El Che, a 50 años de su muerte: de héroe guerrillero a mito social

Medio siglo se cumple hoy del día en que Ernesto Guevara fue asesinado a sangre fría en Bolivia con dos balas. El guerrillero argentino y líder de la revolución Cubana hoy sigue despertando fanatismo, como también acérrimas críticas. Por qué su fusilamiento agrandó su figura y lo dejó en el bronce durante cinco décadas.

El Che, a 50 años de su muerte: de héroe guerrillero a mito social

El Che y con un textual que mostraba, desde lo mínimo, su idea del mundo.

Internacionales

Unidiversidad

Publicado el 09 DE OCTUBRE DE 2017

"Usted viene a matarme. ¡Póngase sereno y apunte bien! Usted va a matar a un hombre". Mirada fija, penetrante, imperturbable, Ernesto "Che" Guevara le habló así al atribulado suboficial Mario Terán Salazar en la calurosa tarde de La Higuera, en el sudoeste boliviano, apenas un minuto antes de que el militar cumpliera la orden que había recibido de su comandante bajo supervisión de la CIA estadounidense y lo ejecutara a sangre fría con dos descargas de fusil que enviaron al guerrillero argentino-cubano a la muerte, pero también al mito.

Jorge Pailhé, editor de la agencia de noticias Télam, recordó que "aquel 9 de octubre de 1967 Guevara había pasado una muy mala noche, alojado en una sala de la humilde escuela donde iba a ser asesinado, herido en una pierna el día anterior, cuando intentaba escapar de la cacería a la que fue sometido en plena selva boliviana por dos millares de militares".  

 No sólo aquella noche había sido mala: en los últimos meses, el comandante y sus 15 hombres y una mujer –Tamara Bunke– habían pasado hambre y sed con 40 grados de calor sobre sus espaldas encorvadas y débiles, cubiertas por andrajos que alguna vez habían sido uniformes guerrilleros. "Mitigamos la sed con panes de caracoré (una variedad de cactus autóctona), que es más bien un engañito a la garganta", escribió el Che, para entonces con no más de 50 kilos de peso, en su diario de viaje.

 

En esas condiciones fue atrapado en la zona de la Quebrada del Churo y llevado a la escuela de La Higuera, junto con dos de sus compañeros de armas: el sindicalista minero boliviano Simeón Cuba, alias Willy, y el dirigente comunista peruano Juan Pablo Chang. El sargento Terán fue el elegido para cumplir la ejecución "con disparos por debajo del cuello para que parecieran heridas en combate", según la brutal admisión de Félix Ismael Rodríguez, el agente de la CIA y reconocido anticastrista que supervisó la persecución del grupo rebelde y constató la muerte del guerrillero. 

 

Línea de tiempo

Infografía: Télam.

 

Cómo analizaba el fenómeno su principal biógrafo

"Al morir por sus ideales, se ganó su condición de mito. En cuanto a esos ideales, con razón o no, el Che no buscó nada menos que cambiar el mundo mientras vivía, ayudar a convertirlo en lo que, para él, sería un lugar más justo. Para lograrlo, estaba más que dispuesto a entablar la guerra y causar muchas muertes –incluyendo la propia– para crear un nuevo orden mundial, más justo. El Yo, en este mundo idealizado del Che, habría sido sacrificado en nombre de un Nosotros colectivo".

Jon Lee Anderson, uno de los principales biógrafos de Ernesto Guevara, reflexionaba así sobre el mito, el acto heroico y la inspiración que el 9 de octubre de 1997 a 30 años de su muerte, seguía despertando el Che: "Hoy en día, la mayoría de la gente considera esta visión que tenía el Che como peligrosamente apocalíptica y totalitaria; cuanto menos, utópica y, de hecho, difícil de alcanzar. Sin embargo, como atestigua la popularidad perdurable del Che, existe, indudablemente, en todos nosotros una pequeña parte que respeta al Che por su esfuerzo y le envidia sus agallas", opinaba en el diario Clarín.

internacionales, che guevara, 50 años, muerte,