capacidad de pensar, soñar y organizarse, y eso les permite seguir existiendo a pesar de todo lo padecido”, relata Liliana Tamagno, investigadora del Conicet actualmente jubilada y directora del Laboratorio de Investigaciones en Antropología Social de la Universidad Nacional de La Plata (LIAS, UNLP).

Sorprendida por el grado de adhesión y concordancia que evidencian los aportes vertidos en el informe por cada grupo participante, Tamagno admite que al principio sintió cierta desconfianza en el éxito que pudiera tener un proyecto con tantos autores. “Son docentes, investigadores y becarios que se acercaron porque querían sumar el resultado de años de estudios. El producto es lo que nosotros entendemos como una construcción colectiva de conocimiento junto con los pueblos indígenas, con quienes hemos realizado trabajo de campo durante décadas”, repasa la especialista.

Violencia de género: las mujeres indígenas, las más vulneradas

El feminismo comunitario indígena denuncia que el nivel de violencia contra la mujer perteneciente a pueblos originarios es el más alto de la población en general. El dato fue recopilado por el Enlace Continental de Mujeres Indígenas que nuclea a personas pertenecientes a todos los países que conforman América Latina.

Titulado Informe ampliado: efectos socioeconómicos y culturales de la pandemia COVID-19 y del aislamiento social, preventivo y obligatorio en los Pueblos Indígenas en Argentina. Segunda etapa, junio 2020, el trabajo incluye registros de comunidades que habitan las regiones Metropolitana, Pampeana, Noroeste, Noreste, Cuyo y Patagonia. La dinámica se basó en comunicaciones constantes a través de conversaciones telefónicas, redes sociales y videollamadas con los referentes de cada pueblo para hacer un seguimiento de la cotidianidad en el contexto de pandemia en cuanto a problemáticas de ambiente y salud, alimentación, acceso a la educación, información y justicia. En todos los casos se describen situaciones de necesidad, especialmente de agua potable y elementos de higiene, dificultades económicas por la imposibilidad de salir a trabajar y deserción escolar.

El otro tema que aparece con claridad en el informe de comienzo a fin es el del racismo. “Nos preguntamos por qué razón esta práctica, que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) denuncia desde 1946, sigue presente”, apunta Tamagno, y reflexiona en consonancia con la teoría del antropólogo argentino radicado en México Eduardo Menéndez, que la ha definido como el modo de relación establecido por el capitalismo. “¿Cómo expropiar, explotar y hambrear al otro si no se lo supone inferior, si no se lo cosifica? Hay que entender la desigualdad como algo producido por el interés del gran capital que se hace realidad en los agronegocios, la minería y el megaturismo, que avanzan depredando y violentando la naturaleza, la vida y los derechos de los pueblos indígenas, a quienes no se valora como al resto de los ciudadanos”, expresa.

Por otro lado, los especialistas destacan algo constitutivo de las comunidades originarias que retrata su identidad más profunda: las formas de organización y la reflexión sobre sí mismos, la vida humana y la naturaleza que tienen sus miembros. “Los pensamientos hacia el futuro, lo que quieren para ellos, sus hijos y nietos. Ahí aparecen sus saberes y utopías, que siguen en pie a pesar de todas las expropiaciones, arrinconamientos y explotaciones sufridas”, agregó Tamagno.

“Ellos denuncian esas situaciones, pero también desean que se valoren los modos en que transmiten sus conocimientos de generación en generación. Sin caer en una mirada romántica, subrayamos el sentido de lo colectivo comunitario que los guía y les permite seguir existiendo. El sentido de reciprocidad: la idea del dar y recibir, pensar en el otro y ser de alguna manera ese otro, resistiendo a la lógica de la acumulación y las leyes del mercado que organizan la sociedad individualista en la que vivimos”, finalizó.

 

La situación de los pueblos indígenas en Mendoza

El informe arroja que precisamente en la zona de Lavalle, departamento donde se ubican cerca de 5000 personas pertenecientes a la comunidad huarpe, el panorama se torna muy complicado frente a la pandemia, sobre todo porque muchas de estas familias viven en aislamiento, ubicadas en puestos, lo que provoca que la accesibilidad a medidas de emergencia sea aún más compleja, sumado a la carencia de conectividad.

Por este motivo, el acceso al “bono de emergencia” otorgado por el Estado ha sido escaso o nulo. Al ser todos los registros virtuales, a la mayoría de los habitantes les resulta muy difícil hacerlos.

La comunidad Queyunp fue reconocida oficialmente por el Estado

La comunidad Colla Queyunp, oriunda de la provincia de Mendoza, logro ser inscripta en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas (ReNaCI) del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).

Según el informe, en las 12 escuelas que allí funcionan están trabajando a través de cuadernillos impresos y, a la vez, realizan entrega de bolsones de alimentos cada 3 semanas.

Otra de las problemáticas que enfrentan es la imposibilidad de comercializar animales. La venta de chivos es la principal fuente de ingreso, pero, en contexto de cuarentena, queda cerrada la puerta a la comercialización, así como a la actividad turística en la cual está involucrada. A la comercialización de chivos se suma la comercialización de artesanías, ambas paralizadas de la mano de la paralización de la circulación y de la actividad turística.

De esta manera, el seguimiento educativo es complejo, ya que mayoritariamente requiere acompañamiento constante por parte de los padres o tutores a cargo, pero muchas veces estos carecen de lecto-escritura.

Por otra parte, en el sur mendocino se encuentran las comunidades mapuches y mapuches-pehuenches, que habitan en zonas urbanas y rurales de los departamentos de Malargüe y San Rafael.

El informe expuso que una de las principales complicaciones radica en el acceso a insumos sanitarios para el personal femenino que se desempeña como agentes sanitarias indígenas, que realizan rondas por los puestos o en los centros de salud a las personas que lo requieran. Ellas afirmaron que los materiales necesarios para la prevención y cuidado del virus, como barbijos, antiparras, alcohol, guantes y delantales han escaseado desde el inicio de la pandemia. Sin embargo, advierten también que esta carencia se ha podido resolver poco a poco gracias a las donaciones recibidas, así como con la compra individual de ciertos elementos indispensables.

Respecto del trabajo y la comercialización, las actividades de los puestos rurales no se detuvieron con la implementación del aislamiento sanitario por la pandemia; es decir, no se vieron afectadas las tareas vinculadas a la cría trashumante de animales. No obstante, en relación con la venta de animales, propia de los meses de marzo y abril, las personas consultadas coinciden en que sufrió una disminución notable.

Las razones principales que mencionan son la sequía prolongada que vienen sufriendo, la elevada pérdida de ejemplares por depredación en campo abierto y corrales, y la inactividad reciente de los comercios que suelen comprar a las familias productoras.

Comunidades huarpes reclamaron la devolución de tierras

Las comunidades indígenas de Mendoza se reunieron con la vicegobernadora Laura Montero y reafirmaron el pedido por 780 mil hectáreas que fueron expropiadas en 2001. Luego de 15 años siguen peregrinando para que se las entreguen. En el conflicto repitieron la denuncia al fiscal de Estado, Fernando Simón, por incumplimiento de sus funciones.

Una de las dificultades derivadas de la cuarentena es que las oficinas del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) fueron cerradas, por lo que se interrumpieron los trámites presenciales de guías y de vacunación que se realizan ante ese organismo y se retrasó la posibilidad de concretar ventas.

Por otro lado, las comunidades del sur tienen emprendimientos turísticos propios, como campings o cabañas; también trabajan parcialmente en actividades turísticas, como la venta de productos artesanales, circuitos de cabalgatas, etc. Los entrevistados afirmaron que se sintió el impacto en estas actividades por el cese de la afluencia de visitantes.

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