El último encuentro de las FARC como grupo armado comenzó con un discurso de Timoleón Jiménez, su comandante en jefe, en el que dijo que “tras varias décadas de lucha (…) hemos conseguido sentarnos a una mesa de conversaciones con ellos –el poder imperial y sus aliados del capital nacional y el latifundio– y sacar avante un acuerdo final de terminación del conflicto, con el que queda definitivamente claro que en esta guerra no existen vencedores ni vencidos, al tiempo que nuestros adversarios se ven obligados a reconocer nuestro derecho pleno al ejercicio político con las más amplias garantías”.

Este “prodigioso hecho histórico” –como lo catalogara Jiménez, alias "Tomachenko"–, contó con aproximadamente 200 guerrilleros y 400 periodistas representantes de la prensa nacional e internacional, quienes dejan trascender en crónicas y fotografías que todo se desarrolla en ausencia de armas y uniformes, con una mayoría de miembros de la guerrilla luciendo coloridas prendas de civil o las remeras de la décima conferencia, incluidos "Tomachenko" e Iván Márquez, miembro del secretariado de las FARC y otro de los cabecillas más conocidos de la agrupación.

La característica especial de este décimo encuentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que se lleva a cabo en un asentamiento guerrillero de los valles colombianos del Yarí, es que se realiza con el objetivo de que los representantes de la agrupación discutan los pormenores del acuerdo de paz, trabajado desde junio de este año en la capital cubana entre representantes del gobierno de Juan Manuel Santos y los cabecillas de la organización guerrillera, en vías a su firma definitiva –luego de 52 años de conflicto– el próximo lunes 26 de septiembre en la ciudad de Cartagena de Indias.