Duelos y crisis vital

La psicóloga María Laura Rodríguez propone quitar la carga de negatividad y aceptar, en cambio, que es el fin de un ciclo y el inicio de uno nuevo.

Duelos y crisis vital

En esta etapa, explica la psicóloga, muchas mujeres toman decisiones importantes, pero otras no tienen las herramientas para hacerlo. Foto: Unidiversidad

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Verónica Gordillo

Publicado el 25 DE AGOSTO DE 2021

La psicóloga María Laura Rodríguez asegura que, para transitar la menopausia con salud mental, es necesario quitarle la carga de negatividad, aceptar que conlleva una crisis, que marca el fin de una etapa, pero abre la posibilidad a una vida nueva. Rodríguez, que se desempeña en el Hospital Universitario, explica que es esencial transitar por los duelos que supone el proceso, que no solo es por la fertilidad que llega a su fin, sino también por los cambios corporales, en una sociedad tan exigente con las mujeres.

Aquí, parte de la charla que la profesional mantuvo con Unidiversidad.

 

Superar el duelo

¿Las mujeres consultan cuando transitan esta etapa?

En general, llegan por otros motivos que coinciden con una determinada edad, pero no es que ninguna mencione la menopausia. Sí, en general, lo que uno puede observar es que es una etapa de la vida en la que se generan crisis. La primera tiene que ver con que la menopausia supone un duelo. El psiquismo de las personas realiza duelos cada vez que nos enfrentamos a una pérdida, y la menopausia es la pérdida, en términos médicos, de la función ovárica. En realidad, es la pérdida de la posibilidad de procrear, independientemente de que la mujer ya no tenga un deseo de procreación: una cosa es no querer y otra cosa es saber que uno ya no puede. Supone una pérdida, una crisis, y esto desencadena otro tipo de crisis asociada. En general, se trata de una edad en la que muchas mujeres que han sido madres y han estado ocupadas en la crianza de sus hijos ya se sienten menos necesarias, entonces hay un lugar que dejan de tener. En algunas mujeres coinciden esto del nido vacío, cuando los hijos empiezan a dejar el hogar, con que tienen que empezar a hacerse cargo de sus padres. Entonces se generan muchas cuestiones alrededor de la menopausia que conllevan ciertos trastornos del estado del ánimo que se adjudican o se describen como consecuencia de la menopausia, pero en realidad tiene que ver con cosas que van sucediendo alrededor.

¿Tienen en claro la necesidad de hacer estos duelos?

No hay mucha claridad porque tampoco hay mucha información. No es solo el duelo por la pérdida de la función ovárica, es un duelo también por el cuerpo, porque vivimos en una sociedad donde la importancia que se le da a lo estético es muy grande y la menopausia conlleva ciertos cambios físicos como sequedad en la piel, alteraciones en el peso, disminución de la libido. Muchas veces hay cambios en la sexualidad de las mujeres porque la disminución de estrógenos genera menor lubricación vaginal, entonces hay momentos en los que se pueden generar crisis de pareja. Empiezan a aparecer todas estas cosas, asociadas con el desconocimiento sobre qué le pasa a la mujer y esta crisis de querer tener juventud infinita. La menopausia marca un antes y un después.

¿Qué cambiaría tener información sobre el proceso?

Creo que, frente a cualquier situación que a uno le toque transitar, tener información ayuda porque uno puede anticiparse a lo que va a venir. Creo que como profesionales, e incluso como mujeres, tenemos que darnos permiso de sacar esta connotación negativa que tiene la menopausia, que se asocia a la vejez, a la decrepitud, cuando es una etapa de la vida como cualquier otra que puede ser vivida plenamente, entendiendo que es un proceso biológico natural, que puede tener algunas incomodidades, pero que son transitorias.

 

Un proyecto de vida

¿Hay diferencia a la hora de enfrentar esta etapa entre quienes tuvieron hijos y quienes no?

Creo que va más allá de la maternidad, que tiene que ver con tener proyectos que den sentido a la vida. Por supuesto, si una mujer ha tenido el deseo de tener hijos y por diversas razones no ha podido, cuando llega la menopausia es el "no" real. Me parece que quienes mejor la pasan son las mujeres que han podido tener proyectos personales, porque empieza una etapa más plena. Quienes no han podido armarse de proyectos personales muchas veces sienten un vacío importante que coincide con esta etapa, pero no está desencadenado por la menopausia. Es importante diferenciarlo.

En los 90, la mitad de las mujeres tenían depresión. ¿Cuál es la situación hoy?

Hay algo que no podemos obviar y es que los estrógenos son hormonas que afectan el sistema nervioso central y la eficacia de ciertos neurotransmisores, como la serotonina. Esta impacta en el estado de ánimo y puede generar alteraciones que no necesariamente constituyen cuadros depresivos sino que son producto de esta desregulación.

¿Cuáles son los cuadros que ve en las pacientes?

Depende de la personalidad de quien tengamos enfrente. Hay algunos cuadros de tristeza, de pérdida del sentido, de vacío, de no poder encontrar nuevas actividades; y otros más de tipo ansioso, sobre todo en las pacientes que están más pendientes del cuerpo, que empiezan a sentirse incómodas con los cambios, mucho más cuando esto es visible. Es como una necesidad de disimular todo: que no se noten las arrugas, las canas, los cambios del cuerpo, el paso del tiempo. El cuerpo cambia, la distribución de la grasa corporal cambia, entonces el gran trabajo que tenemos las mujeres es un proceso de aceptación. Si lo vemos culturalmente, la presión está puesta sobre las mujeres, no sobre los varones: hay muy pocos que no tengan una pancita, pero eso no es un tema para nadie; en cambio, las mujeres no nos permitimos estas cosas. Uno ve un hombre pelado y a nadie le llama la atención, pero cuando la mujer se deja las canas, es raro, dicen que la avejenta, como si la vejez fuera algo a combatir todo el tiempo.

 

Hablar con la pareja

¿Cuáles son las consultas respecto de la pareja?

Una una de las cuestiones importantes a trabajar en el contexto de la psicoterapia es mejorar los canales de comunicación, que puedan hablar con sus parejas, explicarles qué les está pasando, que ellos puedan entender que, por ejemplo, la falta de deseo sexual no tienen que ver con la pareja, sino con procesos hormonales que están sucediendo, y que se pueden incorporar otras actividades a la sexualidad para que siga siendo plena. Esto es no solamente usar lubricantes para que las relaciones sexuales sean menos dolorosas, sino también entender que la sexualidad no pasa únicamente por la genitalidad, ya que se puede seguir teniendo una vida sexual muy activa sin necesidad de que todo esté relacionado con el coito, a través de caricias, de compartir intimidad, del contacto. De esto tampoco se habla. Todo el mundo asocia sexualidad con genitalidad y la sexualidad es mucho más amplia que esto.

Hay mujeres que cuentan que tomaron decisiones importantes, como una separación. ¿Cuál es su visión?

Hay de todo. Hay mujeres que tienen más recursos internos y que pueden decidir grandes cambios, separarse, decir: "Elijo no seguir con esta pareja que no me hace feliz, con la cual solo seguí por los chicos", y ahora que los chicos no están, da la libertad de emprender la propia vida. También está el lado B, de mujeres con menos recursos internos, para las que esta etapa es más sufrida porque no tienen la capacidad para tomar estas decisiones, no pueden autovalerse, siempre fueron dependientes económicamente de sus parejas y siguieron bajo este modelo que muchas mujeres tienen inculcado, de que lo más importante es la familia y no hay que separarse por nada del mundo. De repente se encuentran en una etapa en la que los hijos ya no están, se dan cuenta de que tienen una pareja tóxica, patológica, poco saludable, en la que ya no hay vínculo de amor, pero se sienten sin recursos para salir de ahí porque nunca hicieron nada por sí mismas. Entonces creo que están las dos cosas: si bien hay muchas mujeres que se pueden empoderar a partir de esto, también hay muchas mujeres que se quedan en una relación disfuncional, que nunca trabajaron, que dependieron siempre, entonces es muy difícil a los 50 o 55 años empezar de cero.

¿Cuál es el valor del círculo de amistades?

Es muy importante. Fortalecer los vínculos sociales siempre genera sostén. Ya sea que compartan un taller literario o hagan gimnasia juntas, tener una relación de pares con quien me pueda identificar siempre ayuda porque genera sostén. Mientras menos vínculos sociales tengamos, más vulnerables psíquicamente somos.

Usted explicó que en esta etapa aparece el cuidado de personas mayores ¿Qué advierte en el consultorio?

Esto se da cada vez más porque vivimos en una sociedad en los que los avances de la medicina han hecho que cada vez vivamos más tiempo, lo que no siempre vivimos con mejor calidad de vida. Esto hace que, por un lado, sea una etapa de la vida en la que se deja de criar hijos o no necesitan tanta atención, pero, por otro lado, los padres empiezan a demandar mucho más. Creo que hay algo que es muy de nuestra cultura y es una tendencia muy grande a feminizar el cuidado: el cuidado de los padres lo hacen las mujeres, son pocos los hombres que se involucran en el cuidado de sus propios padres, por lo que esta es una carga extra para las mujeres. Aun cuando los padres no sean dependientes o discapacitados, hay cosas de las que se ocupan las mujeres, como turnos en los médicos, la contratación de una persona que ayude, las compras, y esto se incrementó con la pandemia. Es decir, en esta etapa, cuando ya no deben estar tan atentas a la crianza, empiezan a cuidar de otros.

¿Cuál es su mensaje para las mujeres que se encuentran en esta etapa?

Creo que es importante vivirla como una etapa más de la vida, quitarle esta carga de negatividad porque, si bien marca un fin, también abre una etapa diferente. Si transitan con salud mental, se puede disfrutar de tener menos responsabilidades respecto de los hijos, más libertad para poder vivir la sexualidad sin estar pensando en la posibilidad de quedar embarazada, de profundizar los vínculos con la pareja, de quitarnos un poco tantas exigencias estéticas, de entender que la felicidad y el bienestar van mucho más allá del cuerpo, que tenemos que cuidar el cuerpo para mantener la salud, pero el cuerpo también está hecho para que lo podamos disfrutar.

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