Mendoza Inmigrante

La profesora María Rosa Cozzani, titular de la cátedra Geografía de la Población en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCUYO e investigadora del CONICET dedicada al estudio de las corrientes migratorias internacionales, a través de una profunda entrevista, nos acerca al mapa de la  migración en nuestra provincia.

Mendoza Inmigrante

Foto: Axel Lloret.

Sociedad

Unidiversidad

Julieta Maferra

Publicado el 26 DE JULIO DE 2011

El ingreso de corrientes migratorias en nuestro país es una cuestión de larga data. Desde el inicio de la organización nacional recibimos inmigrantes limítrofes, proceso que continúa aún hoy. Sin embargo, estos flujos fueron superados por la enorme corriente migratoria europea que ingresó a Argentina a partir de la segunda mitad del siglo XIX, que prácticamente los invisibilizó hasta las últimas décadas, cuando nuevas dinámicas migratorias afectaron el territorio. En esta entrevista, la profesora e investigadora María Rosa Cozzani nos propone una amplia aproximación al escenario migratorio del país y particularmente de Mendoza.

- ¿Cuál es la situación migratoria en nuestra provincia?

No podemos pensar la migración internacional en  Mendoza fuera del marco de Argentina. Nuestro país fue desde la segunda mitad del siglo XIX un polo de atracción para inmigrantes europeos, inmigración que fue promovida ya que había grandes extensiones de tierra que debían ser incorporadas a la agricultura. Recordemos que Argentina, con una gran extensión de tierras libres buscaba delinear un modelo agroexportador, por lo tanto se necesitaban brazos para la agricultura. Los inmigrantes europeos vinieron a cubrir ese vacío en un momento en que las condiciones en sus países de origen no eran las mejores. Este gran ingreso de población europea relativizó el proceso de ingreso de inmigrantes limítrofes. Sin embargo, Argentina desde siempre fue atractiva para estos flujos, y a partir del censo 1991, la proporción de inmigrantes limítrofes fue superior a la de migrantes europeos. En los últimos años también se sumaron nuevas corrientes. Desde la década del 80 comienzan a ingresar taiwaneses, coreanos, rusos, ucranianos y fundamentalmente peruanos.

-¿Cómo se distribuyeron geográficamente estas migraciones?

La inmigración europea se concentra en la zona del Litoral, sin embargo hubo dos economías regionales que por sus características puntuales atrajeron al inmigrante europeo, estas fueron Mendoza y Tucumán. Mendoza por la vitivinicultura y Tucumán por la caña de azúcar. Además de esos dos polos, Córdoba que está en la zona pampeana.

La inmigración limítrofe, en cambio, presenta una distribución más equilibrada en relación con la proximidad de algunas regiones a los países de origen.

-¿Qué pasa con estos dos grandes tipos migratorios en la provincia?

Una vez que llegó el ferrocarril en 1885 comenzaron a ingresar inmigrantes europeos, especialmente italianos y españoles, que contribuyeron a modificar el perfil demográfico y productivo de la provincia. En cuanto a los inmigrantes limítrofes, siempre presentes en nuestro territorio desde la constitución de Argentina como país, la corriente principal era la originaria de Chile, a la que se fueron sumando ingresos de población boliviana, en relación con la necesidad de mano de obra agrícola en la provincia. El origen rural de la migración boliviana explica su inserción en Mendoza.

-¿Qué particularidades se dan en los últimos años?

La mayoría de los países están involucrados en este proceso que se llama globalización y que implica específicamente interconexión y difusión de cambios en todos los ámbitos. En este sentido, el mundo ha experimentado una gran transformación social que sin duda ha impactado sobre las migraciones internacionales. Por ejemplo, en cuanto al rol de la mujer ya no es tan desigual respecto al hombre, al menos en cuanto a propósitos no quizás a realidades. Lo cierto es que la posición de la mujer ha cambiado dentro a la familia, en relación con la educación. Ciertas prácticas se han contagiado mundialmente y han contribuido a modificar los comportamientos de una gran parte de la población del mundo. Los países menos desarrollados han incorporado el impacto de estas transformaciones. En ese marco de transformación social, Argentina y Mendoza particularmente comienzan a recibir también migración proveniente de países no limítrofes, específicamente de Perú.

-¿Qué mapa tenemos hoy de la inmigración en Mendoza?

Tenemos una fuerte presencia de inmigrantes bolivianos y peruanos, y cada vez menos chilenos, por cuanto las condiciones de su país han mejorado y hacen que ese grupo migratorio se vaya reduciendo año a año. Los inmigrantes europeos de la época de apogeo de la migración internacional se han integrado, sus rasgos culturales se han incorporado. Hoy es evidente la instalación de un nuevo tipo de inmigrante europeo relacionado con la vitivinicultura, como propietario de tierras, viñedos y bodegas. También de población coreana vinculada al comercio textil de la Ciudad de Mendoza. Las corrientes mayoritarias con origen en Bolivia provienen de zonas rurales, se trata de una migración tradicional, gente que en el campo boliviano no tiene trabajo y viene a trabajar el campo en Mendoza. La novedad es la corriente de migrantes peruanos que es, sobretodo, una corriente femenina, tiene todas las características de una migración internacional propia del mundo globalizado. Mientras la corriente de bolivianos es una migración rural-rural, la peruana proviene de las ciudades de las costas del Perú, de Lima hacia el norte, y es sobre todo población femenina. La corriente peruana en Argentina es femenina, no sólo porque son mujeres la mayoría de los migrantes, sino porque la iniciativa migratoria es femenina.

-¿Por qué se da este fenómeno?

Es una de las evidencias de los procesos de transformación social registrados en los últimos años. Las mujeres incorporadas a la educación, con buenos niveles de instrucción, buscan inserción laboral y demandan autonomía, cambian su tradicional rol familiar. Ellas no sólo son las que emigran sino que además toman la iniciativa de emigrar, generalmente en un contexto familiar, es un acuerdo. La migración femenina siempre ha existido, pero que sea tan predominante la iniciativa es revolucionario realmente. Imaginemos la transformación que significa no sólo para ellas sino para sus familias. La mujer que migra generalmente tiene hijos y ejerce su maternidad a distancia. Llegan a Argentina a insertarse en las cadenas de cuidado familiar, para cuidar niños, servicio doméstico, cocineras, etc. y dejan sus hijos a otras mujeres en el mismo lugar, ya que es menos frecuente que los varones se ocupen de sus hijos, las encargadas del cuidado son las cuñadas, abuelas, tías, hermanas. Otra característica de esta migración es que es móvil, no implica la búsqueda ni la necesidad de la radicación definitiva y por eso no hay reagrupamiento familiar, a diferencia de la población boliviana que se traslada junto al núcleo familiar. En este sentido la migración boliviana no se ajusta a las características de la migración internacional propia de la globalización. Por otra parte,  los lugares de origen de los inmigrantes peruanos instalados en Argentina y Mendoza, corresponden exactamente a los de los peruanos instalados en España e Italia, es decir, los lugares de origen son exactamente los mismos y se trata de una migración urbana-urbana.

-¿Cuál es la reacción de la sociedad mendocina frente a la inmigración latinoamericana?

Si actualmente preguntamos por los inmigrantes europeos, la gente nos respondería que son una maravilla, pero eso no es lo mismo que opinaba la sociedad mendocina cuando ellos llegaron. En general todos los grupos migratorios en el tiempo próximo a su ingreso registran un cierto rechazo por parte de la sociedad receptora porque son distintos. Empiezan a ser mirados con mayor condescendencia a medida que van integrándose. Cuando comienzan a dominar la lengua del país que los recibe, cuando incorporan hábitos de vida similares a los de la sociedad receptora, entonces automáticamente el rechazo se hace cada vez menor.

Para poder superar la intolerancia que existe con el inmigrante hay que apuntar a la educación. La actitud de respeto hacia los inmigrantes, la convivencia, se logra enseñando a ponerse en el lugar del otro, a compartir sus vivencias. Lograr que los chicos argentinos puedan vivir lo que vivió el inmigrante, los sabores, la música, todo lo que es propio al otro. Esa es la manera de entender de que el otro es igual que yo, que somos iguales seres humanos. En Europa le llaman “educación para la diversidad” y forma parte de los ciclos de escolaridad primaria.

-¿Cuál es la relación que existe entre movimientos migratorios y crisis?

Las condiciones de crisis son uno de los elementos fundamentales para que se decida la migración, pero esta no se decide solamente por razones expulsivas. Hay migraciones por carencia o exclusión de elementos necesarios para la subsistencia cotidiana y hay migraciones por insatisfacción con respecto a las posibilidades de progreso que ofrece el lugar de origen. Cuándo hay crisis se disparan los dos tipos de migraciones. La migración no tiene sólo una raíz expulsiva, depende de un balance que tiene en cuenta las condiciones de la sociedad de origen y las condiciones del lugar elegido para emigrar. La gente no se va solamente porque las cosas van mal. La migración es selectiva. Un autor dice: todos nacemos, todos morimos pero sólo algunos migran. Con la crisis del 2001 el 50 por ciento de la población estaba mal y se quería ir, pero no se fueron todos, se fueron algunos.

Es decir, no sólo las crisis definen la migración. Las migraciones internacionales propias del mundo contemporáneo, aceleradas, diversificadas, feminizadas, se inscriben en el marco de las transformaciones que han registrado en general la mayoría de las sociedades.