Capacitar en cuidados: uno de los desafíos de Mendoza frente al envejecimiento poblacional

La provincia, en consonancia con el resto del país, consolidó el proceso de envejecimiento poblacional que comenzó en la década del 70. La UNCUYO ofrece dos posibilidades de capacitación en cuidados domiciliarios, ya que desde hace años la demanda es superior a la oferta. El objetivo es que las personas mayores tengan una vida lo más autónoma e independiente posible.

Capacitar en cuidados: uno de los desafíos de Mendoza frente al envejecimiento poblacional

La cuidadora domiciliaria acompaña a la persona adulta para que tenga una vida independiente y autónoma. Foto: Freepik

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Verónica Gordillo

Publicado el 03 DE JULIO DE 2025

Mendoza está envejecida, pero no es solo Mendoza. Es Argentina, es América Latina y es el mundo que atraviesan distintos estadios de este fenómeno demográfico caracterizado por el aumento del número de personas de 60 años y más respecto de las que tienen entre 0 y 14 años. Esta realidad implica desafíos y uno de ellos —entre muchos— es la necesidad de capacitar a quienes acompañen a esas personas, un desafío que asumió la UNCUYO a través de dos propuestas: el curso en cuidados domiciliarios que brinda un equipo del Hospital Universitario y el diplomado que ofrece el área de Extensión de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

Belén Álvarez Vargas ayuda a pensar cómo abordar el fenómeno al compartir la visión que tienen en el Centro de Estudios sobre Vejeces y Envejecimiento Poblacional (Cevep) de la UNCUYO, del que es titular. Dice que no les gusta verlo como un problema, porque trae aparejado muchas oportunidades que se pueden aprovechar, pero que al mismo tiempo es necesario analizar cuáles son las mejores y posibles respuestas para los retos que plantea y marcar el rumbo de las políticas públicas a mediano y largo plazo.

¿Cuáles son esos desafíos? La politóloga los nombra y coloca en primer término la necesidad de contar con personal capacitado para el cuidado. “Siempre nombro primero lo que tenga que ver con los cuidados, porque suele ser lo más inminente, es la demanda más inmediata que suele tener una familia, un vecino, un hospital y lo que requiere una respuesta más rápida. Hay otros ámbitos que permiten una mayor planificación, como por ejemplo la cuestión urbanística, de arquitectura de las urbes, el transporte, las comunicaciones, todos estos servicios que son ofrecidos al conjunto de la sociedad que deberían ir adaptándose a una población mayor, que tiene características distintas a una población más joven”, expresó.

El envejecimiento poblacional es un fenómeno mundial, que tiene mayor impacto en los países desarrollados. Foto: Pixabay/sarcifilippo

Álvarez Vargas explica que el sistema de cuidados para mayores es progresivo: el primer eslabón es el domicilio, donde el eje central es que las personas sigan siendo independientes y vivan en su casa, el segundo, centros de día, donde puedan realizar distintas actividades y, el tercero, lugares de larga estadía (geriátricos), que pese a una idea social generalizada solo necesita un porcentaje pequeño de esa población.

En Mendoza —dice la politóloga— desde hace años la demanda de personal capacitado en cuidados supera en mucho a la oferta. Cree que ahí hay una oportunidad.

En ese aspecto coincide el director de Adultos Mayores de la provincia, Lucas Luppo. “Actualmente tenemos más demanda que oferta de cuidadores, por eso es importante que se capaciten, porque como en toda profesión uno capacitándose va a tener mucha más salida laboral, pero vamos camino a eso, a una necesidad imperiosa de contar con buenos cuidadores y de auxiliares de la gerontología”, expresó.

Hay otro aspecto en el que coinciden Álvarez Vargas y Luppo, uno que consideran más profundo que capacitar en cuidados, que mejorar la infraestructura y los servicios destinados a esa población: intentar cambiar la mirada social sobre las vejeces, ya que en base a prejuicios existe una imagen estereotipada de personas lentas y poco productivas. Creen necesario ir hacia vejeces activas y sentar las bases de políticas públicas que tiendan hacia ese objetivo desde la niñez, para que quienes lleguen a esa etapa la piensen como un proceso feliz, de ocio productivo y no como un momento oscuro.

Álvarez Vargas dice que es cambiar la mirada sobre las vejeces y dejar de lado los estereotipos. Foto: Unidiversidad.

Un fenómeno local y mundial

Para determinar estadísticamente el envejecimiento poblacional se considera el peso de dos grupos etarios: el de 60 años y más y el de 0 a 14 años. Cuando el primero representa el 7 % del total se registra este fenómeno demográfico, un porcentaje que Argentina alcanzó en la década del 70 y que siguió creciendo a 12,9 % en 1991 y a 14,3 % en 2010.

Los resultados definitivos del Censo 2022 mostraron que el proceso sigue en marcha: las personas de 65 años y más representaron el 18 % de la población, cuando en 2010 eran el 15,9 %. En Mendoza ese grupo llegó a 16,6 % o dicho de otro modo, en la provincia viven 53 personas de 65 años y más por cada 100 que tienen entre 0 y 14 años. Además hay un proceso de feminización, ya que son más las mujeres en esa franja etaria.

Un proceso similar ocurre en la región. De acuerdo a datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en 2000 el porcentaje de la población de 60 años fue del 8,2 % y, según proyecciones del organismo, en 2050 llegará al 25 %, es decir que 190 millones de personas —o una de cada cuatro— tendrá 60 años o más. Además, marcó que el proceso se encuentra en una etapa más avanzada en Uruguay, Cuba y Chile, mientras que Argentina se ubica en una situación moderadamente avanzada.

En Argentina son más las mujeres de 60 años y más que los varones, ya que ellas tienen una mayor expectativa de vida. Foto: Unidiversidad. 

Lo mismo ocurre a nivel mundial, donde según previsiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el número de personas de 60 años o más que eran 1100 millones en 2023 pasará a 1400 millones para 2030, una tendencia que se dará con especial velocidad en los países desarrollados.

Hay aspectos que indican que el fenómeno demográfico se profundizará, teniendo en cuenta que está imbricado con otros dos factores: el aumento en la expectativa de vida y la baja en la tasa de natalidad, que con distintas características se replican en Mendoza, en Argentina y en muchos países del mundo.  

Capacitar en cuidados

Uno de los objetivos que marca esta realidad es capacitar para acompañar o asistir a personas mayores, el que la UNCUYO asumió a través de dos propuestas en cuidados domiciliarios y en ambos casos la demanda supera las expectativas.

La primera propuesta fue el diplomado en cuidados domiciliarios que dicta un grupo de profesionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, a la que pertenece el Cevep, por el que ya pasaron 150 personas y que no solo se realiza en el Gran Mendoza, sino en departamentos más alejados como fue el caso de San Carlos. La segunda, la brinda un equipo interdisciplinario del Hospital Universitario que comenzó hace una semana y concluirá en octubre. 

Torres destaca que las cuidadoras son un eslabón clave que trabaja en conjunto con el equipo de salud. Foto: Unidiversidad. 

Más allá de las diferencias en cada una de las capacitaciones, hay puntos en común: la mayoría de las personas que siguen esas capacitaciones son mujeres con hijos e hijas a cargo, que ya cumplen ese rol, que lo ven como una salida laboral y que quieren sumar conocimientos, lo que les permite ingresar al Registro de Cuidadores Domicilios que lleva adelante Nación y que sigue vigente.

Nelson Joel Gabrielli, jefe del Servicio de Enfermería, y Cecilia Torres, a cargo del Servicio Social del Hospital Universitario dirigen la Formación integral para cuidadores domiciliarios de adultos mayores. Contaron que la idea surgió luego de que una cooperativa que nuclea a cuidadoras les pidiera capacitación, lo que llevó a pensar en una propuesta más formal, que delinearon con el apoyo de la dirección Académica y de los equipos de Tics y Comunicación. La respuesta fue inmediata: en lugar de los 30 cupos que tenían previsto se anotaron 65 personas que ya comenzaron el entrenamiento.

La formación ofrece una mirada completa, es decir que no solo se incluyen aspectos prácticos y específicos de la labor, sino también la comprensión de este fenómeno demográfico. “Somos conscientes de que mucha gente lo toma como una salida laboral, pero no alcanza con tener la formación o los contenidos mínimos, sino que hay que incluir el aspecto social, entender la situación de la familia, la de la persona, y creo que en ese sentido lo bueno es que lo planificamos desde la interdisciplina”, explica el licenciado en Enfermería.

Cecilia, trabajadora social, marca el plus que significa comprender el fenómeno global. “La Convención Interamericana de Derechos Humanos define derechos específicos de los adultos mayores a vivir una vida digna y más que nada a entenderlos como sujetos de derecho con una complejidad particular y no como sujetos pasivos, descartables, totalmente carenciados que necesitan de ayuda. Entonces no es lo mismo alguien que no tiene una formación, que quizás tiene determinados prejuicios o estereotipos, a alguien que puede ir haciendo un proceso reflexivo de cómo miro al otro”, comenta.

Para Gabrielli además de la formación específica es importante que quienes asisten al curso comprendan el aspecto social del fenómeno. Foto: Unidiversidad.

¿Qué hace una cuidadora domiciliaria? Con la intención de evitar confusiones, Nelson y Cecilia van primero por la negativa, es decir todo lo que no es: no es personal de servicio doméstico, ni de enfermería, ni de la medicina, ni de trabajo social. Sí es —explican— una figura clave que trabaja junto con el equipo de salud con un mismo objetivo: que la persona pueda permanecer en su casa y que tenga una vida lo más independiente y autónoma posible.

Ambos profesionales destacaron que su labor consiste en colaborar para que la persona realice las actividades básicas de la vida cotidiana, es decir alimentarse, vestirse, higienizarse. Además, como está presente, puede monitorear el estado de salud general, dar aviso ante una emergencia, administrar medicación siguiendo indicaciones médicas, realizar actividades que fomenten la recreación y vínculos en el barrio, desde acompañar para hacer las compras o simplemente a caminar.

Cecilia marca la importancia de su figura. “El cuidador permite que la persona mayor siga viviendo en comunidad, con sus vínculos, con sus lazos afectivos. Por supuesto, el plan de cuidados va a depender de las particularidades que tenga cada adulto mayor como la edad, porque no es lo mismo alguien de 60 o de 80, alguien que vive solo a alguien que tiene un núcleo familiar, el que está en plena zona urbana o el que vive en la zona rural y no tiene accesibilidad para hacer otras actividades, entonces todas estas cosas son importantes que el cuidador las tenga en cuenta a la hora de planificar la complejidad de los cuidados. Nosotros apuntamos a eso, a darles herramientas para que puedan ver esta complejidad y que puedan ser parte del equipo de salud”.

El equipo del Hospital Universitario ya tiene un bagaje de conocimiento basado en la práctica. Muchos adultos mayores acuden a sus instalaciones por varias razones: la cercanía, los turnos programados, la disposición de profesionales, la calidad de atención y las múltiples actividades que les proponen desde gimnasia hasta artes y ejercicios de estimulación cognitiva.

La apuesta de los equipos que capacitan es cambiar los estereotipos para pensar en esta etapa como feliz, de de ocio productivo. Foto: Télam

Un desafío público y privado

Luppo, titular de la Dirección de Adultos Mayores, destaca la importancia de estas capacitaciones, que asegura son cada vez más requeridas no solo para cuidados domiciliarios, sino también para el trabajo en centros de día o residencias de larga estadía, tanto en la gestión pública como en la privada. 

“La capacitación para cuidadores es súper necesaria y apoyamos estas iniciativas. Hoy la provincia cuenta con siete macro residencias y pusimos en marcha proyectos de casas con persona autoválidas para ir hacia un cambio de paradigma. Hay que reperfilar las residencias, porque no es lo mismo una persona autoválida, que otra que no lo es o que tiene una demencia”, explica.

Hace años Nación abrió un Registro de Cuidadores Domiciliarios, que sigue vigente, y en Mendoza se está tratando un proyecto similar en la Legislatura. Frente a esta posibilidad, Luppo considera necesario avanzar hacia un sistema más integral, por lo que trabajan en la letra de una iniciativa para poner en marcha un centro de capacitación de cuidados polivalentes, que no solo incluya a quienes acompañen a personas mayores, sino también a niños, niñas y adolescentes y a quienes tienen alguna discapacidad, con las particularidades de cada caso, ya que los saberes que necesitan son distintos.

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