Desfinanciamiento del Conicet: “Me parece un error gravísimo desde todo punto de vista”

Facundo Martín es investigador del Conicet en el Incihusa. Dirige, junto a otro especialista de la Universidad de Connecticut, el recientemente lanzado Laboratorio de Aguas Cuyanas. Dan su visión sobre la crisis en el sistema científico nacional, en particular, sobre los organismos que promueven investigaciones en ciencias sociales.

Desfinanciamiento del Conicet: "Me parece un error gravísimo desde todo punto de vista"

Facundo Martín, docente de la FFyL de la UNCUYO, está en Alemania investigando la transformación de los sistemas agroalimentarios. Foto: Prensa FFyL

Ciencia

Unidiversidad

Ezequiel Derhun

Publicado el 14 DE AGOSTO DE 2025

“No hay futuro sin ciencia”. La frase se repite en cada manifestación en defensa del sistema científico nacional, que tiene al Conicet a la cabeza. Desde que el presidente Javier Milei anunció en campaña que el principal organismo de la ciencia de Argentina estaba “¡afuera!” en su programa de ajuste del Estado, la tensión con el ecosistema científico ha ido escalando. Este 2025, con el presupuesto nacional reconducido desde 2023, la situación no se ha calmado y casi no hay señales de que mejore. En este contexto complejo, hay investigadores e investigadoras que buscan poner en valor sus trabajos y sus trayectorias para demostrar los beneficios de financiar la ciencia.

Uno de esos casos es el de Facundo Martín, investigador adjunto del Conicet que se desempeña en el Incihusa y es docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCUYO. Hoy está en Alemania, con una beca de investigación que otorga la Fundación Alexander von Humboldt. Uno de sus proyecto es el Laboratorio de Aguas, que codirige junto al investigador estadounidense Mark Healey, de la Universidad de Connecticut.

Aprovechamos el contacto que tuvieron con Universidad para una nota sobre el lanzamiento del Laboratorio de Aguas y le preguntamos qué observan en este escenario de desfinanciamiento por parte del Ejecutivo nacional. “Es importante mostrar la relevancia de la ciencia para la sociedad, la relevancia de las ciencias en general y, particularmente, de las ciencias sociales y humanas en el contexto de ajuste y de confrontación por parte del Gobierno nacional”, dijo Martín.

Mark Healey y Facundo Martín

Es que hay una mirada muy crítica por parte del Ejecutivo nacional sobre las ciencias sociales. El argumento es que hay escaso uso instrumental. Incluso, dejaron trascender que el Gobierno podría decidir, con el reparto discrecional de recursos, qué investigaciones son financiables y cuáles no.

Las ciencias sociales y humanas son las que están siendo más atacadas, fundamentalmente a partir de las nuevas plataformas y redes de comunicación. Entonces, me parece importante que la sociedad pueda entender un poco qué son las ciencias sociales y las humanidades, y de qué manera pueden contribuir a mejorar la calidad de vida de la sociedad, porque es la propia sociedad la que, finalmente, financia al sistema científico y educativo argentino”, comentó Martín.

Por su parte, Mark Healey afirmó: “El Conicet es y ha sido un valor fundamental para el desarrollo de la ciencia, la tecnología y el saber en la Argentina. Y está en peligro grave. Obviamente, ha pasado por épocas anteriores de recortes y penurias —yo recuerdo con mucha intensidad los años 90, cuando, como joven investigador norteamericano, prácticamente no tenía pares en el Conicet, porque casi no había ni becarios ni financiamiento—. Ese error se corrigió, quizás a veces de forma desprolija en las últimas décadas, pero ahora estamos frente a un escenario de recorte y casi destrucción de nuevo”.

Para Healey, si bien este “daño al país y a la ciencia” es un fenómeno muy particular de la Argentina, asistimos a “momentos muy insólitos a nivel global”. Para dar un ejemplo, habló de su país, Estados Unidos: “Trump (presidente de EE. UU.) ha lanzado un recorte y un ataque a las instituciones de la ciencia y a las universidades de una escala radicalmente mayor que en la Argentina. Si la Argentina decide emprender este camino de suicidio científico, no estará sola, aunque eso mismo sugiere la importancia de este momento para defender a la ciencia, la investigación y la posibilidad del progreso, del Sur al Norte”.

Volviendo a Martín, retomamos su visión sobre el Conicet y qué hacer ante esta coyuntura tan desafiante: “Me parece que, aunque estamos en una situación crítica, no hay quedarse quietos. Hay que ofrecerle a la sociedad casos, ejemplos e investigaciones de relevancia para que puedan entender por qué es importante que una sociedad, un país y un Estado financien, mantengan y mejoren un sistema público de investigación y educación”.

Breve radiografía del Conicet

Según la información oficial disponible en la web, actualmente se desempeñan en el organismo más de 11.800 investigadores e investigadoras, más de 10.300 becarios de doctorado y posdoctorado, más de 2800 técnicos y profesionales de apoyo a la investigación y aproximadamente 1400 administrativos. Trabajan distribuidos a lo largo del país, en 17 centros científico-tecnológicos (CCT), siete centros de investigaciones y transferencia (CIT), el Centro de Investigación Multidisciplinario, y más de 300 institutos y centros exclusivos del Conicet y de doble y triple dependencia con universidades nacionales y otras instituciones.

En Mendoza funciona uno de los 17 CCT. Creado en 2007 sobre las bases del Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CRICyT), actualmente tiene su sede central en el Parque General San Martín y está constituido por 10 institutos: Iadiza, Ianigla, Ibam, ICAI, ICB, Idevea, IHEM, Imbecu, Inahe e Incihusa. En siete de estos institutos, la UNCUYO tiene participación.

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