Para conocer el tratamiento de los casos de violencia de género y femicidios en los medios mendocinos, el Observatorio sobre Medios, Género y Delito de la UNCUYO indagó sobre la manera en la que son construidas estas noticias. Fotos sexualizadas, estereotipos y datos personales de las víctimas son algunas de las características que evidenció la investigación.

En cuanto a las imágenes, el tópico de la violencia de género se informa con o sin imagen de manera equitativa, mientras que el de femicidio lleva fotografía en la mayoría de los casos. Es, en general, la foto de la/s víctima/s y/o del lugar del hecho lo que prevalece.

Lo que predomina en los medios analizados es la lógica de la noticia policial, donde la rutina periodística indica publicitar a las víctimas en contraposición a las recomendaciones del periodismo de género, que piden preservar los datos personales de las víctimas y también sus fotos, y dar a conocer en cambio las de los victimarios.

Las víctimas

La investigación halló que la mayoría de las víctimas de las que se informan son de sectores bajos (el 67 %) y muy cerca están aquellas que se corresponden con el tópico femicidio (el 43 %). El 57 % de las mujeres que fueron asesinadas y de las que se hicieron crónicas eran de sectores medios.

En cuanto a las edades de las víctimas de violencia de género y femicidios, otra variable estudiada, la investigación señaló que se encontraron en el rango de 19 a 40 años en su mayoría, pero también hubo casos en los que las mujeres eran menores de 19 años.

El victimario

Los victimarios construidos por los diarios analizados son la mayoría de las veces de clases bajas. En otras palabras, cuando los diarios construyen sus informaciones sobre robo/hurto, el 79 % de los victimarios son de esa condición; cuando lo hacen sobre asesinatos, lo es el 60 %, y sobre drogas, el 57 %.

Estos datos se modifican, aunque no sustancialmente, cuando el tópico es la violencia de género y/o el femicidio. En el segundo caso, el 55 % de los victimarios son de clase baja, mientras que el 45 % corresponde a la clase media.

En cuanto a la edad, los agresores tienen entre 19 y 40 años mayoritariamente. Según la investigación, esto refuerza el estereotipo que se construye desde la prensa local, ya que los “malos” son siempre varones pobres pero también jóvenes. El “joven pobre” como estereotipo estigmatizante opera fuertemente en los sentidos construidos por los medios gráficos estudiados en relación con los temas género y delito.