Asesinato de Melody Barrera: fue travesticidio

Un histórico fallo en Mendoza reconoció el hecho como un homicidio agravado por odio a la expresión o identidad de género. Luego de la deliberación del jurado, la jueza confirmó la culpabilidad del policía Darío Jesús Chaves Rubio. “La condena es por Melody y por todas las asesinadas”, dijo la abogada Viviana Beigel.

Asesinato de Melody Barrera: fue travesticidio

El jurado encontró culpable a Darío Jesús Chaves Rubio del travesticidio de Melody Barrera. Foto: Ramiro Gómez / Télam

Sociedad

Unidiversidad

Julia López

Publicado el 15 DE SEPTIEMBRE DE 2022

El primer juicio de Mendoza por un caso de travesticidio falló a favor del planteo de la acusación, integrada por la fiscalía y la querella: el asesinato fue cometido por odio a la expresión o identidad de género de Melody Barrera, una travesti que perdió su vida luego de recibir seis disparos de Darío Jesús Chaves Rubio. El culpable, entendieron el jurado y la jueza Nancy Lezek, cometió el travesticidio agravado, también, por ensañamiento, alevosía, uso de arma de fuego y su condición de policía. La pena es prisión perpetua. "Culpable", repitió el presidente del jurado ante cada agravante.

La jornada estuvo marcada por el acompañamiento de las militantes travestis y trans, organizadas con familiares en la comisión Justicia por Melody. Su lucha, en estos dos años, consistió en visibilizar el asesinato a Melody Barrera, el agravante por travesticidio y la violencia estructural que sufren travestis y trans. Si bien el motivo para juntarse fue trágico y doloroso, las une la alegría de la contención colectiva.

Mario Vargas, referente de la Agrupación Clik, comprometida con los derechos de las personas LGBTIQ+, remarcó que —más allá de los demás agravantes— lo que consideraban necesario era que la justicia mendocina reconociera el odio a la identidad de género como uno de los móviles del asesino. Desde un comienzo se acercaron a acompañar a Victoria Pincheira, la madre de Melody, y se integraron mutuamente la mujer y el colectivo travesti trans. “Vicky”, le dicen”, se convirtió en la mamá de un montón de travestis y trans.

Es la primera vez en Mendoza, y la segunda en el país, que se juzga un travesticidio. El primero fue el de Diana Sacayán y su hermano, Say, viajó a nuestra provincia para acompañar. “Señor, señora, no sea indiferente. Se matan las travestis en la cara de la gente”, cantaron a coro las travestis y trans que conformaron la comisión “Justicia por Melody”. Buscan que se reconozca la vulnerabilidad social a la que las diversidades sexuales son sometidas desde su infancia.

Foto: Ramiro Gómez / Télam

 

Los alegatos que solventaron la condena

La audiencia comenzó alrededor de las 9 con la declaración del imputado y continuó con los alegatos finales, primero de la fiscalía, después de la querella y, finalmente, de la defensa. Alrededor de las 21:40 se conoció el veredicto del jurado y luego, la sentencia. A pesar de que el equipo defensor apeló a argumentar un “exceso en la legítima defensa”, el jurado decidió deliberar a favor del alegato acusatorio. El fiscal Guzzo interpeló: “¿Reaccionó como lo hubiera hecho cualquier persona? ¿Cualquiera haría lo que hizo Chaves Rubio? Estoy convencido de que no”.

Fernando Guzzo, a cargo de la Oficina Fiscal de Homicidios, repasó que, durante las audiencias probatorias, se constataron la hora, la persona, el auto del asesino, el camino que recorre, el uso del gas pimienta, las cámaras de seguridad, las llamadas al CEO, etc. Sin embargo, lo que más describe la situación fue la frase que el agresor usó: “Voy a buscar un arma y voy a cagar a tiros a los travas de la vuelta (…) Chaves Rubio cumplió su promesa”.

En su ataque, aseguró el fiscal, Chaves satisfizo “el deseo de acabar con la vida de una travesti, de Melody” y durante casi veinte días, hasta su detención, “llevó su vida con indiferencia”. Lo hizo “por la omnipotencia que siente”. En el alegato le pidió al jurado que percibiera e internalizara la vulnerabilidad en la que vivía la víctima y el colectivo travesti trans.

La querella, en los nombres de Viviana Beigel y Lucas Lecour, de la Asociación Xumek, refirió parcialmente a los hechos. Centraron su alegato en la violencia que se vislumbró de parte de Chaves Rubio con las travestis y trans. De hecho, se refirió a Melody en masculino —“ni siquiera respeta su identidad”— y, por si fuera poco, las menciona como “personas de mierda”.

Foto: Ramiro Gómez / Télam

Beigel repasó los testigos que dieron cuenta de que el imputado fue a comprar los servicios de las trabajadoras sexuales. Las entiende como objetos que se descartan si no satisfacen sus deseos, aseguró. La pericia psicológica lo describe: “Tiene baja tolerancia a la frustración, no controla sus impulsos, es egocéntrico, tiene conductas demandantes, posesivas, es hipersensible al rechazo y cuando no responden a sus deseos puede actuar de manera explosiva y agresiva”, leyó la abogada.

Lecour refirió a la violencia estructural que sufren las personas travestis y trans —expulsadas de los hogares, del sistema educativo, del trabajo formal, de la atención en centros de salud—. El cuestionamiento de la querella, además, puso en jaque a la masculinidad hegemónica, que atraviesa y marca la identidad de Darío Jesús Chaves Rubio. Al asesinarla creyó que aniquilaba su propio deseo.

“Volvió a matar eso que él desprecia y rechaza, que lo pone en conflicto con su propia masculinidad. Cuando él le dispara a Melody se dispara a él mismo”, afirmó Beigel.

La defensa, por su parte, argumentó contra todos los agravantes salvo el uso de arma de fuego, que era imposible contradecir. Negaron que la muerte fuera producto del odio a la identidad de género: “Ese insulto no es odio”, aseguró el abogado Juan Pablo Chales. “Actuó por impulso, bronca, por algo que le había sucedido”, continuó, e incluso refirió al caso de Diana Sacayán, donde, según su criterio, se constató un nivel de agresión que en este no. Pablo Cazabán, por su parte, refirió al perfil de la víctima e hizo lo que la acusación había anticipado, es decir, la convirtió en victimaria: “El alcohol la ponía violenta”.

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