¿El kilo de exportación de la Argentina se parece al kilo de exportación de la soja?

La ciencia es como el ajedrez. No todas las piezas tienen el mismo valor. Hay normas, estrategias de juego, tiempos, instituciones, apuestas, mentes de jugadores, relaciones de dominación y saltos creativos de jugadas. En esta segunda entrevista a Leonardo Moledo, Lic. en Matemáticas y a Diego Hurtado, Dr. en Física, se pone en jaque esta metáfora lúdica.

¿El kilo de exportación de la Argentina se parece al kilo de exportación de la soja?

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Especiales

Enrique Roig

Publicado el 30 DE ABRIL DE 2013

Recordamos que en la nota “Dos lupas latinoamericanas hacen foco sobre las políticas y creatividad de las ciencias”, el Dr. Diego Hurtado de Mendoza y el Lic. Leonardo Moledo nos explicaron los orígenes de la ciencia moderna desde una visión continuista del pensamiento y otra mirada de ruptura en la época del Renacimiento Occidental, la ciencia y los procesos de industrialización del siglo XIX hasta alcanzar nuestra época y la Tecnociencia.

Continuamos el diálogo haciendo foco sobre las relaciones entre el desarrollo económico nacional, la producción científico-tecnológica y las tecnologías líderes, a escala de las tensiones dominantes entre las primeras potencias y los países emergentes. También se puntualizó en la necesidad de elaborar agendas de ciencia y tecnología local y regional y en las problemáticas que estas políticas de ciencia y tecnología pueden traer aparejadas, motivos que Moledo y Hurtado ponen en discusión.

Diego Hurtado de Mendoza es Doctor en Física, profesor titular y Director del Centro de Estudios de Historia de la Ciencia y de la Técnica “José Babini”, de la Escuela de Humanidades de la Universidad Nacional de San Martín e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Leonardo Moledo es escritor, matemático, historiador, periodista científico y docente universitario especializado en temas culturales y científicos. Pueden encontrarse sus artículos en Página/12 y ha desarrollado investigaciones para el CONICET.

Ambos pensadores visitaron la UNCuyo en las recientes XXIII Jornadas de Investigación y V Jornadas de Posgrado de la Universidad Nacional de Cuyo, desarrolladas en el Centro de Congresos y Exposiciones de la Ciudad de Mendoza, participando en una mesa-debate acerca de la divulgación de la producción de los docentes-investigadores de nuestra alta casa de estudios.


Una cartografía global de la política y tecnologías líderes

Si tuviéramos un mapa geopolítico que mostrara los países centrales, imbricando el desarrollo económico con la producción de tecnologías líderes como las TIC y fibras de carbono, se podrían graficar los modos de colonización de esas potencias con respecto a los países emergentes. La región Latinoamericana, por ejemplo Argentina y Brasil, están intentando pensar esa ecuación para dar un impulso innovador de un proceso político-institucional estatal de desarrollo científico-tecnológico con el objetivo de  romper aquellos marcos generales de dominación.

Para el desarrollo de estas políticas libertarias de ciencia y tecnologías, acompañadas de modelos de comunicación de ciencia eficaces para nuestras realidades diversas, hay que entender cómo entra en los juegos del poder la generación de conocimiento científico y tecnológico. Las ecuaciones de dominación de los países centrales frente a los subdesarrollados pueden modificarse si entendemos que la ciencia tiene un aspecto político institucional y otro creativo lúdico. Es decir, así como hay políticas generales que impulsan un determinado campo de la ciencia y tecnología, hay una creatividad lúdica que puede mover los conocimientos públicos que circulan en las sociedades para producir tecnología que quizás esté vedada por las primeras potencias.


¿Cómo es el proceso de producción de conocimiento, imaginación, hipótesis? ¿Qué instrumentos se necesitan? ¿Dónde trabaja un científico?

Diego Hurtado (D.H.): Para simplificar este tema me pregunto dónde se fabrican los teléfonos más livianos. Bueno…en los laboratorios de Investigación y Desarrollo de IBM, Universidades de Japón, muchas veces subrogantes de los laboratorios. Pero ahí, en la actividad de los científicos, se puede enfocar lo que Moledo declara que lo apasiona. Realmente es increíble por ser la parte más luminosa, lúdica y creativa que tiene la historia de Occidente: el científico trabajando, Galileo metido en su taller o el grupo de físicos e ingenieros electrónicos que están tratando de meter estructuras de silicio en lugares cada vez más chiquitos. Esta es una escala desde la cual se puede interpretar a la ciencia. Ahora, desde una escala más amplia, podemos observar la relación entre laboratorio de I+D de IBM y un equipo de investigadores de la Universidad de California trabajando por contrato para la IBM. Lo interesante es que, con contratos en el medio y teléfonos más livianos, se plantean desafíos interesantísimos  en la Física Cuántica y la Nanotecnología.

 

¿Las políticas de ciencia y tecnologías son una varita mágica que nos permitiría dar el salto a la soberanía científico-tecnológica?

D.H.: Argentina hoy está en un proceso de tratar de entender qué puede ser una política científica para romper esta estructura que nos condena a ser un país de perfil de producción primaria, es decir, reorientar nuestra matriz productiva o incorporar valor agregado a la producción. Sobre todo, para que el peso de exportación de la Argentina no sea el kilo de exportación de la soja, sino que agregue unos kilos de exportación de satélites. Entonces la política de ciencia tiene que estar alineada a un modelo de desarrollo de país.

Leonardo Moledo (L.M.): Si la fibra de carbono es una tecnología sensible para el desarrollo que se produce en los países avanzados, nosotros no tenemos un impedimento mental para producirla, porque no hay ningún secreto inaccesible.

 

¿Entonces es una cuestión de tiempo, nos falta un poco más y llegaríamos a desarrollar estas tecnologías sensibles?

D.H.: América Latina, en su ecuación de formulación de políticas de tecnologías, lo que busca es tener su propio reloj que marque el desarrollo social en función de la producción de conocimiento. Por tal motivo, necesita sus propias agendas.

 

¿Necesitamos producir misiles balísticos?

D.H.: No, porque no buscamos ser un imperio.

 

¿Es posible tener una agenda de producción de ciencia y tecnología desvinculada del capitalismo?

D.H. Suena muy lindo, pero esto trae algunos inconvenientes. Tener una agenda científica que vaya en la dirección de un proyecto de región que no entre en la lógica de desarrollo de los países hegemónicos…algunos van a decir: Te querés aislar del mundo, es imposible”. ¿Qué es salirse? Salirse del consumismo es retirarse del juego de poder, del mercado, de la competencia, de las exportaciones y del equilibrio de la balanza comercial, y ahí la ecuación se cierra por lo regional.

L.M.: Ahora parece que vamos en esa dirección: el UNASUR, la CELAC, el MERCOSUR.

D.H.: Sí, pero me parece que la ecuación política cierra tratando de afianzar una agenda regional, un mercado de tecnologías regional, producción de conocimientos para objetivos regionales. Porque allí podríamos reproducir rasgos de la economía capitalista cerrando ciertas variables hegemónicas, tecnológicas, científicas dentro de Latinoamérica para ganar autonomía de las grandes potencias hegemónicas.

 

Si la ciencia fuera un modo de razonamiento que está atravesado por valores machistas, porque es producto de una cultura patriarcal, ¿cómo serían la ciencia y la tecnología desarrolladas en una cultura matriarcal? ¿Habría una forma de hacer ciencia mujer?

D.H. En este tema de género no puedo hablar como voz autorizada. Pienso que en la opresión hay un aprendizaje; es decir, la experiencia de un grupo social que, habiendo padecido relaciones de poder asimétricas, de pronto quedando en cierta posición de liderazgo, en igualdad con el hombre, seguramente va a tener otra mirada.


ciencia, tecnología, desarrollo,