En Río de Janeiro fueron unos 4000 los manifestantes que protestaron contra la presidenta izquierdista en la calzada de la playa de Copacabana, con carteles en los que se podía leer "Fuera Dilma y prisión para Lula". Los datos no fueron confirmados por la policía carioca, que no suele entregar cifras sobre la participación en protestas.

En Brasilia, la capital, la marcha tuvo lugar frente al Congreso y reunió a unas 3000  personas. En San Pablo, como de costumbre, la marcha tuvo lugar en la Avenida Paulista y también congregó a miles de personas convocadas por el grupo "Vem pra rua" (Ven a la calle). "Queremos nuestro país de vuelta y que esta gente se vaya", declaró a la agencia AFP Vilma Moniz Portella, una abogada de 68 años que en Río llevaba un pequeño muñeco inflable del juez anticorrupción Sergio Moro, que lidera la investigación sobre el fraude en Petrobras.

En varias ciudades hubo también concentraciones contra Michel Temer, el presidente interino, convocadas por el llamado "Frente Pueblo sin Miedo", que reúne a una treintena de organizaciones de izquierda, como los Trabajadores sin Techo, centrales sindicales, el PT y el Partido Comunista. "Es cierto que el PT no está en su mejor momento, en todos los partidos hay corrupción, pero el gobierno de Temer es incluso peor", afirmó Eunice Mariano, una jubilada de 61 años que ve al gobierno interino como ilegítimo y lo acusa de querer implantar retrocesos.

Este fin de semana la fiscalía confirmó que el ex presidente Luis Ignacio Lula Da Silva será juzgado en esta causa por intentar obstruir las investigaciones del megaesquema de corrupción en Petrobras. Es la primera vez que el fundador del izquierdista PT será sometido a juicio en esta causa que develó un fraude que costó más de 2000 millones de dólares a la petrolera para beneficiar a decenas de políticos, empresarios y funcionarios de la compañía.

Por su parte, este sábado, el Senado informó que la votación de la destitución de la presidenta comenzará el 29 de agosto. Rousseff tendrá que dejar su cargo si al menos 54 de los 81 senadores votan a favor del impeachment en la última etapa del juicio que debe extenderse durante una semana, según un cronograma del presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski, encargado de conducir las sesiones durante esa fase en el Congreso.