En Mendoza, las mujeres realizan el 90 % del trabajo doméstico

Son datos de un informe realizado por el Centro de Investigación Social de Mendoza (Cisme). A la brecha salarial, la feminización de la pobreza y la precarización laboral, se suma la sobrecarga de las tareas de cuidado.

En Mendoza, las mujeres realizan el 90 % del trabajo doméstico

Imagen: www.explicitoonline.com

Sociedad

Unidiversidad

Unidiversidad / Fuente: Centro de Investigación Social de Mendoza

Publicado el 08 DE JULIO DE 2020

La situación sanitaria no solo provocó pérdidas en los ingresos familiares, sino que además remarcó las desigualdades de género. Esto resalta el estudio “Mujeres trabajadoras, las más castigadas por la pandemia”, realizado por Cisme. El informe toma datos de la Encuesta de Condiciones de Vida de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) de Mendoza y advierte que casi la totalidad de esas tareas –el 90 %– son realizadas por mujeres, tanto en zonas urbanas como rurales. 

El trabajo doméstico –o tareas de cuidado– son todas las cosas que se hacen en una casa para mantenerla limpia y para alimentar a los miembros del hogar; el lavado y planchado de ropa; las tareas de supervisión de menores para que no se lastimen y el apoyo en las tareas educativas; los traslados a lugares de trabajo, estudio, deporte, recreación, de atención médica; la organización de la agenda familiar, las compras, el acompañamiento a personas mayores o con alguna discapacidad. 

Pandemia y aislamiento: aumenta la carga sobre las mujeres

El Foro Económico Mundial -también conocido como Foro de Davos- publicó un informe que afirma que las consecuencias del coronavirus pueden ser peores en las mujeres. Si bien esto no refiere a que la tasa de contagios o muerte sea más alta para esta población, sí se relaciona con la división sexual del trabajo y cómo las tareas de cuidado descansan en ellas.

Sea alguien de la familia o una persona contratada, el cuidado es una tarea feminizada. La desigualdad se pone de manifiesto también respecto de las tareas masculinas, que se centran en la reparación de artefactos y el mantenimiento económico del hogar, y refuerzan así los estereotipos de mujeres cuidadoras y varones proveedores.

“La salud, la educación y los servicios sociales son ámbitos altamente feminizados, entonces la carga se duplica sobre ellas”, destaca Cisme. El foco se debe poner en visibilizar que las tareas de cuidado no son muestras de amor sino que son un trabajo. No pago, no repartido, no reconocido, pero trabajo al fin.

El informe revela, además, datos de Unicef de 2020 que aseguran que el acompañamiento en tareas escolares es realizado en mucha mayor medida por las madres (el 68 %). El 16 % está a cargo de varones y otro 16 % asegura que es una tarea compartida por la pareja.

 

El trabajo remunerado y la feminización de la pobreza

“La desigualdad entre varones y mujeres se manifiesta en las tasas de actividad, empleo, desocupación, subocupación y precarización, siempre a favor de los varones”, detalla el informe. 

La tasa de desocupación de las mujeres en Mendoza (el 10,8 %) es más alta que la nacional (el 9,5 %) en el cuarto trimestre de 2019. Además, el aumento del desempleo en la población femenina es notorio en la provincia: del 7,4 % en el último trimestre de 2018, al 10,8 % en ese período de 2019. En los hombres, por el contrario, disminuyó la desocupación: del 4,7 % al 4,4 %.
 

En Mendoza, la tasa de desocupación femenina supera la nacional

Según la difusión trimestral del Indec titulada "Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos", la falta de trabajo afecta más a las mujeres, tanto a nivel local como a nivel nacional. Además, el incremento del desempleo es notorio para las poblaciones más jóvenes.

El estudio de Cisme cita las estadísticas de 2018 del Ministerio de Trabajo y Producción: “En Argentina, dentro de la masa de trabajadores registrados del sector privado, cada 3 mujeres hay 7 varones. La tasa de feminización llegó al 33 % del total de trabajadores, esto significa un crecimiento del 5 % desde 1995”. Además, la brecha salarial marca una diferencia del 29 % en favor de los varones.

Si salimos del sector privado y tomamos los proyectos de economía social, el Registro de Unidades de la Economía Social y Solidaria del Gobierno provincial asegura que el 69 % son impulsados exclusivamente por mujeres. 

Es muy importante destacar que la brecha salarial no impacta solamente a las mujeres, sino a familias enteras, si tenemos en cuenta que, según las proyecciones de población del Indec, en nuestra provincia el 40 % de los hogares está a cargo de mujeres. De los hogares monoparentales, el 84,5 % tiene jefatura femenina, es decir, alrededor de 57 000.

Otras dimensiones de la desigualdad en el trabajo, sostiene el informe, son las que explican las metáforas del techo de cristal y el piso pegajoso. El primero refiere a los obstáculos que tienen las mujeres para acceder a cargos jerárquicos y de decisión (mejor pagos); el segundo señala que la dificultad de las mujeres para desempeñarse libremente en ámbitos laborales va de la mano con el hecho de que siguen atadas a las tareas de cuidado y al trabajo doméstico.

Continúa la Encuesta Permanente de Hogares que toma el Cisme: “En el 4to trimestre de 2019, en Argentina, en los estratos de menores ingresos hay más cantidad de mujeres que de varones: en el 40 % más pobre de la población total, la cantidad de mujeres supera el 60 %, mientras que en el 40 % más rico, la relación se invierte y el 60 % son varones”.

Como se ve en el siguiente gráfico, en Mendoza la situación también difiere entre zonas urbanas y rurales.

Fuente: Gráfico del informe de CismeE basado en  DEIE, ECV 2018

“Si a esto le sumamos la situación del aislamiento social obligatorio, que hizo adaptar el trabajo a la casa, se hace difícil desvincular el mundo del trabajo remunerado de las tareas domésticas y de cuidado. El panorama es más crítico si se considera que la enseñanza, la salud y las tareas del hogar son actividades altamente feminizadas, lo que duplica el esfuerzo de las mujeres pero no sus ingresos salariales, es decir, se trabaja más por igual o peor remuneración”, concluye el informe de Cisme. 

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