Ilustración científica: “La IA no va a reemplazar ni el talento ni el criterio humano”

Gran parte del conocimiento científico se ha transmitido históricamente de la mano del dibujo. Hoy, en el Laboratorio de Entomología del Iadiza-Conicet, Diego Miras dibuja, clasifica y etiqueta los insectos que recolectan las y los científicos. Este profesor en Biología nos cuenta cómo es estar todos los días en un universo de bichos.

Ilustración científica: "La IA no va a reemplazar ni el talento ni el criterio humano"

Diego Miras, egresado de la FCEN (UNCUYO), es profesor de Biología. Foto: Unidiversdad

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Ezequiel Derhun

Publicado el 25 DE SEPTIEMBRE DE 2025

En el Centro Científico y Tecnológico (CCT) de Mendoza, dentro de uno de los edificios donde funciona el Iadiza-Conicet, en una oficina del Laboratorio de Entomología, hay una atmósfera de silencio. Allí, Diego Miras, grafito en mano, termina con los últimos detalles, minúsculos, precisos, del dibujo de un arácnido. Como hacemos los seres humanos desde hace miles de años, dibuja para transmitir conocimiento.

Egresado de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNCUYO, Miras recibe a Unidiversidad en un alto en sus tareas diarias, que van más allá de la ilustración, pero eso lo iremos contando de a poco. Primero, le preguntamos por sus inicios, y cómo el dibujo y otras habilidades empezaron a ser parte de su vida al servicio de la ciencia.

“Yo soy profesor de grado universitario en Ciencias Básicas con orientación en Biología. Cuando egreso, surge la oportunidad de un concurso para cubrir un cargo de CPA, que es el personal de apoyo a la investigación. Por suerte, concurrí y quedé. Mi trabajo es encargarme del mantenimiento y conservación de la colección biológica”, cuenta Miras, y destaca: “La ilustración es algo que aprendí acá (CCT)”.

Entonces, hace una pausa para subrayar un dato insoslayable: quien le enseñó en sus primeros pasos en el mundo de la ilustración científica es Sergio Roig, investigador principal del Conicet y referencia ineludible en el mundo de la entomología. “Es el curador de la colección entomológica y es el jefe del laboratorio —dice Miras—. Con él aprendí sobre las técnicas de ilustración científica. Después hice un curso de especialización en Córdoba y ahí me entusiasmé. No era un requisito ser ilustrador para ingresar”.

¿Qué implica la ilustración científica?

Es plasmar en detalle los ejemplares que observamos en la naturaleza, pero manteniendo el rigor de las estructuras anatómicas, de la morfología. Yo puedo ver un "bicho" en el campo, dibujarlo a mano alzada y hacer un dibujo espectacular, pero eso es naturalista. No estoy tomando en cuenta dimensiones, el tamaño, el lugar donde lo estoy dibujando, porque no es lo mismo que sea de la puna o del monte. Entonces, se pueden captar detalles que muchas veces, hasta fotografiando, la cámara no capta. Por ejemplo, los pelitos, ciertas setas, algunas estructuras en las antenas, etcétera. La cámara muchas veces no lo capta y no se puede plasmar.

Entonces, decís que, aun con la tecnología que hay, ¿la mano humana puede mejorar al servicio de la ciencia?

Totalmente. Incluso, es un debate con todo lo que estamos viviendo con los avances tecnológicos, con la inteligencia artificial. Hoy, si uno quiere hacer cualquier cosa, va a la IA y le dice: "Dibujame tal cosa", pero la inteligencia artificial lo que hace es como un compilado de imágenes, no una creación propia. No va a reemplazar ni el talento ni el criterio humano porque los detalles mínimos de cuántos segmentos tienen las antenas, cuántos las patas, cuántos pelitos hay en cada antena, etcétera, todo eso es parte del criterio y de la observación del ser humano y del científico.

¿Qué gana el científico o la científica a la hora de poder tener un dibujo en la mano?

Claridad, es totalmente claridad. Hay estructuras en las que no solo se dibuja el bicho completo, sino también su anatomía interna, órganos, estructuras de huesos. Y no solo insectos, claro. Este trabajo se aplica en publicaciones científicas, en trabajos de anatomía, en libros escolares, en manuales para la facultad, porque uno abre un libro de ciencias naturales y se va a encontrar con dibujos. La ilustración tiene que ser clara y concisa para dar los detalles necesarios para entender qué es lo que estamos viendo. Por ahí, una foto puede generar hasta más confusión. En cambio, el dibujo, hasta un esquema con líneas, es una ilustración científica.

ilustración científicaMiras habla con Unidiversidad en el Laboratorio de Entomología. Foto: Unidiversidad

El camino del montaje: del trabajo de campo a la vitrina

La Colección Entomológica del Iadiza cuenta con alrededor de 300 mil ejemplares. En un lugar bajo el resguardo de las variables de temperatura, reposan centenas de colecciones de “bichitos”, de todos los tamaños y especies que habitan dentro de las fronteras cuyanas y más allá. La colección entomológica existe como tal desde 1995. En un balance de 2010, se contabilizaron 2500 especies. Hoy, el número de especies es más del doble y las distintas familias de coleópteros son las mejor representadas. Claro que la colección está al servicio de la investigación científica, pero también se utiliza para informes técnicos, cursos de posgrado (Evolución, Sistemática Filogenética, Biogeografía Histórica, Entomología en general) y también para realizar pericias entomológicas forenses para el Ministerio Público Fiscal de Mendoza (análisis de insectos en cadáveres o escenas de un crimen).

Queda claro que el trabajo en el Laboratorio es arduo y sistemático. Una parte fundamental es el montaje de insectos, y Miras lo explica así: “El montaje consiste en clavarle un alfiler al bicho en algunas partes específicas del cuerpo, solo uno en esa parte del cuerpo. Los distintos insectos tienen un punto donde se inserta el alfiler, porque es donde no se rompen y no se alteran las estructuras. Luego, acomodás las patitas, las antenas, para que queden de una manera natural. Después se deja secar. Acá los dejamos secar a temperatura ambiente porque tenemos la fortuna de que no hay humedad. En otros lugares más húmedos, se necesitan hornos de secados. Después, se les coloca la etiqueta con todos los datos, lo más preciso posible, y de ahí los pasamos 72 horas en freezer para descontaminarlos de cualquier plaga que pueda llegar a tener. Ahí sí, se pasa a la colección”.

ilustración científicaUna pequeña parte de la enorme colección biológica que hay en el Iadiza-Conicet. Foto: Unidiversidad

Según el especialista, tras la captura en el trabajo de campo, los bichos se matan con alcohol o con frío (algunos se congelan). Después viene el montaje que describió. Cabe una aclaración más, ya que hay distintos tipos de montaje: el montaje simple, con alfiler, y el montaje doble, que se utiliza con los insectos más chiquitos; pensemos, por ejemplo, en un mosquito. En ese caso, el espécimen se “pega” sobre un cartón/papel y luego sobre el alfiler, “no hay alfiler directamente sobre el bicho”.

Esa es la técnica base para iniciar una colección entomológica, pero después se abre otra puerta para dividir entre colección seca y colección húmeda. “La colección húmeda —continúa Miras— incluye la colección aracnológica. Los arácnidos no se montan, se conservan en alcohol, porque se desarman, son sumamente frágiles. Los arácnidos tienen en su cuerpo unas estructuras que se llaman tricobotrias, que son como unos pelitos; si se secan, el bicho los pierde. Y esos pelitos son importantísimos para identificar hasta especies. Entonces, se mantienen en alcohol”.

De la ciencia a la ilustración

Diego Miras afirma que son muy pocos los casos de personas dedicadas a la ilustración que terminan haciendo un trabajo científico, ya que es más bien un camino que se recorre al revés, como en su caso. De todas maneras, este egresado de la FCEN no es el único, hay varios ilustradores que han pasado por distintas dependencias de la sede del Conicet en Mendoza, no solo para eI Iadiza.

Algunos de los insectos que habitan suelo mendocino. Foto: Unidiversidad

La técnica, en su experiencia, es determinante. “Varían mucho —comenta—. Puntillismo, acuarela, carbonilla, grafito. Yo trabajo más que nada con grafito. La técnica también te va a ayudar según el ejemplar que vayas a hacer. Hay algunos que es mucho más fácil con determinadas técnicas, y otros que no. Yo creo que un gran desafío siempre son los pelos. Los pelos son algo que cuesta mucho. Hay una técnica que se llama scratching board, que es como dibujar en el negativo, que es sumamente útil”.

Por último, remarca: “Por más que uno no diga: ‘No, yo no soy ilustrador’, se termina apasionando y quiere probar. Yo creo que es importante animarse. Porque yo veía los dibujos que hacían acá y decía: ‘Es impresionante, yo no lo puedo hacer’. Sin embargo, uno empieza y, quizás, los primeros dibujos son medio fieros, pero uno va perfeccionando la técnica y se va animando. Y eso es importante”.

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