Campaña “Yo me ocupo”: por varones menos ayudadores y más responsables

La Iniciativa Spotlight lanzó la campaña “Yo me ocupo”, que busca interpelar a los varones para que se responsabilicen de las tareas domésticas.

Campaña "Yo me ocupo": por varones menos ayudadores y más responsables

Captura de pantalla del video "Los ayudadores"

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Publicado el 05 DE NOVIEMBRE DE 2020

A través de un video titulado “Los ayudadores”, la Iniciativa Spotlight visibilizó la carga mental que implica para las mujeres planificar y gestionar los quehaceres cotidianos. En tono irónico, el audiovisual muestra a mujeres saturadas de trabajo doméstico –compras, cuidado de menores, orden y limpieza– y presenta a un grupo de hombres que viene a “rescatarlas” de su situación.

La Encuesta Permanente de Hogares revela que las mujeres dedican 6,4 horas diarias a las tareas del hogar, y los hombres, 3,4. Por esto, la campaña “Yo me ocupo” lanzará una serie de materiales en redes sociales para desnaturalizar esta situación y cuestionar los estereotipos de género que sostienen la inequitativa división sexual del trabajo. 

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¿Cuántos ayudadores conocés? La planificación y la gestión de los quehaceres son una carga mental que asumen principalmente las mujeres. Ser #Ayudador no alcanza. Esperar a que te lo pidan tampoco. La próxima vez decí #YoMeOcupo pic.twitter.com/I2WgDMTNAg

La campaña hace uso del humor para mostrar a los varones que no asumen que las tareas domésticas son también su responsabilidad. Para coronar la ironía, al ver a las mujeres desbordadas, sueltan frases como “Decime y lo hago” o “Si vos no me lo decís, yo no puedo saberlo… No soy adivino”, y, finalmente, uno remarca: “Yo te ayudo”.

Imagen: ONU Mujeres

En esa idea de que los varones “colaboran” en la realización de esos trabajos subyace la presunción de que, en realidad, son obligaciones que las mujeres deben cumplir. Así, hasta pareciera que cuando ellos hacen “algo” son cariñosos y atentos, como si lo hicieran por amor y no porque les corresponde. “Ser ayudador no alcanza. Esperar a que te lo pidan, tampoco”, dice la campaña de Iniciativa Spotlight.

Es una clara muestra de micromachismo utilitario, como lo caracteriza el psicólogo Luis Bonino, especialista en estos temas. Los “micromachismos” son las actitudes cotidianas e imperceptibles de dominación masculina. Son comportamientos mayoritariamente inconscientes que reproducen y perpetúan el machismo y producen un daño silencioso pero sostenido a la autonomía de las mujeres. 

Bonino, además, describe cuatro tipos de micromachismos, entre los que se encuentra el utilitario, que tiene como finalidad perpetuar el rol de las mujeres como cuidadoras y subordinadas, cuya obligación es responsabilizarse de las tareas domésticas. Es por eso que cuando hay que encargarse de las tareas de la casa, son primero las hijas mujeres –y no los hijos varones– las que las aprenden.

“Los micromachismos utilitarios fuerzan la disponibilidad femenina usufructuando y aprovechándose de diversos aspectos ‘domésticos y cuidadores’ del comportamiento femenino tradicional para aprovecharse de ellos”, sostiene el psicólogo en un escrito de 2004.  

 

El trabajo reproductivo: la base de la economía

“Las tareas de cuidado y las tareas domésticas –lavar, cocinar, planchar– son tareas fundamentales en la sociedad, ya que hacen a la reproducción de la sociedad y, por este motivo, también tienen un valor económico”, explica Alejandra García, coordinadora de género del Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo, en el podcast FOCO.

En Mendoza, las mujeres realizan el 90 % del trabajo doméstico

Sociedad Unidiversidad por Unidiversidad / Fuente: Centro de Investigación Social de Mendoza / Publicado el 08 DE JULIO 2020 La situación sanitaria no solo provocó pérdidas en los ingresos familiares, sino que además remarcó las desigualdades de género. Esto resalta el estudio "Mujeres trabajadoras, las más castigadas por la pandemia", realizado por Cisme.

Sin embargo, como todo lo que se relaciona con las mujeres, el trabajo reproductivo está desjerarquizado, pero es la base del trabajo productivo. Es decir, para poder tener un trabajo remunerado, las personas necesitamos alimentarnos, higienizarnos, mantener nuestra salud, vivir en un ambiente con condiciones de asepsia, vestirnos, y la comida, la limpieza, el cuidado, la desinfección, el lavado de ropa y el planchado son una carga que recae como responsabilidad exclusiva de las mujeres.

A esto se suma la responsabilidad de llevar y traer a las personas de la familia a la escuela, a la consulta médica, a practicar un deporte, aprender un idioma, estudiar música o cualquier hobby. Aunque no siempre lo hagan las mujeres, sí son ellas las que se encargan de gestionarlo: qué comemos, a qué hora, quién lleva o trae, quién cuida. Y, por si fuera poco, también son las encargadas de delegar esas tareas en alguna persona contratada que, salvo escasas excepciones, siempre es otra mujer.

Según la Dirección de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía de la Nación, el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado representa, en términos monetarios, alrededor de 4 billones de pesos. Es el sector de mayor aporte a la economía, aunque no se le reconozca el valor económico, y representa aproximadamente el 15 % del Producto Bruto Interno de nuestro país.

La coordinadora del PNUD aseguró que el trabajo doméstico no es medido en muchos lugares y eso habla de la falta de reconocimiento. “Donde sí se ha hecho un cálculo sobre el valor económico de estas tareas, se ha hallado que representan el 20 % promedio de los PBI de los países”, destacó García.

La brecha salarial persiste en 2020: los varones ganan un 22,9% más que las mujeres

Son datos relevados por la organización Economía Femini(s)ta sobre la base de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec. El mercado laboral, los ingresos percibidos, la cantidad de horas de trabajo semanal y la distribución de las tareas doméstica ...

La coordinadora de la Iniciativa Spotlight en Argentina, Valeria Serafinoff, destacó en FOCO que esta desigualdad afecta “las trayectorias laborales de las mujeres y la calidad de los empleos, la autonomía económica, las relaciones de pareja y su salud mental”.

“En términos de las trayectorias laborales, observamos que el 80 % de los varones se encuentra en el mercado laboral, mientras que esto ocurre con el 59 % de las mujeres. Muchas mujeres toman trabajos parciales o de tipo informal justamente para poder combinarlo con tareas de cuidado”, aseguró Serafinoff.

Destacó, además, que la dependencia económico profundiza los estereotipos de género de división sexual del trabajo dentro de una pareja y “afecta muchas veces decisiones de romper con ciclos de violencia”. La coordinadora de la Iniciativa Spotlight destacó que las medidas también apuntan a reconocer el derecho al cuidado. “Todas las personas, en alguna etapa de nuestras vidas, pasamos por la necesidad de ser cuidadas por otras personas”, explicó.

“Hay muchos instrumentos que se pueden promover para que esto no recaiga exclusivamente en las mujeres y que, al mismo tiempo, sea un trabajo remunerado. A nivel individual, tiene que ver con planificar las tareas del hogar, generar distribuciones más equitativas, involucrar a los varones desde temprana edad en esa distribución del trabajo. Visibilizarlo es el primer paso en este sentido”, concluyó Valeria Serafinoff. 
 

¿Qué es la Iniciativa Spotlight?

Es una alianza entre la Unión Europea y la ONU para luchar contra la violencia de género y los femicidios. Esta iniciativa jerarquiza, entre los derechos humanos, el derecho de mujeres y niñas a una vida libre de violencias. Además, colabora con la igualdad de género, incluida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, y trabaja mediante la armonización y aplicación efectiva de los marcos legales nacionales y provinciales. La Iniciativa Spotlight y sus ejes de trabajo fueron presentados el 21 de marzo de 2019 en Buenos Aires, en el CCK.

Pandemia y aislamiento: aumenta la carga sobre las mujeres

El Foro Económico Mundial -también conocido como Foro de Davos- publicó un informe que afirma que las consecuencias del coronavirus pueden ser peores en las mujeres. Si bien esto no refiere a que la tasa de contagios o muerte sea más alta para esta población, sí se relaciona con la división sexual del trabajo y cómo las tareas de cuidado descansan en ellas.

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