El coworking como método

Cada vez más jóvenes emprendedores mendocinos eligen trabajar en espacios compartidos para romper con las formas de empleo tradicional y los altos costos de los alquileres. La búsqueda de cooperación y la vinculación social, como eje fundamental.

El coworking como método

Sociedad

#20 - Legajo Millennial

Edición U

Edición U / Florencia Martínez del Río y Nicolás Nicolli

Publicado el 25 DE JUNIO DE 2017

"¿Qué te gusta hacer para tu cumpleaños? ¿Y si fuera todos los días?". Con esa interpelación el emprendedor mendocino Gonzalo Innocenti recibió a Edición U en las instalaciones de Campus Olegario, el espacio de coworking ubicado en la Quinta Sección, de Ciudad. Que el trabajo sea un momento más de expresión de la naturaleza del ser humano y no un chip a activar obligatoriamente cada mañana es la propuesta principal del ambiente del Campus, donde jóvenes mendocinos apuestan a desarrollar sus emprendimientos, principalmente de base tecnológica.

En una de las salas de reuniones -que carece de toda formalidad, o al menos de la formalidad esperada para uno de estos sitios-, Gonzalo acaricia a Andrea, una cachorra que forma parte de la familia de los emprendedores. Se sienta y se toma apenas unos segundos para definir a la generación Y. “El sistema nos obligaba a competir, pero nuestra generación es consciente de que la eficiencia no está en la cantidad de horas, sino que la clave es la cooperación”, afirma uno de los cofundadores de este espacio de coworking local.

Hacer, equivocarse, repetir y volver a hacer es la filosofía que atraviesa a los millennials que aspiran a desarrollar sus proyectos en el campus. Fortalecer el desarrollo de los emprendimientos, vincular a las personas, establecer contactos y generar redes de negocios son algunas de las metas que se proponen en Olegario. Sin embargo, la principal aspiración es integrar el trabajo con la vida natural de las personas.

Gonzalo revisa su celular cargado de notificaciones, una realidad totalmente diferente a la de algunos meses atrás. En 2016, el mendocino dejó en espera su trabajo para realizar un viaje para conocer algunos ecosistemas de innovación del mundo. En el cálido abril de Barcelona, coincidió con sus amigos Federico Daffra, Álvaro Gandía y Renata Sánchez, con quienes formó un equipo y decidió trasladar la idea de las grandes urbes a Mendoza. Con el apoyo de socios y conocidos, los emprendedores levantaron el espacio Olegario.

Ahora, ya instalados, mediante un arancel mensual, los emprendedores pueden acceder a los beneficios del lugar como internet wi-fi, áreas comunes de diseño, oficinas para reuniones, espacios verdes, y cursos dedicados a impulsar el talento de los jóvenes emprendedores.

 

Cuestión de identidad

Los espacios de coworking reflejan la identidad de los millennials que buscan hacerse un lugar en un mundo digital motorizado a través de redes infinitas de comunicación.

Un ejemplo es Meetup, una red social donde los jóvenes emprendedores conforman ecosistemas de interacción para generar vínculos comerciales para la cooperación y la solidaridad entre quienes comparten las mesas de trabajo (coworkers), mediante el intercambio de ideas y experiencias que rinden frutos en diversos eventos y conferencias, y luego en la concreción de negocios.

El coworking se impone, principalmente, en proyectos tecnológicos de startups, es decir, incubadoras y aceleradoras de proyectos, pymes y fondos de inversión, que desde una idea innovadora y con pocos socios, quieren tornar su idea rentable.

Sin embargo, cada vez más profesionales de otras áreas de trabajo y otros oficios se están inclinando por los espacios cooperativos. Linka Space, uno de los espacios compartidos de la ciudad de Mendoza, funciona hace seis meses con la meta de brindar un valor agregado y un contexto laboral distinto a emprendedores que no están satisfechos con las modalidades de trabajo de organizaciones y empresas e, incluso, con la soledad desde sus casas.

“Los jóvenes quieren desprenderse del control de horarios y de la forma de trabajo tradicional”, afirmó su gerenciador, Abel Quiroga. Pero ojo con los vendedores de humo. Leandro Levy, creador de Goose, otro espacio mendocino de coworking, advierte que en algunas oportunidades “no hay mucha mística detrás” y que “a veces se vende algo en el coworking que no es”.

Sin embargo, Levy confía en que el coworking es el modelo de la generación millennial y celebró que haya muchos trabajadores independientes que se estén volcando a la modalidad, a la par que reconoció que "el mendocino no está acostumbrado a esta modalidad”.

Claves para entender el coworking

Ahorro: el precio varía tanto como oficinas o locales hay, pero es fácil encontrar un lugar de trabajo por bajo costo a la semana con internet, escáner, café y sala de reuniones, por ejemplo. Por lo que los costos para un autónomo o una pequeña empresa pueden ser mucho más bajos y poder disfrutar de disfrutar de un espacio profesional motivador.

Flexibilidad: seguramente es la mayor ventaja que encuentra los millennials en este tipo de trabajo. Es que el coworking permite disponer de los recursos que se necesitan en el momento que lo necesitan, según plantean los expertos. ¿Por qué pagar por una oficina con una sala de reuniones que quizás se utiliza pocas veces al mes? Existen espacios de trabajo que permiten alquilarlas por días u horas. La clave del coworking es que no requiere contratos largos, por lo que permite moverse de un espacio a otro sin compromiso.

Cooperación: Trabajar desde casa tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes, entre ellas, la distracción y la falta de corte con el propio hogar. Entrar en la rutina de trabajo es más sencillo desde fuera de casa en un lugar destinado para trabajar. Además, estos espacios son ideales para alimentar la red de contactos profesionales casi sin esfuerzo, por lo que puede convertirse en un lugar de oportunidades.

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