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05 DE DICIEMBRE DE 2024
Producto de la cuarentena, miles de personas tuvieron que buscar nuevas maneras de llevar el día a día. La lista de tareas incorporadas y aprendidas en este año de pandemia es interminable y la mayoría de ellas difícilmente serán olvidadas.
Foto: Deutsche Welle
El 19 de marzo será recordado como el día en el que la ciudadanía argentina quedó congelada frente al televisor. La imagen que avanzaba desde Europa llegaba a Argentina y ahora era el presidente Alberto Fernández el que anunciaba el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO), segundo aprendizaje después de Wuhan, la ciudad remota de la China donde todo comenzó. Argentina, como el resto del mundo, vivía en una película de ciencia ficción.
"Todos tuvimos que empezar a gerenciar el impacto que la pandemia nos provocó: tuvimos que aprender a hacer teletrabajo, la escuela de los chicos. Quienes tienen más recursos tuvieron más colchón, es cierto, pero lo que ocurrió con el coronavirus nos afectó a todos", reflexionó la investigadora del Conicet Silvina Arrosi, consultada por Télam.
"Yo, como socióloga, es la primera vez que soy parte del objeto de estudio", apuntó Arrosi.
Luis Navarro es dueño de una pizzería a dos cuadras de la estación de San Isidro, en el conurbano bonaerense. Entre los chicos de los colegios de la zona y los empleados de los Tribunales, vendía unas 300 viandas por día, que pasaron a 10 durante los primeros meses de la cuarentena. "Al principio fue duro, no sabíamos qué hacer; había que pagar el alquiler y a los empleados. Entonces se nos ocurrió abrir la verdulería", contó Luis.
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Como solía hacer las compras para hacer las pizzas y empanadas en el Mercado Central de Beccar, se le ocurrió ampliar la lista y empezar a vender verduras. Así, en el pequeño espacio frente al local donde antes se amontonaban a comer los chicos del barrio, ubicó los cajones.
"Una pandemia nos cambia la vida, con todas pasó lo mismo. En el comienzo del VIH había mucho temor, pero después aprendimos a incorporar el preservativo y hoy se avanzó tanto que parejas en las que uno es positivo, y el otro no, pueden tener relaciones sin riesgo de infectarse porque se logró bajar la carga viral a niveles indetectables", opinó Omar Sued, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y miembro del comité asesor del Presidente.
Para Sued, el coronavirus es también la oportunidad de replanteos. "Se ha revalorizado el rol del sistema de salud, de la importancia de que en cada ciudad haya alguien que se encargue de seguir a los enfermos, de hacer vigilancia epidemiológica. También a nivel mundial hay que revisar los sistemas de alerta. Vamos a volver a tomar mate y a poder abrazarnos, pero hay otras cosas que no van a desaparecer, como el teletrabajo o la telescuela", señaló.
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"El 2020 iba a ser un gran año", se ríe Laura Pagés (48), actriz, guionista y directora de la escuela teatral Anemavolar. Tenía tres obras para estrenar entre marzo y abril y el proyecto de unirse a otros dos directores para ampliar la escuela.
"Seguimos con entusiasmo algunos ensayos virtuales, que no eran lo mismo, pero era parte de seguir y no bajar los brazos", relató. La cuarentena avanzó y, "con el horizonte totalmente desdibujado y difuso, comencé un proceso de crisis, enojo, frustración, angustia y aburrimiento".
A la bronca propia se sumaron el trabajo de madre a tiempo completo y la ayuda a sus padres. A sus problemas con el Zoom se le agregaron los de Vito, su hijo de diez años. Y ahí estaba, al borde del ataque de nervios cuando decidió que, si había que convivir con la botella de lavandina, mejor ponerle onda. Entonces, con una de sus mejores amigas decidió pegar el volantazo y lanzaron Concretando, una tienda de diseño que combina piezas de concreto y productos de limpieza, a las que les fueron sumando frascos de alcohol en gel, jabón líquido y aromatizadores convertidos en objetos de decoración.
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Así, junto a la computadora en la que sigue los ensayos y clases por Zoom en su casa de Villa Crespo, se fueron sumando las cajas con los productos. Y aunque está feliz –"porque desde hace dos meses no paramos de vender", sostiene–, también reconoce: "No me adapté, no me reinventé, empecé de nuevo".
Arrosi, que lideró una investigación del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes) sobre cómo impactó el coronavirus en la vida cotidiana, cree que algunos cambios llegaron para quedarse, como la educación a distancia y el teletrabajo.
"Es cierto que el debate cara a cara siempre es más interesante, pero esto también nos sirvió para darnos cuenta de que a veces no hace falta viajar una hora para una clase de inglés", opinó.
Sobre el futuro, Arrosi es optimista, aunque enfatizó que habrá que adaptarse a una nueva normalidad: "Lo que aparece a partir de la vacuna es un escenario optimista, pero cuándo vamos a observar ese impacto en la población es una incógnita".
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