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09 DE DICIEMBRE DE 2024
“Las ideas no son responsables de lo que los hombres hacen de ellas” (Werner Heisenberg).
Ilustración: Pablo Pavezka
En 1927, el filósofo y físico alemán enunció el llamado “principio de incertidumbre o de indeterminación”. Heisenberg afirmaba que no es posible conocer la posición y el momento de una partícula con una precisión arbitraria y cuando la masa es constante.
La explicación somera, casi coloquial, de uno de los conceptos que revolucionó a la ciencia del siglo XX, bien puede ser una alegoría de lo que el mismo genio alemán postuló cuando pensó en cómo se ocupan las ideas.
La idea, entendida como una entidad vital, es vista por el físico germano como una herramienta cuyo destino depende de quién la tome. Eso se desprende de la frase que dispara esta nota de presentación de este número de Edición U.
De esto se trata el tópico que aborda nuestra publicación: la idea como motor inicial de un emprendimiento innovador que, en un ambiente propicio, se desarrolla para hacer sus aportes al mundo del consumo.
De este modo, desde 2004, se han incubado proyectos emprendedores en la UNCUYO. Aquí se muestran algunas de estas ideas como el embrión de lo que hoy son empresas que innovan en el mercado, cubriendo espacios de nueva demanda acorde a estos tiempos que atravesamos.
La condición para iniciar un proceso de emprendedor es conocer la línea de partida para estas expediciones personales, pero que debe ser acompañado para que en el camino, con sus recodos hacia la concreción de la idea, se tomen las vías más seguras. Eso es lo que se pretende mostrar con este trabajo periodístico a modo de entrevistas y pequeños informes. “El emprendedor es el que hace lo que tiene que hacer para que las cosas pasen”, dice una definición que se leerá en estas próximas páginas.
El Secretario de Desarrollo Institucional de la UNCUYO, Héctor Smud, pinta un panorama promisorio ante un aumento de la demanda de proyectos de emprendimientos. Smud advierte una nueva tipología de emprendedores emparentada con estos tiempos de inmediatez e hiperconectividad, donde la idea de “todo es posible” es más concreta que en otras épocas.
Otro componente del nuevo emprendedor que se gesta en las entrañas universitarias es de carácter sociológico. La tendencia marca que cada vez hay más jóvenes entre 18 y 29 años que se mantienen conviviendo con sus padres y eso los posiciona de modo distinto al momento de arriesgar a enfrentar un proyecto y desarrollarlo a través de un crédito bancario. Y en esa proyección hay un paso próximo donde se dará una conjunción de voluntades transformadoras para construir el futuro. La relación entre el científico con una idea y el emprendedor sin proyecto es la tarea que viene para la Universidad.
La idea está en el horizonte. Smud imagina encuentros entre investigadores y jóvenes con aptitudes emprendedoras a la manera de rondas de negocios, para que se conozcan y se genere esa combinación de empatía y visión futurista. De eso se trata, de adueñarse del porvenir y ser responsables del destino de las buenas ideas.
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