"El carrito de saberes"

Alfabetización e interculturalidad.

"El carrito de saberes"

El nombre “Carrito de saberes” remite a la herramienta de las feriantes. Fotografía del archivo de la Feria Popular de Guaymallén, octubre de 2014.

Sociedad

Especial diversidad

Unidiversidad

Nancy Colque, Victoria Martínez, Jeuliana Acosta, Sayda Mora, Leandro Maroa, Marianela Sánchez y Silvia Moreno. Proyecto de extensión universitaria “El Carrito de los saberes”, UNCUYO

Publicado el 14 DE OCTUBRE DE 2016

Escribir y leer representa una herramienta de suma importancia para desenvolverse en las sociedades actuales. Históricamente, esos saberes dejaron de ser exclusivos de las élites y pasaron a ser brindados a la ciudadanía por las escuelas públicas.

Las repúblicas sudamericanas, nacidas a principios del siglo XIX, incorporaron estas políticas hasta un siglo después de sus fundaciones: Argentina con la Constitución de 1853, Bolivia en su VI Constitución en 1851, Perú en su Constitución de 1933, por mencionar algunos. Sin embargo, el acceso a la lectoescritura continuó siendo restringido e inalcanzable principalmente para las mayorías trabajadoras no blancas.

La escuela fue el aparato estatal ideologizante por excelencia, que aportó a la construcción de la identidad nacional y negó las “nacionalidades” preexistentes. Esa institución monopolizó la función de enseñar a leer y escribir a los “ciudadanos”. En las zonas donde habitaban indígenas y afrodescendientes, la escuela funcionó en las iglesias y estuvo más abocada a evangelizar y castellanizar. En algunos territorios ni siquiera hubo escuelas o estuvieron muy alejadas. Por otra parte, cuando existía la posibilidad concreta de estudiar, las familias solían considerar favorable esa actividad para los hijos varones, mientras que las mujeres ejecutaban otras labores.

El marco general descrito tiene estrecha relación con las trayectorias de vida de un grupo de mujeres feriantes de la ciudad de Guaymallén que actualmente están aprendiendo a leer y a escribir a partir de la experiencia de un proyecto de extensión universitaria de la Universidad Nacional de Cuyo.

“El Carrito de Saberes” es un humilde pero ambicioso proyecto de alfabetización para adultos mayores que se lleva a cabo en la Unión Vecinal del Bº Lihué en el que participan vecinas trabajadoras de las ferias populares. El proyecto es ejecutado por un equipo de feriantes, estudiantes y profesionales convencidos de que la lectoescritura puede empoderar de múltiples formas a las personas en el ejercicio y conquista de sus derechos.
 

Quiénes son las feriantes y cuál es su lucha

En los barrios de San José y Belgrano, los parajes de venta son comunes cada sábado y domingo desde hace más de 30 años y responden a las necesidades de sus vecinos producto de un Estado ausente.

Desde fines de 2014, cuando sufrieron un violento desalojo, las feriantes de Guaymallén emprendieron un proceso de concientización, lucha y movilización por el reconocimiento de las ferias populares en el espacio público. Las ferias populares no son emprendimientos comerciales sino espacios de economía social que generan trabajo y cubren necesidades primarias, posibilitan el diálogo entre sus vecinos, el desarrollo de actividades sociales y el intercambio cultural entre diversas identidades.

Según un censo llevado a cabo por estudiantes de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Cuyo, el 90 % de los trabajadores feriantes en cuestión son inmigrantes de países limítrofes (de Bolivia mayoritariamente), el 85 % son mujeres y en su mayoría estas no han completado estudios básicos.
 

Surgimiento del proyecto

Algunas de las feriantes participantes del proyecto “El Carrito de Saberes” identificamos dificultades que presentaban las compañeras que no sabían leer y escribir a la hora de una activa participación política en las resoluciones de las Asambleas de la Feria y en otros ámbitos de la vida cotidiana. Muchas de ellas superan los 50 años de edad y provienen de zonas rurales de predominante ascendencia indígena quechua, donde la escolarización no estaba garantizada a todos los sectores de la sociedad. Además, habían vivido la condición de mujer como un impedimento para acceder a la escolarización.

En ese marco elaboramos un diagnóstico participativo, con una perspectiva histórica y de género atenta a la relación existente entre las mujeres comerciantes y el nivel educativo. A partir de ese diagnóstico, encaminamos las ideas en el marco de la 8va convocatoria de los Proyectos Mauricio López con una propuesta que tuviera como base teórico-metodológica a la Educación Popular, que posibilitara el aprendizaje a partir de sus experiencias habituales en el barrio, en la unión vecinal, en la feria.

 

Encuentro en la Unión Vecinal San Sebastián, septiembre de 2016. Foto: Marianela Sánchez.

 

En ese contexto, actualmente practicamos una alfabetización que permita el intercambio de saberes en un contexto intercultural, de comunicación e interacción entre sus participantes, de respeto a los saberes que porta cada uno para favorecer el enriquecimiento de todas las personas que integramos este proyecto.
 

El horizonte

América es compleja y la búsqueda de comprensión de sus procesos históricos, económicos, políticos y sociales nos lleva a preguntarnos: ¿qué bases ideológicas se implantaron desde octubre de 1492?; ¿por qué emergieron y se han sostenido hasta nuestros días?; ¿a quiénes fueron y son funcionales? En este marco nos parece importante aprovechar el Día de la Diversidad Cultural para reflexionar críticamente sobre cómo reproducimos en la cotidianeidad de nuestras prácticas y de nuestros discursos estructuras colonizadas y colonizadoras. Pero, también, pensar de qué manera las resistimos.

Es desde este lugar desde donde pretendemos pensarnos: desde nuestros intentos descolonizadores, desde nuestras experiencias como mujeres, como extensionistas y como protagonistas de los cambios que anhelamos.