La Comisión Nacional de Energía Atómica: 73 años de ciencia y tecnología nuclear

Fue creada en 1950 con el objetivo de que la Argentina se convirtiera en un país de investigación y desarrollo en torno al uso pacífico y seguro de la energía nuclear. En la actualidad, construye proyectos de vanguardia, como los reactores CAREM y RA-10.

La Comisión Nacional de Energía Atómica: 73 años de ciencia y tecnología nuclear

El RA-1 de la CNEA, creado en 1958, sigue trabajando en proyectos de vanguardia ligados a la energía nuclear. Foto: Prensa

Ciencia y tecnología

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Publicado el 01 DE JUNIO DE 2023

La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) cumplió este 31 de mayo 73 años. En 1950 comenzó su trayectoria como organismo de referencia del desarrollo nuclear argentino y actor destacado dentro del sistema nacional de ciencia y técnica.

Fue creada por el Decreto 10936 del entonces presidente Juan Domingo Perón con el objetivo de que la Argentina se convirtiera en un país de investigación y desarrollo en torno al uso pacífico y seguro de la energía nuclear. En homenaje a su fundación, cada 31 de mayo también se celebra el Día Nacional de la Energía Atómica.

En pleno siglo XXI, la CNEA sigue siendo un referente mundial en materia de energía nuclear y sus aplicaciones; actualmente, construye proyectos de vanguardia, como el CAREM, un reactor modular pequeño para producir energía eléctrica; el reactor RA-10, que posicionará a la Argentina como uno de los principales países exportadores de radioisótopos para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades; también el Centro Argentino de Protonterapia, que será el primero de Latinoamérica en ofrecer una terapia de vanguardia contra el cáncer.

Las funciones que se le asignaron a la CNEA fueron las de "coordinar y estimular las investigaciones atómicas realizadas en el país; controlarlas; proponerle al Ejecutivo la adopción de previsiones para la defensa del país y de las personas contra los efectos de la radioactividad atómica, así como medidas para "asegurar el buen uso de la energía atómica en la actividad económica del país: medicina, industrias, transportes, etcétera".

La creación de la CNEA también sirvió para darle un marco administrativo y de seguimiento al proyecto fallido de Ronald Richter, que buscaba construir un reactor en la isla Huemul, en el lago Nahuel Huapi, en Bariloche. A partir del cierre del proyecto del científico austríaco, la CNEA comenzó a tomar vuelo propio: parte del equipamiento del Proyecto Huemul se trasladó a la Planta Nacional de Energía Atómica de Bariloche, creada en 1951 y que después se convertiría en el Centro Atómico Bariloche (CAB). Mientras tanto, José Antonio Balseiro planificó, junto con el físico Enrique Gaviola, crear un espacio para formar profesionales en física nuclear. La idea fue presentada a la CNEA y a la Universidad de Cuyo, que más adelante firmaron el convenio que enmarcó la fundación del Instituto Balseiro en 1955.

La CNEA comenzó a funcionar en 1953 y rápidamente se transformó en una institución líder en el desarrollo de la energía atómica

En ese mismo año, la CNEA y la Dirección Nacional de Energía Atómica se unieron en una misma institución. Para entonces, en la sede central del organismo ya funcionaba el primer sincrociclotrón de Latinoamérica, un acelerador de partículas que fue utilizado, entre otros, por el grupo de radioquímica responsable del descubrimiento de 20 radioisótopos.

En 1958 se sumó un nuevo hito: fue inaugurado el reactor experimental RA-1, el primero de la región, construido por científicos y especialistas argentinos, muchos de los cuales habían realizado el primer curso de reactores que se dictó en Bariloche. Los elementos combustibles fueron fabricados por el departamento de metalurgia de la CNEA, comandado por Jorge Sabato. El RA-1 aún funciona en el Centro Atómico Constituyentes, también inaugurado hace 65 años.

Casi una década después, en 1967, se sumó el Centro Atómico Ezeiza (CAE), donde opera el RA-3, principal productor de radioisótopos del país. Mientras tanto, en 1982, en el CAB comenzó a funcionar el RA-6, el primer reactor experimental del mundo diseñado para funcionar con uranio de bajo enriquecimiento. Fue construido por la empresa estatal rionegrina Invap, creada en 1976 a partir de un convenio entre el Gobierno de la provincia de Río Negro y la CNEA.

Fuente: Télam

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