Baltasar Garzón: El hombre que abrió las puertas de la justicia

En una oportunidad exquisita para los mendocinos, Baltasar Garzón se explayó sobre las convicciones que lo llevaron a impulsar la justicia penal universal pese a los múltiples obstáculos planteados desde un lado y otro del continente. Un relato épico que da cuenta de los avances, retrocesos y gentiles personas que localmente también hicieron historia.  

Baltasar Garzón:  El hombre que abrió las puertas de la justicia

Baltazar Garzón con Madres de Plaza de Mayo. Foto: Prensa de Rectorado.

Sociedad

Unidiversidad

Eva Guevara

Publicado el 31 DE OCTUBRE DE 2012

 

Sucedió en una vivienda obrera del barrio sanrafaelino de Constitución, promediando el sexenio 1994-2000. Alrededor de una mesa la familia Berón  deliberaba sobre si valía la pena o no remover el pasado doloroso, hablar siquiera de una herida abierta por la tortura sistemática, la ausencia de justicia y la impunidad constante. Rápidamente afloró el nombre de un Juez que investigaba  desde España y que en breve lapso de tiempo había logrado encender una  luz de justicia entre tanta oscuridad.

Fue entonces que María Visitación Llano tomó la decisión de sumarse a una  lista de querellantes a ser presentada en Madrid a fin de apuntalar la labor de Baltasar Garzón quien por entonces  impulsaba -sin negociarlo con nadie-, el juicio y castigo a los represores de la última dictadura militar argentina. Esa mujer no sólo tenía un hijo desaparecido desde 1976, sino que sus otros 3 hijos mayores, todos obreros, también habían sido apresados y torturados. Toda esa injusticia venía a profundizar una tremenda impunidad que venía de más lejos, ya que sus hermanos habían sido asesinados en España durante el régimen franquista.  

La idea de justicia universal resultaba sin lugar a dudas, demasiado abstracta y extraña como para incorporarse al sentir de la sociedad. Incluso no pocos integrantes de esa castigada familia habían dejado de creer en cualquier posibilidad de juicio en el país y era impensable ir aún más lejos, con la sola ayuda de la fotocopia de un desgastado documento de extranjería que apenas venía a demostrar que entre las tantas víctimas de la dictadura argentina también había descendientes directos  de ciudadanos españoles. Pero María, madre de José Guillermo Berón, supo  de qué se trataba: había una apuesta firme detrás, una actitud de plantarse para no seguir permitiendo la impunidad de los crímenes que se habían cometido.

Habían personas importantes, militantes, contactos…Estaba el Dr. Carlos Slepoy –impulsando las querellas desde Madrid- y los Dres. Alfredo Guevara y Horacio Martínez Baca, el primero desde Mendoza y el segundo desde San Francisco. Martínez Baca –hijo del ex gobernador de Mendoza- había logrado apresar a Suárez Mason en esa ciudad norteamericana donde lo estuvo interrogando durante más de 12 horas en su condición de víctima y querellante. El abogado radicado en San Francisco desde fines de los 70, viajó a Madrid y le llevó a Baltasar Garzón no sólo el listado de los querellantes mendocinos sino también todo el transcripto del juicio a las juntas que el gobierno nacional demoraba en entregar. Eran las mismas copias certificadas que habían sido usadas por el Juez que condenó a Suárez Mason.  

En la década que continuó después, Baltasar Garzón hizo historia. No sólo procesó a las cúpulas militares sino también a Adolfo Scilingo por los “vuelos de la muerte”, extraditó a Ricardo Cavallo –alias Sérpico-, demostrando plenamente en la práctica cómo funciona el principio de la justicia universal sino que también logró la detención en Londres del dictador chileno Augusto Pinochet.  

Por cualquiera de estos episodios bien pudo María Visitación Llano conocer el rostro y el hablar de este Juez de la Audiencia Nacional de España que le había iluminado años atrás la mirada. El juicio por su hijo fue posible gracias al proceso iniciado en la Argentina a partir del 2003 llegando a conmover a la sociedad sanrafaelina al punto tal que también puede decirse que hizo historia. La condena a los asesinos de José Guillermo Berón se produjo un 15 de diciembre de 2010; no llegó a ser oída por María ya que meses antes del juicio su estado de salud era muy delicado. Eso sí, no murió sin antes conocer la verdad sobre lo que le había pasado a su hijo. Y esa verdad la tuvo gracias a un testigo que frente al Tribunal pudo contarlo tras casi 30 años de guardar nocivo silencio. 

Una visión de futuro

Una de las tantas cualidades que distinguen la labor de Baltasar Garzón consiste en lo que él define como una decisión política y personal de actuar “proactivamente”. Rompe por completo el molde del juez que se limita a “aplicar el derecho”, y aquel que extensivamente se aplica a cualquier persona que no soportaría tener que pagar altos costos en su vida personal por el hecho de actuar en consecuencia, creyendo firmemente que algún día la justicia se alcanzará por la vía del derecho.  

Más de un periódico importante ha afirmado “Garzón va contra todos” y he aquí una señal de la evidente molestia que genera esta figura en las corporaciones periodísticas y poderes  mediáticos. Y es que éstos, poder poner en títulos la verdadera actitud de Garzón debería empezar primero por romper sus propios moldes, más allá de las consecuencias negativas que deban pagar por ello.  

Con la debida atención, sólo cabe reproducir fielmente lo relato por un Garzón en las horas previas a recibir su distinción Honoris Causa otorgada por la Universidad Nacional de Cuyo:

“A finales del siglo XX cuajó el concepto de víctima universal que no significa más que frente a un crimen que se comete afectando a la humanidad, aunque sólo sea contra una persona, vuelve obligatoria su persecución. Es algo que tiene que ver con la propia esencia del ser humano: el castigo y la responsabilidad por ese tipo de crímenes se lleva adelante con  independencia de la nacionalidad de la víctima”.

“Se ha dicho muchas veces que en España se comenzó la investigación porque había víctimas españolas, sí es verdad que las había, hijos y nietos de españoles, pero también las había de muchas otras nacionalidades, por lo que no fue un elemento determinante. Ni siquiera se tuvo en cuenta ya que el contexto era el dado por el concepto de víctima universal. Es decir, todos éramos argentinos en ese momento, o todos alemanes o todos iraquíes. Da igual dónde se produzca la agresión, cuando se integra la categoría de crímenes de genocidio, de guerra, o contra la humanidad, todos somos víctimas. Y de ahí surge la obligación de perseguir”.

“¿En qué momento histórico nos tocó iniciar aquel expediente? Debo decir que no fue un proceso fácil. Cuando transcurre el tiempo se ven las cosas en forma distinta, pero realmente fue muy difícil, no había comprensión en la sociedad española, ni siquiera en la universal, sí en el colectivo de víctimas, porque se abría una puerta cuando tantas otras se habían cerrado. Y además era la judicial, que al fin y al cabo es la mejor forma de reparación de las víctimas”.

“Ese fue el aporte fundamental de la justicia española y de otros países que le siguieron. Yo abrí la puerta a las víctimas para que pudieran demandar y realizar una exigencia de justicia frente a crímenes de carácter universal. A partir de ahí, todo lo que aconteció ya es sabido y creo que de una u otra forma ha contribuido a forjar ese principio de jurisdicción universal”.

“Pero también hay que decir que hoy en día está siendo atacado desde distintos puntos de vista y de frentes. Por lo tanto, probablemente Argentina sea ahora el único país donde se defiende con decisión una visión de futuro como la que tuvimos en un momento determinado en otros países y que ahora está ausente. En ese avanzar y retroceder en la lucha por los derechos humanos, por la protección integral de la dignidad de las víctimas ahora en el mundo, especialmente en Europa vivimos un proceso de recesión. Lo es por intereses diplomáticos y económicos que por razones coyunturales son triunfantes ahora llegando a conseguir esta limitación del ámbito de aplicación de la jurisdicción universal”.

“Visiblemente se basan en un principio retorcido de lo que es la soberanía y la territorialidad de la ley penal y además abren en él una brecha al definir cuándo las instituciones tienen que perseguir los crímenes en países determinados. Yo creo que el principio de jurisdicción universal no afecta a estos otros principios, no se contrapone sino que se integran con él ya que es la forma de erradicar, de combatir la impunidad”.

“Por fortuna, nuestra inicial contribución plasmó años después la actual retroalimentación que existe, esa era una intención en la investigación, esto es,  que existiera una vía de ida y vuelta en torno al principio de jurisdicción universal”.

“Comparado con lo que sucedía antes es un avance. Porque hay que recordar que el gobierno español a través de la acusación no acompañó al fiscal, ni  hizo nada en los primeros seis años; fue después del 2004 cuando cambiaron las cosas. Y gracias a una fiscal valiosa como lo es Dolores Delgado se consiguió una acusación firme, fuerte y junto con las acusaciones de las víctimas se dictó una sentencia a 648 años de cárcel que después fue ampliada a muchos años más”.

“Aún hoy sigue cumpliéndose esa sentencia. Y cuando comenzaron a cerrarse de nuevo las puertas porque habíamos agarrado a contrapié al poder político en el caso Pinochet, sucedió que no hubo más remedio que enfrentarlo poniendo fin al mismo.  Entonces ya, cuando se demandó la extradición de 40 militares y un civil a la Argentina y dicha extradición fue denegada, pasó que las cosas habían cambiado, en un sentido inverso al que hasta ese momento había dominado en la política argentina”.

“Y aquello que habíamos investigado  en España, cuando ya no podía seguir, fue llevado acá, las causas que junto al material que aquí había empezaron a abrirse en este país donde se siguieron atendiendo. Para que esto ocurriera hubo un hecho muy relevante y fue que un presidente argentino, Néstor Kirchner, a quien respeto como una persona que hizo un gran aporte universal en la lucha contra la impunidad, decidió ponerse de parte de las víctimas y del derecho. Fue gracias a esa decisión política que legislativamente fueron derogadas las leyes de obediencia debida y punto final. Esa derogación dio lugar a la anulación que fue ratificada después por la Corte Suprema de Justicia en junio de 2005, paso esencial que hizo  desaparecer todos los obstáculos que antes existieron.”  

 

baltazar garzon, doctor honoris causa, uncuyo, ,