La ciencia en el contexto de los saberes

El valor de la contradicción e indagación constante al producir conocimientos científicos. La comprensión holística y no sesgada. El rol del discurso religioso.

La ciencia en el contexto de los saberes

Sociedad

Epistemología y metodología de las Ciencias de la Vida

Especiales

Emmanuel Fabián Ruperto - Lic. en Biología Orientación Zoología (UNLP)

Publicado el 23 DE JULIO DE 2019

Reflexiones epistemológicas de un grupo de estudiantes del Curso-Taller de Epistemología y Metodología de la Investigación Científica del Doctorado en Ciencias Biológicas (PROBIOL) de la UNCUYO.

Epistemología y Metodología de las Ciencias de la Vida

“Este bloque especial de ciencia está coordinado por Natalia Schroeder (IADIZA-CONICET) y Natalia Fischetti (INCIHUSA-CONICET). Surge del Curso-Taller Epistemología y Metodología de la Investigación Científica del Doctorado en Ciencias Biológicas (PROBIOL) de la UNCuyo y busca divulgar las reflexiones epistemológicas de las y los estudiantes acerca de sus investigaciones científicas”.

Segunda entrega:

Investigación Científica: diálogo de saberes

The true- bird show (Milagros Jefferies)

La ciencia en el contexto de los saberes (Emmanuel Ruperto)

Complejidad reproductiva (Rodolfo José Arias)

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Decir que los hombres y mujeres son contradictorios no es una novedad. Todos, antes o después, nos contradecimos de alguna manera. Todas las mañanas, salvo rarísimas excepciones (algún loco habrá), apenas uno se levanta de la cama al sonar el despertador contradice su acción con el deseo de renunciar al trabajo y dormir hasta el mediodía. Aunque la paradoja no es dominio exclusivo de la intimidad: la gente en los medios de comunicación, se sabe, ha llevado la contradicción a otro nivel.  Pero ésta alcanza su máxima expresión en el personaje de un libro que expone una versión divina de nuestro origen: el Creador omnipotente, en la Biblia. En la página 2 del libro “Dios vio que todo cuanto había hecho era muy bueno, y atardeció y amaneció: fue el día Sexto”. Tan solo 3 páginas después “Yavé (…) se arrepintió pues de haber creado al hombre, y se afligió su corazón. Dijo: borraré de la superficie de la tierra a esta humanidad que he creado”. La incoherencia del Creador se plasmó en un gran diluvio sobre la tierra, y al libro aún le restan 1.929 páginas de bipolarismo sagrado…

Pero nada de esto debería resultarnos extraño. Ni deberíamos despotricar en exceso contra una historia fabulosa. La contradicción es parte constitutiva de nuestra vida e identitaria de la humanidad y, por inducción, ha sido extendida esa particularidad a la figura del Creador del universo. Y así como para cualquier personaje en la trama de un libro, para cada individuo involucrado en su cultura, habrá siempre un bloque propio de contradicciones en pugna.

Gracias a Dios, la ciencia también se contradice

Entonces ¿Debemos renunciar a encontrar algún área, idea o creencia no contradictoria en la que podamos confiar indefinidamente?

Depende.

SÍ, en la medida que continuamente interpelemos a la realidad de manera crítica y permitamos que las interpretaciones externas interfieran con nuestra propia mirada.

Pero NO, si decidimos nunca invertir tiempo en indagar ideas ajenas o en hurgar periódicamente en nuestras propias creencias. Al hacer esto último, la zona de confort que ofrece la no-contradicción llegará rápidamente pero su mantenimiento implicará mucha necedad y majadería. Por el contrario, si atendemos a las contradicciones presentes en el discurso nos expondremos sin interrupción a un proceso de aprendizaje arduo pero fructífero. Dado tal panorama, se vuelve virtuoso quien asume sus cambios e incoherencias; quien se apropia de las inconsistencias como arma para expandir los límites de una idea o relato; y se vuelve mediocre quien las ignora y rehúsa al desafío que de ellas surgen.

Dice Ernesto Sábato “El auténtico espíritu libre está abierto a todas las posibilidades. Este espíritu debería ser la esencia del pensamiento científico…”.  Y por suerte, en los casos importantes, lo es. Los buenos hombres de ciencia son muy contradictorios.

Por ejemplo, si Darwin no hubiera contradicho a Cuvier y otros biólogos fijistas que sostenían que las especies eran inmutables a través del tiempo, hoy no contaríamos con una explicación coherente para entender nuestro origen humano. Y, en algún momento, cuando alguien proponga una concepción superadora de la teoría actual de la evolución, las buenas personas de ciencia continuarán haciendo su trabajo: contradirán. Así, si la nueva proposición es adecuada la adoptarán para avanzar en la producción de conocimiento. Si es inadecuada, la utilizarán como referencia de hacia donde no continuar trabajando. Sea como sea, el conocimiento científico avanzará, sin prisa pero sin pausa.

Consuma ciencia en dosis saludables

La diferencia más grande que existe entre el ámbito científico y el religioso está en el manejo de sus contradicciones. En el primer caso, éstas generan aperturas, nuevas líneas sobre las que pensar la realidad y el motor para dar nuevos pasos. Pero en el discurso religioso son sistemáticamente escondidas bajo la alfombra o justificadas con argumentos falaces, manteniendo estático un relato que se va progresivamente erosionando. Pese a esto, el científico como sujeto crítico considera (y si no, debería) la equivalencia entre el conocimiento producido por su campo y el producido por otras grandes áreas de la cultura como la religión, o el arte y la filosofía; y admite la indisoluble relación que existe entre ellas. Distingue, por ejemplo, que mientras que la ciencia puede dar una explicación acabada de los eventos biológicos involucrados, no puede sino el arte hacernos experimentar qué es la admiración. Dicho de otro modo, es por medio del arte que conocemos la admiración de manera empírica (qué es) y es por medio de la ciencia que conocemos sus mecanismos biológicos causales (por qué es). Puede reconocer, también, que la filosofía nos permite saber la razón por la que el hombre construye los relatos religiosos, pero solo la práctica religiosa nos puede hacer experimentar las cualidades de la Fe. Comprende, por lo tanto, que para entender de manera holista una realidad tan compleja es necesario, pero no suficiente, concentrarse en el conocimiento científico. Y atisba, un poco avergonzado, que conceder única y exclusivamente a la ciencia la autoridad de generar conocimiento válido es, pese a la paradoja, pensar de manera sesgada.

No es este un intento de desprestigiar la tarea de la ciencia, sino de reivindicar la pluralidad de formas de conocimiento. Si los científicos decidimos solo oírnos entre nosotros ignorando el aporte de otras áreas a la construcción de conocimiento; si no aceptamos el grado de arte que hay cada vez que imaginamos un modo en el que la naturaleza funciona; o si negamos la cuota de fe que hay detrás de toda construcción humana, habremos entrando en una zona de confort, quizás más amplia y difícil de percibir que otras, pero real y concreta. Una zona de confort perimetrada por altas murallas de conocimiento científico, que repelen todo intento de intromisión de las demás fuentes. Una zona desde la que se priva inútilmente a cada espacio de la cultura de su valor intrínseco para conocer la realidad.

Reflexiones epistemológicas de un grupo de estudiantes del Curso-Taller de Epistemología y Metodología de la Investigación Científica del Doctorado en Ciencias Biológicas (PROBIOL) de la UNCUYO.

Epistemología y Metodología de las Ciencias de la Vida

“Este bloque especial de ciencia está coordinado por Natalia Schroeder (IADIZA-CONICET) y Natalia Fischetti (INCIHUSA-CONICET). Surge del Curso-Taller Epistemología y Metodología de la Investigación Científica del Doctorado en Ciencias Biológicas (PROBIOL) de la UNCuyo y busca divulgar las reflexiones epistemológicas de las y los estudiantes acerca de sus investigaciones científicas”.

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