La cordillera de los Andes crece año a año y anticipa cambios en el clima de Mendoza
Los datos surgen de un estudio internacional, liderado por especialistas del Conicet, que logró reconstruir la historia del levantamiento de este cordón montañoso y las condiciones climáticas que había en su tramo central hace 65 millones de años.

El Aconcagua modeló (y sigue modelando) el clima de Mendoza
En las afueras de la ciudad de Mendoza, y más allá de la Reserva Natural Divisadero Largo, un equipo internacional de científicos, liderados por especialistas del Conicet, logró reconstruir cómo era el paisaje, las condiciones climáticas y la vida en la región cuando la cordillera de los Andes —sobre todo en su tramo central— apenas comenzaba a surgir, allá durante el período Paleógeno, una etapa aún poco conocida en la historia geológica andina. Lo impactante no solo es saber lo que ocurrió entonces, sino también lo que está ocurriendo ahora y cómo eso podría cambiar el régimen de lluvias y modificar el ecosistema mendocino.
El estudio, realizado por el geólogo Lucas Lothari, becario doctoral del Conicet e integrante del Grupo de Tectónica del Ianigla (Conicet-UNCUYO-Gobierno de Mendoza), en colaboración con investigadores de Alemania y Estados Unidos, permitió reconstruir de manera integral la historia del levantamiento del cordón montañoso y su evolución ambiental hace unos 65 millones de años, pero a su vez reveló otro dato: que la cordillera de los Andes —y el Aconcagua como su punto más alto— todavía continúa su proceso de elevación.
“Lo hace lentamente, entre cinco y seis milímetros por año. Para la gente es algo imperceptible, pero a nivel científico las consecuencias son potencialmente enormes”, resaltó el investigador y afirmó que esta elevación, como lo hizo hace 65 millones de años atrás, podría generar alteraciones en el clima provincial que agravarían los ya generados por la acción del hombre.
El geólogo Lucas Lothari, becario doctoral del Conicet e integrante del Grupo de Tectónica del Ianigla (Conicet-UNCUYO-Gobierno de Mendoza). Foto: Lucas Lothari
Un pasado húmedo
Según el investigador, las rocas estudiadas tienen entre 65 y 40 millones de años. Gracias a avanzados análisis isotópicos realizados en laboratorios de Alemania y EE.UU., el equipo logró establecer con precisión su antigüedad y vincularlas con fósiles de cocodrilos, tortugas y boas hallados previamente. Mendoza, entonces, era una llanura cálida y húmeda, con lagunas y pantanos.
“Hace 100 millones de años, la cordillera todavía no existía como la conocemos. Las montañas, incluido el Aconcagua, comenzaron a levantarse después. Por ejemplo, el océano Pacifico llegaba hasta donde está esta montaña (por el Aconcagua)”, explicó Lothari. El hallazgo de minerales, como el yeso, en capas superiores reveló que hubo un cambio climático drástico hacia los 50 millones de años: “El movimiento de las placas tectónicas, y su consecuente elevación de la cordillera, generó una liberación de metano. Esto causó que la temperatura aumentara unos cuatro grados y que la zona pasara de ser un humedal tropical a un ambiente árido”.
Esos cambios fueron solo un indicio de las consecuencias que trajo aparejado el levantamiento de la cordillera de los Andes. "A ese giro climático se le sumó la misma cordillera, la cual que se convirtió en una barrera que bloqueó los vientos húmedos del Pacífico, desencadenando una desertificación de lagos y dando forma al clima semiárido actual de Mendoza”, detalló el investigador del Conicet.
La cordillera de los Andes todavía continúa su proceso de elevación. Foto: Conicet.
Una transformación que podría repetirse
El impacto del levantamiento de la cordillera fue total. Conforme detalló el especialista, su presencia transformó el paisaje, redibujó las cuencas hídricas, modificó suelos, extinguió especies y generó nuevos ecosistemas.
Entre las consecuencias más relevantes, el científico destacó:
- Cambio en el régimen de lluvias: la barrera montañosa frenó los vientos del Pacífico, secando el este argentino y concentrando las precipitaciones en el lado chileno.
- Modificación de ecosistemas: desaparecieron selvas y humedales, y surgieron arbustales, jarillas y suelos salinos.
Asimismo, el investigador advirtió que lo que ocurrió en el pasado podría repetirse en el presente. “El cambio climático de hace 65 millones de años fue causado por la liberación masiva de metano, un análogo natural del calentamiento global actual. Saber cómo respondió la Tierra entonces nos permite anticipar posibles escenarios para hoy y mañana”, señaló.
El crecimiento milimétrico de los Andes, sumado a la pérdida de glaciares por el calentamiento global, ya está alterando los patrones de lluvia, temperatura y disponibilidad de agua. Según Lothari, una cordillera más alta acentuaría la sequía en el llano: “Una montaña más elevada retendría más humedad del lado chileno y enfría más el aire, generando condiciones más extremas. Ya vemos lluvias erráticas, temperaturas más elevadas y ríos con menos caudal”, señaló y agregó: “Este panorama plantea serios desafíos para Mendoza, desde la gestión de cuencas y reservorios hídricos hasta la adaptación de cultivos a un nuevo régimen climático”.
“El cambio climático de hace 65 millones de años fue causado por la liberación masiva de metano. Es un análogo natural del calentamiento global actual", afirmó Lothari.
Mientras la cordillera crece, la ciencia que la estudia se debilita
Más allá de los hallazgos geológicos, el trabajo de Lothari reveló una problemática profunda: la crisis en el sistema científico argentino. “Este estudio no se hizo en un laboratorio de lujo. Se hizo con esfuerzo, colaboración internacional y un compromiso inmenso. Pero hoy está en riesgo de desaparecer”, advirtió el geólogo.
Con los recortes al Conicet, la paralización del ingreso a la carrera de investigador y el éxodo de jóvenes científicos, el país podría perder la capacidad de interpretar su propia geografía y anticipar crisis futuras.
“El país necesita comprender su geografía profunda para enfrentar lo que viene. Estos estudios llevan décadas y no se hacen sin políticas de Estado. Si abandonamos la investigación, perdemos la brújula”, concluyó Lothari y remató: “Las rocas de la cordillera cuentan una historia de transformaciones titánicas que ocurrieron en el pasado. Pero también nos alertan sobre los cambios que se avecinan. Y lo hacen justo cuando quienes las estudian comienzan a quedarse sin voz, sin recursos y, cada vez más, sin país”.
aconcagua, cordillera de los andes, investigación, conicet, elevación, cambio climatico, ,

La droga "antiobesidad" es récord de ventas en Argentina
La semaglutida, más conocida por su nombre comercial Ozempic, ha ganado notoriedad en los últimos ...
18 DE JUNIO DE 2025

Por decreto degradaron al Instituto Nacional del Agua, un organismo clave para Mendoza
El Ejecutivo dispuso que el INA deje de ser un organismo descentralizado y pase a ser una unidad ...
18 DE JUNIO DE 2025

Otra vez el Gobierno busca modificar la ley que protege a los glaciares
Primero fue un rumor, que luego confirmaron fuentes oficiales al diario La Nación. La científica ...
18 DE JUNIO DE 2025